Poco imaginaba Julie Fitzgerald que una simple e inocente foto como la que le tomó a su hijo Avery tendría tanta importancia.
Y es que resulta que tras tomarla se dio cuenta de que en uno de los ojos del pequeño, en vez de aparecer una mancha de color roja típica del flash, salía una de color blanco.
"Hace probablemente un par de meses me di cuenta de que cuando estaba mirando a Avery con cierta luz había algo en la parte posterior de su ojo", relató a la cadena ABC News.
Esta rareza llamó su atención, con lo que llevó al niño al médico donde confirmaron sus sospechas: el pequeño tenía cáncer.
Luego de que varios doctores examinaran al pequeño dijeron a la familia que Avery tenía "retinoblastoma", un tumor canceroso que se desarrolla en la retina.
El ojo del niño tuvo que ser removido ya que, lo que solo seis semanas antes eran simples tumores, se habían convertido en un cáncer en el ojo.
Avery, de tan solo dos años salvó su vida gracias a esta imagen y al instinto de su madre
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