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“Soy un inmigrante ilegal”. Este soldado estadounidense defiende la frontera de indocumentados como él

Forma parte del Ejército, pero evita a la Migra para que no le deporten. Así llegó este inmigrante indocumentado a formar parte del despliegue militar en la frontera mexicana.
Militares colocan alambre de espinos junto al Río Grande en la frontera mexicana en Texas el 16 de noviembre.
Militares colocan alambre de espinos junto al Río Grande en la frontera mexicana en Texas el 16 de noviembre. AP / AP

El Gobierno presidido por Donald Trump ha enviado a 5.400 soldados a proteger la frontera ante la llegada de miles de inmigrantes centroamericanos a Tijuana (México). Uno de estos militares es un indocumentado como aquellos de los que debe proteger al país, según informa el diario The Washington Post.

“Soy un inmigrante ilegal”, afirma este soldado, de origen chino, cuya identidad mantiene en secreto el diario por miedo a represalias por hablar con la prensa.

Sus tareas en la frontera no le obligan a tratar a menudo con los agentes migratorias, pero trata de evitarlos, admite, por miedo a que sepan que está en el país de forma ilegal.

Llegó al país hace una década, tras graduarse en la escuela, con un visado para asistir a la universidad en California. Decidió enrolarse en el Ejército por “una sensación de orgullo”, y lo logró mediante un programa (bautizado como MAVNI) que ofrecía un camino rápido hacia la naturalización a aquellos reclutas con habilidades especiales (hablar un idioma extranjero útil para los fines del Pentágono, como el chino mandarín, o tener conocimientos médicos).

Sin embargo, el programa avanzó tan lentamente que este inmigrante, como muchos otros, perdió su estatus legal antes de que el Pentágono pudiera arreglar su situación. En octubre de 2016, se convirtió en inmigrante indocumentado. Pero, en lugar de irse del país, se quedó trabajando como chófer de Lyft y esperando a que su reclutamiento militar concluyera, evitado en todo momento las zonas fronterizas e incluso tomar un avión.

En agosto de 2017, tras nueve meses evitando la deportación, al fin logró un permiso especial del Servicio de Inmigración y Ciudadanía (USCIS, en inglés), pero éste también expiró sin tener noticia del Ejército. Finalmente, el pasado mes de enero inició al fin su entrenamiento militar, pero sin ser naturalizado a cambio.

Ahora ha sido desplegado a la frontera, y sus padres, en China, temen que termine como los indocumentados centroamericanos gaseados por los agentes fronterizos. El refuerzo militar seguirá allí al menos hasta enero. Él tendrá que seguir evitando ser detenido por la Migra mientras defiende el país de inmigrantes como él.