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8 consejos para lograr que tus hijos se alimenten bien

Muchos padres viven una batalla diaria con sus hijos ala hora de comer. ¡Aquí te damos algunos consejos para lograr que tu hijo se alimente bien!

Yo en realidad no comí vegetales hasta que tuve 17 años.

Aunque apreciaba la belleza en la colorida recompensa de la Madre Naturaleza, comer vegetales nunca me llamó la atención y mi mamá jamás me obligó a incluirlos en mi plato. Yo: “no me gustan”, que en realidad significaba: “no los quiero probar”, y mis papás estaban más interesados en llevar la fiesta en paz. 

Años después, cambié mi dieta y mi vida al convertirme en una nutriólogo que orienta a los padres de familia en cómo tratar con hijos difíciles. Es irónico, lo sé.

Mis propios hijos pasaron por diferentes etapas en su alimentación, por eso sé lo que se siente como papás el estar preocupados de que nuestros hijos no estén consumiendo suficiente proteína.

Hoy en día, mis hijos comen muy bien y les encanta cocinar e ir de compras, ¡y a los tuyos también les puede gustar! Aquí te comparto algunos de mis mejores trucos que pueden evitar que la mesa se convierta en un campo de batalla.

1. Eres el ejemplo perfecto para tus hijos: es importante que los padres den el ejemplo cuando están en la mesa. Si le haces el feo a las coles de Bruselas, no esperes que tu hijo de tres años les dé la bienvenida. Los niños seguirán tu comportamiento, pero también agradecerán tu honestidad y empatía.

Sé sincero y comparte tu estatus de melindroso diciendo algo como, “no sé si me gusten estos (el nombre de algún alimento) pero los voy a probar, voy a darle 2 mordidas, así que por qué no lo probamos juntos?”. Coméntale a tus hijos los beneficios de ese alimento en particular (el queso ayuda a fortalecer tus huesos como Superman) para ayudarlos a entender porqué vale la pena probarlos.

2. Haz que la compra de alimentos sea divertida: sí, es verdad que el llevar a tus hijos de compras a la tienda puede tomarte más tiempo, costarte más y te puede sacar canas, pero el supermercado es como un salón de clases enorme donde les puedes enseñar lecciones que les durarán toda la vida.

Con los niños más pequeños, intenta jugar juegos sencillos pidiéndoles que escojan los alimentos basados en colores, formas o alguna otra característica. Por ejemplo, elegir alimentos rojos o redondos les puede ayudar a los pequeños a verlos como algo divertido y no como algo que prefieran evitar. Para los más grandes, pídeles que comparen las etiquetas de ciertos productos para enseñarles como productos que parecen ser similares, pueden ser muy diferentes nutricionalmente.

3. Entrega el mandil: cocinar con tus hijos les da confianza en la cocina y los anima a jugar y a prepararse su propia comida. Algunos estudios han demostrado que los niños que cocinan son más propensos a probar lo que han preparado y se manejan mejor.

Dale a tus hijos tareas apropiadas para su edad, como batir. Con los mayores, compárteles una receta fácil de seguir y tu puedes jugar a ser el segundo chef para apoyarlos al explorar su propia creatividad.

De acuerdo con el portal The Kids Cook Monday, cocinar juntos también abre la oportunidad de conversar de manera natural acerca del impacto que tiene la elección de alimentos sanos en la salud y el medio ambiente. Puedo dar fe que el hecho de cocinar juntos solo un día de la semana puede ayudar a sembrar la semilla para una mejor alimentación a futuro, aún cuando tus hijos no vivan ya contigo. Si puedes y estás dispuesto a hacerlo, ese único día puede ser contagioso y convertirse en una rutina regular.

4. Endulza los vegetales: piensa “fuera del sartén” y añade algo dulce para complementar el sabor de ciertos vegetales. Por ejemplo, saltea arándanos secos, pica albaricoques secos o mezcla pasas con los tallos de broccoli para disminuir su sabor amargo. O agrega un poco de miel a las coles de Bruselas antes de asarlas. Añadir un toque dulce a los paladares jóvenes puede hacer de los vegetales un alimento mucho más deseable. No estoy sugiriendo que le pongamos cucharadas de azúcar o ingredientes dulces en grandes cantidades a la comida, pero toda mi familia disfruta de esta adición a los platillos de vegetales y la tuya también puede hacerlo.

5. Espolvorea algo de sabor: quita la sal de tus saleros y llénalos con mezclas de especias y sazonadores. Thai, marroquí, italiano o chiles ahumados, cualquiera de estas mezclas puede completar una comida con sabores que cada miembro de la familia puede agregarle, ayudándoles a explorar sus preferencias individuales en gustos y mejorar alimentos más sencillos.

6. Sé un poco tramposo: cuando uno de mis hijos se rehusaba a comer ensalada, tenía que ser creativa. Sabía que le encantaban las mandarinas así que le daba una para que la comiera, mientras que el resto de la familia comía una ensalada con gajos de mandarina. Con el tiempo, le ponía un poco de lechuga abajo de su fruta, luego un poco más, después le añadía una rebanada de jitomate… hasta que eventualmente se comía la ensalada igual que nosotros. Ahora él mide más de 6 pies y prepara sus propias ensaladas.

Yo sabía que no podía ser muy emocional y que debía tomar las cosas con calma y tener fe, que de esa manera poco a poco el introducir nuevos alimentos sería beneficioso. Es muy importante no incluir una porción de emociones en el proceso.

7. Siembra un jardín de vegetales: involucrar a los niños en la jardinería puede ayudar a incrementar el consumo de vegetales. Si no tienes el espacio suficiente para una huerta, invítalos a regar las hierbas que crecen en las macetas y repisas de las ventanas, puede ayudar a las plantas y a tus hijos a florecer al mismo tiempo que les enseña sobre la responsabilidad. De igual manera, una ensalada o cualquier otro platillo puede ser mucho más atractivo para tu niño si incluye la albahaca fresca o el perejil que ellos ayudaron a cultivar.

8. Siéntense juntos en la mesa: las familias que le dan importancia al sentarse en la mesa y comer todos juntos se benefician de maneras extraordinarias. Primero que nada, las comidas compartidas ayudan a los niños a comer mayor variedad de productos y ayuda a desarrollar mejores hábitos alimenticios en general. Pero lo más importante, los desayunos, almuerzos o cenas familiares le dan a todos la oportunidad de compartir mucho más que solo los alimentos al hablar de los acontecimientos del día.