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Los problemas de salud mental se agudizan debido a la pandemia. Pero los recursos para tratarla son escasos

Antes de la pandemia, el 38% de los adultos ya no podían recibir el tratamiento adecuado para sus problemas de salud mental, según Mental Health America. Si las cifras continúan aumentando, la enfermedad mental podría convertirse en una patología preexistente común.
Salud mental.
La pandemia de coronavirus y sus consecuencias están afectado de manera severa la salud mental de muchos estadounidenses.Chelsea Stahl / NBC News

Por Doha Madani - NBC News

Maryorie Delgado, de 23 años, estudiante de último año en la Universidad Brigham Young, siempre se ha considerado una persona emocionalmente fuerte, pero comenzó a sentirse agobiada durante los primeros días de la pandemia del coronavirus.

Delgado se mudó a Estados Unidos con su familia desde Perú cuando tenía 8 años. Y no se dedica solo a estudiar: ayuda a sus padres con sus negocios familiares, a traducir y con los papeles sobre inmigración de su hermano además de sus estudios. Es mucho para que cualquier joven, pero Delgado estaba segura de poder con todo. Entonces llegó la pandemia.

Hace unos meses, la familia tuvo que cerrar su negocio debido a las restricciones sanitarias, al mismo tiempo que se toparon con un obstáculo en en el procedimiento de inmigración de su hermano. Sentía que el mundo se acababa.

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“Perdí el equilibrio y perdí el ritmo que tenía”, recuerda Delgado. “Fue difícil sentir esa ansiedad durante ese tiempo, porque sentí que me había apoderado. Así que fue realmente estresante pensar que no podría controlarlo".

En un año de más de 300,000 muertes por una pandemia, inseguridad laboral, una crisis de desalojos venidera y nuevas perspectivas respecto a la injusticia racial, la salud mental se ha convertido en el discurso público en todo el país.

Los políticos han implementado nuevas estrategias para reconocer las disparidades en la calidad de la atención para las personas que buscan proveedores de salud y han intentado abordar la salud mental a través de nuevas políticas.

Colorado lanzó su Grupo de Trabajo de Salud Mental en abril de 2019 y desde entonces ha impulsado un "plan de reforma" para mejorar las infraestructuras de atención de salud mental en el estado.

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El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, anunció en octubre nuevas regulaciones para garantizar la paridad para la cobertura de salud mental que entrará en vigencia a finales de este año. Y en abril, un grupo de senadores estadounidenses envió una carta a los líderes del Congreso pidiéndoles que aborden las disparidades en la atención y la escasez de proveedores de salud mental.

Aunque se han hecho estos reconocimientos, quedan dudas sobre si los sistemas cambiarán lo suficiente como para normalizar la atención de salud mental después de un año tan traumático para toda la población.

En junio, se estimaba que el 40% de los adultos de EE. UU. revelaron sufrir problemas de salud mental o de abuso de sustancias, según un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) publicado en agosto. La ansiedad aumentó por tres en adultos y los sentimientos de depresión por cuatro en comparación con la misma época del año anterior, según los CDC.

Antes de la pandemia, el 38% de los adultos ya no podían recibir el tratamiento adecuado para sus problemas de salud mental, según Mental Health America. Si el número de adultos con ansiedad y depresión continúa aumentando, la enfermedad mental podría convertirse en una patología preexistente común, según la organización Kaiser Family Foundation en un informe de octubre.

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Algunas de estas personas exhiben sentimientos normales causados ​​por circunstancias estresantes, pero ciertamente hay un grupo de personas que enfrentarán las consecuencias a largo plazo del trauma, según Rachel Garfield, codirectora del Programa de Medicaid.

"Hay un subconjunto de esas personas que experimentarán una especie de enfermedad mental clínicamente diagnosticable", afirmó Garfield. "Esto derivará en un trastorno depresivo mayor, trastorno de ansiedad y cosas por el estilo, que es algo ligeramente diferente a mostrar que me siento ansioso", explicó.

Todavía hay muchas incógnitas sobre cómo 2020 afectará a los ciudadanos a largo plazo, pero es probable que haya una tensión en la industria de la salud mental que ya estaba al límite para atender a todas las personas que enfrentan trastornos emocionales, según Garfield.

El año pasado, Delgado comenzó sacarle partido a un programa de consejería escolar que le permitió ver a un terapeuta, pero cuando se mudó temporalmente fuera del estado, ya no pudo continuar la terapia durante la pandemia debido a problemas de licencia.

Al menos pudo aprovechar las herramientas que le aportaron en sus sesiones para calmarse, ajustar su perspectiva y controlar su ansiedad.

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“Mi terapeuta me enfocó en ejercicios de respiración, dormir bien y en cuidarme”, contó Delgado. “Y siento que eso me ha enseñado mucho y me ha hecho mucho bien mentalmente, una mayor estabilidad porque he aprendido a cuidarme. Y eso es algo que siento que mi terapeuta me ayudó a entender", añadió.

Pero Delgado no podrá ver a su terapeuta proporcionado por la escuela después de graduarse en unas pocas semanas, y desconoce muchas herramientas que le permitirían continuar con la terapia después. Desearía que durante la pandemia hubiera más programas dirigidos a las comunidades minoritarias, como su propia comunidad latina, para ayudarlas a acceder a los programas de salud mental.

“Comprendí el poder de la psicología y cómo eso puede ayudarte a cambiar y convertirte en una mejor persona”, asintió Delgado. "Solo desearía que más personas se dieran cuenta de eso, incluso si piensan que es muy fuerte emocionalmente... todavía pueden obtener ayuda", recordó.

Los niños también pueden verse afectados

Un área en la que Garfield siente que no se ha prestado tanta atención es la salud mental de los niños, porque los datos sobre ellos pueden ser difíciles de recopilar y la mayoría reciben sus servicios a través de la escuela.

"Es otra cosa que se está descuidando, porque es otro desafío", señaló Garfield. “Creo que probablemente hay una necesidad aún mayor de la que estamos viendo ahora porque los niños tienen la experiencia de un adulto para deci: 'Reconozco esto como un síntoma de X, Y o Z”.

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Existe una creencia generalizada de que los niños y adolescentes "también están sufriendo mucho en su salud conductual", añadió Garfield.

JuanJose Martínez, de 19 años, tuvo que dejar su trabajo como guardia de seguridad para convertirse en padre a tiempo completo de cuatro de sus hermanos después de que su madre muriera a causa del coronavirus en agosto. La familia ha seguido recaudando dinero para poder pagar más que solo las necesidades básicas, a través de la plataforma en línea de micromecenazgo GoFundMe y otro apoyo familiar.

Sus días son un no parar, desde que despierta a sus hermanos por la mañana para ir a la escuela, asegurarse de que coman a sus horas, ayudar con las tareas y acostarse a una hora adecuada. Para los hermanos, que tienen entre 7 y 15 años, ha sido "una transición difícil", asegura Martínez.

"Solo les digo a mis hermanos que siempre estaré ahí para ellos. Y no voy a dejar que les pase nada", aseguró.

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Después de la muerte de su madre en agosto, Martínez dijo que la familia recibió ofertas de asesoramiento a través de las escuelas de los niños. Algo que no ha dejado de considerar. Su hermana adolescente ha podido recibir terapia a través de su escuela y le ha servido para salir adelante.

Martínez, que también se enfermó y aún se está recuperando de los efectos de una neumonía, contó que ha tratado de darles a sus hermanos espacio para compartir sus sentimientos tras la muerte de su madre.

"Siento que eso simplemente hay que dejarlo salir. Esas cosas que se han retenido y no se han podido sacar. Lo veo como si tuviéramos nuestras propias pequeñas sesiones de terapia entre nosotros", relató.

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La telesalud podría aumentar el acceso

Yuki Yamazaki, una consejera de salud mental con licencia que trabaja en el sector privado y está trabajando en su doctorado, ha aprendido mucho sobre sí misma y sus clientes este año mientras continúa tratando pacientes.

Durante este tiempo ha visto pacientes que ya habían hecho terapia y otros que son completamente nuevos en el proceso. 

“Creo que la gente es mucho más fuerte de lo que pensaba y que pensó que no podría superar esto.Ya sea que me estén hablando de ansiedad, depresión o soledad, la gente lo ha logrado, la gente lo ha superado", señaló.

Ha habido problemas nuevos e interesantes que han comenzado a surgir para Yamazaki mientras escuchaba y trataba con pacientes. También ha logrado establecer relaciones sólidas a través de sesiones en línea.

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"Este tipo de método de telesalud para prestar servicios de salud mental es realmente funcional. Puedo ver a mucha más gente y puedo construir relaciones de esta manera digital", dijo Yamazaki.

Yamazaki ha visto un aumento en la demanda a través de su ordenador. Su bandeja de entrada se ha inundado de solicitudes de nuevos clientes, que la terapeuta con sede en Nueva York ha tenido que rechazar de mala gana. Y está claro por los correos electrónicos que ha recibido que ella no es la primera persona que rechaza a algunos de los clientes que la escriben.

"Muchos me dice: 'No soy la primera persona con la que me comunico' o 'Estoy seguro de que estás recibiendo muchos correos electrónicos en este momento', explicó Yamazaki. “Pero no hay disponibilidad y necesitamos más personas que brinden servicios", afirmó.

Aunque las protecciones federales exigen que los proveedores de seguros ofrezcan paridad entre los servicios médicos y de salud mental, el sistema a veces puede obstaculizar el camino. Una serie de cuestiones, como las políticas de reembolso de pagos y los requisitos de licencia que cambian de un estado a otro, a menudo crean barreras entre los pacientes y la atención.

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Un área en la que esto ha prevalecido es con los jóvenes que se mudan, ya sea a la escuela o de regreso a casa con sus padres, y pierden el acceso a la atención de un terapeuta con el que ya habían establecido una relación.

“Se siente como una gran exigencia para las personas que se comprometan con los servicios públicos, cuando por lo general pasan por algo parecido a una transición de vida”, recordó Yamazaki. "Y no tenemos plan específico y sencillo sobre cómo se conecta con la atención mental".