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Una latina le encuentra un uso creativo a los aretes sin pareja y cambia la vida de los huérfanos

Una latina le encuentra un uso creativo a los aretes sin pareja y cambia la vida de los huérfanos

Por Kristina Puga

Cuando Denisse Montalván era estudiante universitaria en Dominguez Hills, Universidad Estatal de California, creaba y vendía joyas para ayudarse a pagar la matrícula y los libros.

A la edad de 34 años, ella es una profesional exitosa en relaciones públicas y tarde en la noche durante su tiempo libre o en sus fines de semana todavía hace joyas, aunque ahora el 100 por ciento de las ganancias las destina a llevarle manifestaciones artísticas y artesanales, fiesta por días feriados y suministros escolares a niños de cuatro orfanatos diferentes en América Latina.

Dos años atrás, Montalván convirtió su proyecto casero en uno sin fines de lucro llamado The Orphaned Earring, usando aretes sin pareja, aquel que queda cuando uno del par se pierde, y dándoles utilidad dentro de un brazalete de cuentas. Luego, ella vende el brazalete terminado a $10 cada uno.

“La gente siempre me dice ‘tengo todos esos aretes dispares y no sé qué hacer con ellos’”, dice Montalván, quién nació en Costa Rica y se crió en Nicaragua. “Ya yo estaba ayudando a un orfanato en Nicaragua, pero estaba gastando mucho”, confiesa.

Cuenta que se acababa de graduar y no tenía un empleo estable, por lo que esa ayuda le estaba costando mucho de su propio dinero.

“Saqué todo lo que tenía dentro mi joyero e hice mis dos primeros brazaletes de mis aretes dispares”, dice Montalván. “Un día esto me sacudió y pensé, ¿cuántas mujeres por ahí son como yo, que guardan sus aretes dispares? Estoy segura de que desearían donarlos. Los mismos necesitan una utilidad”.

Relata que por una sola vez hizo una aportación solidaria de casi $700 para comprar el material que necesitaba para hacer los brazaletes, tal como cuentas, cristales y cuerdas, pero desde entonces el negocio sin fines de lucro se ha ido sustentando por sí solo.

“La gente es tan generosa que me envían las joyas que ya no usan, dándome materiales suficientes para reponer mis cuentas”, dice Montalvan, quien ahora tiene dos asociados que la ayudan, basados también en el sur de California. “Si hubiésemos sido ricos, quizás el The Orphaned Earring no habría sido creativo. Nos forzó a encontrar una manera de hacer dinero para los niños. Puedo no tener el dinero efectivo para ayudarlos, pero tengo mi costumbre de trabajar duro y los deseos de ayudar”.

Desde sus inicios, The Orphaned Earring ha recaudado aproximadamente $5.000 y ha ayudado a alimentar alrededor de 30 niños al día en orfanatos de Colombia, Nicaragua, Guatemala y México.

“Todas sus historias son muy diferentes”, dice Montalván, quien visita una vez al mes el orfanato de Rosario, México, a tres horas de distancia en carro. “Algunos niños tienen padres, pero ellos no están aptos para criarlos. A una niña en Nicaragua la sacaron de su hogar porque la estaban usando como prostituta cuando contaba 9 años”.

Detalla que cada vez que un niño nuevo llega a un orfanato, alguien del equipo va a darle la bienvenida en persona.

“Personalmente le llevamos un obsequio y le decimos que lo estábamos esperando”, expresa Montalván. “Puedes ver cómo se iluminan sus rostros”, asegura.

Por primera vez, Montalván irá al orfanato de Nicaragua para su fiesta anual de verano el 22 de agosto, y el 28 de septiembre será la anfitriona de la tradicional fiesta de Quinceañera para seis adolescentes huérfanas de México.

“Me han criticado diciéndome que el dinero que recaudo debe ir a libros y educación, pero esto es parte de la estabilidad emocional”, expone Montalván. “Estamos pidiéndole a la gente que donen sus vestidos, zapatos de tacón y maquillaje”, agrega.

Cuenta que desea que estas muchachitas, que son excelentes estudiantes y actúan como hermanas de los huérfanos menores, se sientan especiales.

“Queremos asegurarnos de que sientan que existen personas que siempre piensan en ellas”, comenta.

“Algo tan simple como ‘me importas’ o ‘te quiero’ puede impactar sus vidas”, concluye.