Brett Kinloch de 31 años falleció el pasado 11 de febrero a causa de un tumor cerebral que le fue detectado en 2015, pero logró cumplir su último deseo: conocer a su hija recién nacida.
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Mientras Brett luchaba por su vida en el Hospital Milton Keynes, su esposa Nicola estaba dando a luz a su tercera hija, a 32 kilómetros de distancia.
En entrevista con la BBC, la mujer expresó que su esposo aguantó hasta el último instante para poder conocer a la más pequeña de sus hijas.
“No hay ninguna duda al respecto, él la esperó. Sólo quería llegar allí, no había duda de que íbamos a lograrlo… La puse junto a su cara y la tendí junto a su brazo, cogí su mano y le acaricié el pelo”, compartió Nicola.
Brett se desempeñaba como maestro de educación física y había formado una hermosa familia junto a su esposa y sus dos hijas Freya y Ella, de 4 años y 18 meses.
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La pequeña Ariya nació en el Hospital Luton and Dunstable en medio de una dramática escena, pero Nicola agradeció el profesionalismo del equipo médico y la prontitud con la que fue atendida para conseguir reunirse con su esposo moribundo rápidamente.
“Fueron muy buenos al no retratar lo que estaba pasando; mi amigo me dijo que estaban hablando por teléfono al hospital en medio de lágrimas en la habitación contigua… Una partera me atendió, otra al bebé y mi madre fue a buscar el auto, subimos a la autopista y llegamos allí muy rápido”, explicó Nicola.
Kinloch también compartió que justo cuando entró en labor de parto la condición de su esposo se complicó por lo que lo tuvieron que trasladar al hospital, pero antes se despidieron con un tierno beso.
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