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Un estudio vincula el aumento de casos de eccema a sustancias que están en el aire

El humo que sale de los tubos de escape de los autos y sustancias que se usan para fabricar productos como colchones explicarían el incremento de pacientes con este problema cutáneo desde la infancia.
Médicos en un hospital de Francia examinan a un bebé con eccema.
Médicos en un hospital de Francia examinan a un bebé con eccema.BSIP / Universal Images Group vía Getty Images

Por Erika Edwards - NBC News

Las sustancias químicas que emanan de los tubos de escape de los vehículos y que se utilizan para fabricar diversos productos comunes -desde elastano hasta colchones de espuma viscoelástica- podrían causar eccema en la infancia, según una investigación de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés).

"Tenemos datos sólidos que establecen que es muy probable que los contaminantes estén detrás del aumento de los casos de dermatitis atópica", afirmó el doctor Ian Myles, jefe de la Unidad de Investigación Epitelial del Laboratorio de Inmunología Clínica y Microbiología del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas. (Apunte: participé en un ensayo clínico dirigido por Myles en 2018).

Médicos en un hospital de Francia examinan a un bebé con eccema.
Médicos en un hospital de Francia examinan a un bebé con eccema.BSIP / Universal Images Group vía Getty Images

La dermatitis atópica, más comúnmente conocida como eccema, es una afección cutánea inflamatoria y con un increíble picor que afecta a 31.6 millones de personas en Estados Unidos. Casi siempre comienza en el primer año de vida, y alcanza su punto máximo en la primera infancia, según la Asociación Nacional de Eccema. Los alérgenos, como los animales domésticos, los perfumes, los tintes y los alimentos, pueden provocar un brote inesperado, incluso en adultos.

Las causas del eccema han sido un misterio. La genética desempeña un papel importante, pero la incidencia del eccema se ha multiplicado por dos o tres en los países industrializados desde la década de 1970, por lo que los expertos están convencidos de que algo en el medio ambiente está detrás de este espectacular aumento.

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Myles y su equipo buscaron explicaciones a esta erupción en la piel en clínicas de todo el país donde trataban a un gran número de pacientes con eccema- y estudiaron las toxinas del entorno. Descubrieron que las sustancias químicas más frecuentes eran los diisocianatos y los isocianatos.

Los diisocianatos se utilizan en el proceso de fabricación de muchos productos de poliuretano, como adhesivos, espumas flexibles, moquetas y tejidos elásticos o resistentes a la intemperie.

Aparte de la exposición de los trabajadores de las fábricas, la Agencia para el Registro de Sustancias Tóxicas y Enfermedades, que forma parte de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) afirman que es improbable que las sustancias químicas sean tóxicas en los productos de poliuretano, siempre que el fabricante los haya curado o secado adecuadamente.

Pero son los gases de escape de los vehículos modernos los que pueden haber disparado las tasas de eccema en los últimos 50 años.

Los catalizadores eliminan muchas de las sustancias químicas nocivas de la gasolina, pero en ese proceso producen isocianatos como subproducto. Los catalizadores empezaron a ser obligatorios en todos los vehículos de Estados Unidos en 1975, coincidiendo con el inicio del aumento de los casos de eccema.

Los resultados se publicaron en Science Advances en enero.

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La doctora Jessica Hui, alergóloga e inmunóloga pediátrica del National Jewish Health de Denver, calificó la investigación de “emocionante”. “Creo que estos autores dan en el clavo al reconocer que la incidencia de las afecciones alérgicas aumenta al mismo tiempo que aumentan los distintos contaminantes en nuestro medio ambiente”, manifestó Hui. “Por fin entendemos mejor por qué la gente tiene eccemas”.

El equipo de los NIH no se limitó a relacionar los diisocianatos e isocianatos con los focos de eccema. Llevaron las sustancias químicas a su laboratorio y, utilizando ratones y cultivos bacterianos, descubrieron que afectan directamente al microbioma de la piel de dos maneras. Obligan a las bacterias sanas y protectoras a dejar de producir aceites que hidratan la piel. Y “mientras lo hacen, también activan un receptor específico de la piel, enviando señales al cerebro para inducir picor e inflamación”, explicó Myles.

Demostrar que las sustancias químicas provocan reacciones de dermatitis atóptica en la piel podría ayudar a encontrar nuevos tratamientos.

El equipo de investigación estudió posteriormente si la pulverización de un tipo de bacteria saludable llamada Roseomonas mucosa sobre la piel de una persona reduciría los brotes de eccema. Estas bacterias se encuentran en el microbioma de personas sanas que no padecen eccema.

El estudio halló que la mayoría de las personas experimentaban una mejora modesta y sostenida. El efecto era aún más espectacular si esas personas vivían en zonas donde los niveles de diisocianato eran más elevados.

¿Qué pueden hacer las personas propensas a sufrir brotes de eccema?

Evitar los gases de escape de los autos e incluso la gran variedad de productos que contienen poliuretano no es razonable para la mayoría de las personas.

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“Es un estudio muy interesante, pero no tenemos pruebas de que se pueda hacer algo” para reducir la exposición a los diisocianatos e isocianatos, afirmó el doctor Peck Ong, alergólogo e inmunólogo pediátrico del Hospital Infantil de Los Ángeles.

“Mucho de esto está fuera de nuestro control. No se pueden cerrar las autopistas”, dijo Myles.

Es posible que algunos sistemas de filtración de aire puedan eliminar los diisocianatos e isocianatos. Según Myles, es necesario investigar cuáles podrían hacerlo de forma eficaz para reducir los riesgos de eccema.