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¿Estás criando a un comedor emocional? Mantente alerta y toma precauciones

Dar cualquier tipo de golosina a los pequeños para remediar un problema emocional no es una solución conveniente y puede acarrear serias consecuencias.

Es muy común que como padres al ver a nuestros hijos pasar por alguna mala experiencia, sentirse desanimados o frustrados intentemos remediar la situación y en muchas ocasiones la comida es la manera de lograrlo.

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Dar una galleta, un helado o cualquier tipo de golosina a los pequeños para remediar un problema emocional no es una solución conveniente y puede acarrear serias consecuencias para el futuro.

De acuerdo con la revista Parents, al dar alimentos a los niños para calmarlos se están convirtiendo en comedores emocionales. Esto puede generar que coman en exceso o que dejen de comer, según sean las emociones que estén afrontando.

La ansiedad, el enojo y el aburrimiento por lo general provocan una manera de comer desmedida, mientras que la tristeza y el cansancio llevan al extremo de la inapetencia.

En un estudio citado por la publicación los investigadores observaron a 1,000 pares de gemelos idénticos y mellizos con 5 años de edad y pidieron a los padres que durante su desarrollo resolvieran a cuestionamientos como “mi hijo come más cuando”, “mi hijo come menos cuando se siente…”, entre otros, para determinar su patrón de alimentación.

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Gracias a esta observación los especialistas concluyeron que el modo de alimentarse no está ligado a factores genéticos, sino que es un comportamiento aprendido de los padres.

Existen mecanismo de afrontamiento saludables y que también pueden generar una sensación de alivio en los menores como realizar alguna actividad artística, algún deporte, escuchar música o simplemente jugar con la mascota.

Está en las manos de los padres encausar a los hijos hacia este tipo de comportamientos sanos para desahogar las emociones, pero también es necesario escucharlos y mostrarse comprensivo para validar sus sentimientos.

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