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¿Se duplicarán los préstamos escolares para los estudiantes?

estudiantes a un lado de guerra por prestamos estudiantiles

Por Carlos Rajo/Columna de opinión

Similar a como sucedió hace un año, sólo que en ese momento en plena campaña electoral, el Presidente Obama se presentó de nuevo como un campeón y defensor de los millones de estudiantes para que no se dupliquen los préstamos universitarios como sucederá en un mes. 

“La educación superior no puede ser un lujo para unos pocos privilegiados”, señaló Obama en un evento en uno de los jardines de la Casa Blanca rodeado de jóvenes estudiantes. “Es una necesidad económica que cada familia debería de ser capaz de pagar, (algo) que cada persona joven con sueños y ambiciones debería de tener acceso”.

La razón oficial por la cual Obama tiene este encuentro con los estudiantes y de pronto se le ve tan preocupado por lo que pagarán de intereses los universitarios del futuro, tiene que ver según la Casa Blanca con algo que sucederá el próximo uno de julio. En esta fecha se doblarán las tasas de interés que se les cobrará a los estudiantes que vayan a la universidad por los préstamos que les da el gobierno: del 3.4% actual al 6.8%.

Lo mismo iba a suceder el año pasado, pero precisamente por caer el tema en medio de la campaña presidencial y habiendo Obama sabido sacar ventaja del asunto con infinidad de mítines y actos en diferentes universidades, consiguiendo poner al candidato republicano contra la pared, el Congreso acordó posponer  por un año el alza en las tasas de interés. 

Hoy se vuelve a la misma situación del 2012, sólo que en este caso con los republicanos acusando al presidente de estar tratando de sacar ventaja política en un tema en el que en principio la gran mayoría de gente estará de acuerdo: que no se suban las tasas de interés a los préstamos de estudiantes. 

El problema, según los republicanos, es que el tema es más complejo. No es el blanco y negro que quiere plantear el presidente. O el escenario de los buenos (Obama/demócratas) y los malos (republicanos en la Cámara Baja) en favor y en contra respectivamente de los estudiantes de escasos recursos.

“Nadie debe de ser engañado por el evento estilo campaña en la Casa Blanca”, señaló para el caso Mitch McConnel, el líder de los republicanos en el Senado. “Desafortunadamente, el presidente aparece más interesado en azuzar de manera innecesaria las divisiones partidistas en Washington que en ayudar a que los jóvenes estadounidenses eviten pagar más altas tasas de interés en sus préstamos”.

Más allá de quien tenga la razón, de si son los “malos” republicanos los culpables de que se incrementen las tasas de interés o de que Obama esté utilizando el tema para sacar ventaja política -por cierto, que bien cae el acto con los jóvenes para olvidar lo de los escándalos de la oficina de impuestos y demás que le quitan el sueño al presidente-, lo cierto es que el tema es más complejo. 

No sólo por la situación misma de las tasas de interés sino por algo aún más profundo: el debate o el dime que te diré entre Obama y sus rivales republicanos no toca ese elefante blanco en el cuarto de lo que es la educación universitaria en Estados Unidos, los ridículos costos. En promedio, $18.000 dólares al año en una universidad pública y $40.000 dólares en una privada (sin incluir comida y hospedaje).

Es cierto lo que dice el presidente de que si no se hace nada en las próximas semanas, el uno de julio se doblarán las tasas de interés en los préstamos universitarios. Pero esto no es la historia completa. 

Sucede que los republicanos han pasado un proyecto de ley en la Cámara Baja que evita que se dé este aumento doble en las tasas, aunque acepta un aumento un tanto menor. Obama por su lado tiene su propia propuesta y la diferencia con la de la Cámara no es muy grande. El punto es que como todo en Washington, es no sólo difícil ponerse de acuerdo, sino que nadie pierde oportunidad para golpear políticamente al adversario.

La propuesta de Obama establece que las tasas de interés para los préstamos futuros a los estudiantes estén basadas en dos factores: lo que dicta el mercado como pago de interés por los llamados bonos del Tesoro (factor que puede cambiar a cada momento y que ahora anda alrededor del 2%) más un interés extra del 0.93%. 

Así las cosas, si se aprobara la propuesta del presidente, un estudiante que reciba un préstamo para el próximo año escolar pagaría un 2,93% de interés. El punto clave es que esta tasa sería la misma por todo el tiempo que dure el préstamo (hasta que el estudiante lo pague). Pero hay algo más y esto lo problemático de la propuesta: no hay límite en el techo de la tasa. Es decir, si el mercado decide que lo que es ahora 2% para los bonos del Tesoro sea en un ano futuro un 8% o 9% esta será la tasa que se tomará como base (más el 0,93%) para los préstamos de ese año.

El proyecto de ley que ya aprobaron los republicanos se basa en los mismos dos factores que utiliza la propuesta del presidente, sólo que con un par de cosas distintas. El factor adicional será de 2,5% (a diferencia del 0,93% de la del presidente) y la tasa de los bonos del Tesoro será la que determine el mercado cada año. Es decir, si alguien presta hoy al 3% corre el riesgo de que el próximo año esta tasa sea por ejemplo del 4% o 5% (y su préstamo se modificará o podrá modificarse cada año hasta que lo pague). Sin embargo, a diferencia de la propuesta de Obama, esta de los republicanos pone un techo de 8,5% en la tasa.

“Si el presidente Obama y los demócratas en el Senado son serios en lo de buscar soluciones en el largo plazo al problema de las tasas de interés de los préstamos a los estudiantes, deberían de considerar inmediatamente y trabajar sobre las ideas de la ley”, señaló la congresista republicana de Carolina del Norte, Virginia Foxx, una de las autoras de la propuesta republicana.

No queda claro a qué se refiere la legisladora republicana con eso del “largo plazo”, pero lo que sí es cierto es que además de lo de los altos costos de la universidad que mencionamos y que ni demócratas ni republicanos parecen darse por enterados, está el problema de los préstamos mismos, es decir, de lo que se debe históricamente por estos préstamos. Nada menos que cerca de un trillón de dólares (en inglés, lo que es un millón de millones o un billón en español).

“No es algo inteligente y tampoco es justo”, señaló Obama sobre la propuesta republicana, añadiendo que debido a que la tasa se podrá modificar cada año, en teoría les podría costar más a los estudiantes. “Qué bueno que la Cámara Baja le haya puesto atención al tema, pero no lo hicieron de la manera correcta”, añadió el presidente. Obama preció a los estudiantes que aparecieron con él en la Casa Blanca, recordándoles que con su accionar han hecho que el Congreso actúe (el Senado dominado por los demócratas por cierto, no ha hecho nada sobre el tema).

Los republicanos por su lado, insistieron en que lo de Obama con los estudiantes fue puro “P.R. (relaciones públicas)”, un “acto de desesperación”, tal lo dicho por el vocero de John Boehner, el líder republicano en la Cámara Baja. Boehner mismo calificó lo de Obama como un espectáculo de “increíble cinismo”.

Independiente de los insultos, de quien tenga la razón, de si todo es juego político o lo que sea, el punto es que en todas las propuestas las proyecciones hablan de que los estudiantes no terminarán pagando más de un par de miles de dólares o algo más durante la vida de sus préstamos (diferencias sí, pero que no llevaran a nadie a la bancarrota). 

Lo triste e irresponsable sin embargo, -o típico de Washington dirá alguien-, es que la discusión ha ignorado ese elefante blanco del que hablamos: lo costoso que es ir a la Universidad y qué hacer para bajar esos precios. Ese es el tema que valdría la discusión, las agresiones verbales, el paso de leyes y los actos en los jardines de la Casa Blanca.