Por Rebecca Shabad y Julie Tsirkin - NBC News
WASHINGTON — La medicación infantil, los antibióticos y el tratamiento para el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) han escaseado en los últimos meses — y esta falta de fármacos no hace más que aumentar, según un nuevo informe que se publicará este miércoles.
De 2021 a 2022, la escasez de nuevos medicamentos aumentó casi un 30%, según el informe elaborado por los demócratas del Comité de Seguridad Nacional y Asuntos Gubernamentales del Senado.
“Estos desabastecimientos, que alcanzaron un máximo de 295 medicamentos individuales en escasez a finales de 2022, han dejado a los profesionales de la salud luchando con recursos limitados para tratar a los pacientes que lo necesitan”, se espera que diga el presidente del comité, Gary Peters, demócrata por Michigan, en su discurso de apertura en una audiencia que destacará los hallazgos del informe el miércoles.
Según el informe, la escasez se debe a factores económicos, a la dependencia de fuentes extranjeras y a la escasa visibilidad de la cadena de suministro farmacéutico.
“En conjunto, estas causas subyacentes no sólo plantean serias preocupaciones sobre la prestación de una atención adecuada a los pacientes, sino que también representan graves riesgos para la seguridad nacional”, dirá Peters, según este discurso preparado. La audiencia del miércoles está programada para las 10.30 de la mañana, hora del Este.
El informe de la comisión subraya que ni el Gobierno federal ni la industria farmacéutica tienen capacidad para evaluar toda la cadena de suministro, desde los materiales de partida hasta la dosis final y los compradores y proveedores. Muchos fabricantes de medicamentos se han trasladado al extranjero en las últimas décadas porque los Gobiernos extranjeros han ofrecido incentivos fiscales y logísticos, así como menos regulaciones, según el informe.
Según el informe, más de 15 medicamentos básicos para cuidados críticos han seguido escaseando durante más de una década, la mayoría de ellos inyectables, que tienen más del doble de probabilidades de sufrir escasez que otros medicamentos de administración oral o tópica. Casi un tercio de estos medicamentos críticos que escasean son antibióticos, utilizados para prevenir y tratar infecciones bacterianas.
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Según el informe, el propofol, un sedante inyectable estéril que los anestesistas suelen administrar a los pacientes antes de una intervención quirúrgica, escasea actualmente y “ha entrado y salido de la escasez” en los últimos 15 años. Esto se debió a retrasos en la fabricación, empresas que abandonaron el mercado y una demanda sin precedentes durante la pandemia de COVID-19.
Parte del problema radica en que entre el 90% y el 95% de los medicamentos genéricos inyectables estériles dependen de materiales de partida procedentes de China e India, según el informe, que cita a la Administración para la Preparación y Respuesta Estratégica, una agencia federal.
En su discurso de apertura, se espera que Peters diga que la excesiva dependencia de EE.UU. de proveedores extranjeros, especialmente los chinos, “sigue siendo un riesgo inaceptable para la seguridad nacional”.
Esta escasez de medicamentos ha provocado retrasos en el tratamiento de los pacientes, que los proveedores recurran a tratamientos sustitutivos a veces menos eficaces, y errores de medicación. Algunos pacientes, incluidos los que padecen cáncer, se han enfrentado a la falta de medicamentos alternativos.
Peters advierte de que, debido a la falta de supervisión de la cadena de suministro por parte del Gobierno federal y al limitado intercambio de datos entre éste y la industria farmacéutica, organismos como la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés) no pueden predecir adecuadamente la escasez de fármacos.
La comisión recomienda que el Congreso exija a los departamentos de Defensa, Seguridad Nacional y Sanidad y Servicios Sociales que lleven a cabo evaluaciones del riesgo de desabastecimiento de medicamentos en la cadena de suministro e identifiquen posibles problemas de seguridad nacional.
Peters está trabajando en legislación para hacer realidad otras recomendaciones del informe. Entre ellas, invertir en la fabricación nacional, exigir a los fabricantes que informen de un aumento de la demanda o de restricciones a la exportación, y animar a la FDA a desarrollar una base de datos que facilite a la agencia el seguimiento de los materiales utilizados en el proceso de la cadena de suministro.