El número de casos acumulados de viruela del mono se ha más que duplicado en el condado de Los Ángeles en las últimas dos semanas mientras funcionarios locales intentan rastrear mejor el virus y ampliar las campañas de vacunación en las comunidades más vulnerables.
Se han reportado 1,105 casos en todo el condado hasta el viernes, según datos del Departamento de Salud Pública (lo cual incluye Long Beach y Pasadena).
Casi la mitad de las personas infectadas en Los Ángeles, el 46%, tiene entre 30 y 39 años. Del resto, el 23% tienen de 18 a 29 y el 21% de 40 a 49. En tanto que el 98% son hombres y el 82% se identifica como LGBQ+, según datos oficiales.
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La enfermedad se caracteriza por síntomas como reacciones y lesiones en la piel, que pueden parecer granos, bultos o ampollas, y se propaga principalmente a través del contacto prolongado de piel con piel con esas lesiones, que pueden estar en lugares difíciles de ver o confundirse con otros problemas de la piel. Las lesiones pueden aparecer primero en el área genital y el recto antes de extenderse a otras partes del cuerpo.
En los últimos meses se han difundido múltiples mitos y bulos, y expertos han tenido que aclarar que si bien se observan más casos en hombres que tienen sexo con hombres, cualquier persona, sin importar el género u orientación sexual, puede contagiarse. Algunas personas pueden confundir también las primeras lesiones con otras infecciones como sarna o herpes.
Entre todos los grupos raciales y étnicos, los latinos reúnen el 38% de los casos. Aunque este número parece elevado, se debe tener en cuenta que los hispanos representan el 49% de la población, según datos del Censo. Del resto de los contagiados, el 32% se identifican como blancos, el 12% como negros o afro-estadounidenses, el 7% como Indio americano o nativo de Alaska y el 4% como asiáticos.
“Aunque los casos están aumentando en el condado de Los Ángeles, el riesgo de infección en la población general sigue siendo muy bajo”, dijo el doctor Muntu Davis, funcionario de salud del condado, durante una sesión informativa el jueves, según Los Angeles Times.
Los primeros casos de este brote se detectaron en mayo de 2022. Hasta principios de agosto, se reportaban casi 30,000 en 88 países del mundo, y 7,510 de ellos en Estados Unidos, que declaró la enfermedad como una emergencia de salud pública en agosto, cuando se superaron los 6,600 casos en todo el país.
La enfermedad puede ser bastante dolorosa, pero rara vez es fatal: a nivel mundial, ha habido cinco muertes en el brote, ninguna de las cuales ha sido en Estados Unidos.
Una cuarta parte de los casos en el país ha sido detectada en Nueva York, que declaró el estado de emergencia a finales de julio. Después, le siguieron California e Illinois.
Dos dosis para hacer frente al virus
Existen vacunas ante esta enfermedad y las medidas de prevención contra el COVID-19 también funcionan. El condado de Los Ángeles ha informado que se recibieron 72,190 dosis de la vacuna contra la viruela por parte del Gobierno federal para responder al brote. La mayoría de estas dosis ya han sido distribuidas en los sitios de vacunación públicos y comunitarios u hospitalarios. Se administraron más de 41,150 hasta el viernes.
Michael Harper, quien se recuperó recientemente del virus, describió los síntomas como leves. “Tenía fiebre de 104°. Eso fue lo peor”, dijo Harper a la cadena local KLTA. Aunque él recibió la vacuna, y cree que eso ayudó.
Otros no han tenido tanta suerte: aquellos que no pudieron recibir la vacuna han descrito lesiones dolorosas en la cara, las manos, el recto y los genitales.
La vacuna consta de dos dosis. Las personas son elegibles para su segunda inyección 28 días después de la primera y se consideran completamente vacunadas dos semanas después de la segunda.
Las personas elegibles para la vacuna en el condado de Los Ángeles incluyen hombres homosexuales o bisexuales y personas transgénero que han tenido parejas sexuales múltiples o anónimas en los últimos 14 días. Los residentes inmunocomprometidos, incluidos aquellos con infección por VIH avanzada o controlada, tienen prioridad para la inmunización.
Los datos de campañas realizadas en África sugieren que la vacuna Jynneos es al menos un 85% efectiva para prevenir la viruela. Como no es 100% efectiva, los funcionarios de salud aún recomiendan tomar medidas para disminuir el riesgo de infección. Si hay un contagio, de todas formas, "con suerte, hará que la infección sea menos grave", dijo Davis.
Qué nos dicen las aguas residuales
Las pruebas de aguas residuales, que continúan siendo útiles para estimar la propagación del coronavirus, ahora también se emplean para rastrear la viruela del mono.
A fines de junio, aproximadamente un mes después de que se confirmara el primer caso de California, se detectó ADN de viruela en aguas residuales en San Francisco, según la coalición WastewaterSCAN, un grupo de científicos que ha estado analizando las aguas residuales para detectar el coronavirus desde 2020. También se ha detectado en las aguas residuales del condado de Los Ángeles.
Lo que se recomienda ante una infección
El Departamento de Salud Pública de California publicó esta semana una guía actualizada que recomienda que las personas con un caso confirmado o sospechoso de viruela del mono deben aislarse en casa hasta que se haya descartado la infección o sus lesiones hayan sanado por completo, se haya formado una nueva capa de piel y hayan ha estado libre de otros síntomas durante al menos 48 horas.
Los residentes pueden reanudar actividades, de modo limitado y aquellas que sean de menor riesgo, si no han tenido fiebre, síntomas respiratorios o lesiones nuevas durante al menos 48 horas y cuando cualquier lesión, como las de la cara, esté completamente curada.
De lo contrario, los residentes tendrían que vendar o cubrir cualquier lesión que no haya cicatrizado, usar una máscara que les quede bien cuando estén cerca de otras personas; y evitar entornos concurridos, compartir toallas u objetos personales, y evitar el contacto directo piel con piel.
También hay recomendaciones de higiene y distancia personal similares a las del COVID-19 para evitar la propagación del virus.