IE 11 is not supported. For an optimal experience visit our site on another browser.

Los médicos quieren pesar a las mujeres adultas para evitar enfermedades. ¿Por qué puede ser nocivo para ellas?

Las nuevas recomendaciones sugieren que las mujeres de entre 40 y 60 años se asesoren sobre cómo mantener el peso para evitar enfermedades graves. Pero esta medida también puede provocar estrés, ansiedad o desórdenes alimenticios.

Por Jacqueline Stenson - NBC News

Pesarse o no pesarse. ¿Qué protege más contra el exceso de peso?

Las mujeres tienden a ganar kilos de más durante la mediana edad, lo que aumenta el riesgo de obesidad y de enfermedades relacionadas con ella, como la hipertensión, la diabetes, las patologías cardíacas, los accidentes cerebrovasculares y algunos tipos de cáncer.

Este es el razonamiento de las nuevas recomendaciones de un grupo de ginecólogos y obstetras, médicos de familia y otros profesionales de la salud con apoyo federal. Instan a los médicos a aconsejar a las pacientes de entre 40 y 60 años con peso normal o sobrepeso sobre cómo prevenir la obesidad.

[Comer un desayuno abundante y una cena ligera no necesariamente ayuda a perder peso, dice un nuevo estudio]

No a todo el mundo le gusta que le pesen. A algunos pacientes y profesionales de la salud les preocupa que hacer demasiado hincapié en el peso de una mujer pueda tener efectos nocivos, como la ansiedad, el estrés, el estigma del peso, evitar acudir al médico e incluso el desarrollo de trastornos alimentarios.

Algunas pacientes pueden llegar a extremos para perder peso o evitar el aumento de peso, según la psicóloga Christine Peat, directora del Centro Nacional de Excelencia para Trastornos Alimentarios de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill.

“A veces acaban recurriendo a conductas que en realidad son conductas de trastornos alimentarios o cosas que pueden ser realmente arriesgadas”, indicó Peat. Entre ellas, restringir las calorías hasta niveles peligrosamente bajos, provocarse el vómito y abusar de laxantes o pastillas para adelgazar.

[Una cirugía cerebral experimental logra calmar las ganas de comer de dos personas con trastornos alimenticios]

Las recomendaciones, publicadas en agosto en la revista Annals of Internal Medicine, fueron elaboradas por la Iniciativa de Servicios Preventivos para la Mujer, una coalición nacional de profesionales de la salud y representantes de pacientes.

El grupo, que asesora al Gobierno federal, señaló que las mujeres de mediana edad ganan una media de 1.5 libras al año debido a factores como el envejecimiento, el aumento del sedentarismo y los cambios hormonales de la menopausia.

Se aconseja a los médicos de atención primaria que hablen con las mujeres de entre 40 y 60 años que tengan un índice de masa corporal (IMC) normal o con sobrepeso, sobre cómo mantener su peso o limitarlo para prevenir la obesidad. El IMC tiene en cuenta el peso y la altura de la persona.

Un número de IMC normal es de 18.5 a 24.9, un IMC con sobrepeso es de 25 a 29,9, y un IMC obeso es de 30 en adelante.

La doctora Kimberly Gregory, coautora de las recomendaciones, dijo que el IMC puede calcularse para las mujeres de mediana edad cuando se las pesa como parte de su atención médica.

Aunque nunca ha tenido una paciente que se negara a ser pesada, recuerda que las pacientes siempre tienen derecho a negarse.

“Creo que lo tomaría como una oportunidad para entender el motivo. ¿Le preocupa su peso o sus hábitos alimenticios? Le insistiría en la importancia de una dieta sana y del ejercicio físico”, explicó.

El objetivo es tratar de evitar enfermedades graves, no molestar a las mujeres por su peso, según Gregory, profesora de obstetricia y ginecología y vicepresidenta de Mejora de la Calidad y el Rendimiento de la Atención Sanitaria de la Mujer en el Centro Médico Cedars-Sinai de Los Ángeles.

Más del 70% de las mujeres estadounidenses de entre 40 y 60 años tienen sobrepeso o son obesas, segun la profesora, y el grupo quiere asegurarse de que las mujeres son conscientes de los riesgos.

“Entiendo que a veces nos sentimos incómodos o avergonzados [al pesarnos], pero no podemos cambiar o mejorar las cosas que no medimos”, opinó Gregory.

No es sólo un número en una báscula

Monica Romano, exenfermera convertida en escritora, de 55 años, de Bellingham, Washington, sabe que a veces los controles de peso son necesarios.

Pero como alguien que se considera con sobrepeso y se está recuperando de un trastorno alimenticio, se niega a que la pesen en cada visita al médico porque esta práctica puede provocar ansiedad y vergüenza.

"No me gusta que se preste tanta atención sólo a la cifra. Es sólo una medida de la salud", opinó Monica Romano, que vive en Bellingham, Washington.
"No me gusta que se preste tanta atención sólo a la cifra. Es sólo una medida de la salud", opinó Monica Romano, que vive en Bellingham, Washington.Monica Romano/NBC News

“Durante mucho tiempo me ha parecido intimidante y me ha recordado a la cultura de las dietas y a las reuniones de la vieja escuela de Weight Watchers, en las que te pesaban delante de todo el mundo”, explicó Romano. “Y entonces te celebraban la pérdida de peso o te miraban con indiferencia o no te miraban si la cifra no cambiaba o subía. El peso no me define. Es sólo una medida de la salud”, señaló.

[Un doctor aclara si es verdad que el talco provoca cáncer]

Las recomendaciones afirman que el asesoramiento puede incluir discusiones individualizadas sobre la alimentación saludable y la actividad física en las visitas de la mujer sana y que “se pueden utilizar intervenciones más intensivas, cuando estén disponibles, y pueden incluir remisiones".

Para hacer las recomendaciones, el grupo revisó los ensayos clínicos de casi 52,000 mujeres de mediana edad que compararon varias intervenciones conductuales frente a ninguna intervención para prevenir el aumento de peso y la obesidad. Cuatro de los cinco ensayos que analizaron el asesoramiento mostraron “cambios de peso favorables”, con una pérdida de peso que oscilaba entre 1.9 libras (0.8 kilos) y 5.5 libras (2.4 kilos).

Los estudios variaron en sus intervenciones, intensidad y seguimiento, por lo que el grupo no pudo determinar los métodos óptimos de asesoramiento o el número de sesiones necesarias.

El grupo observó que un estudio que analizó los efectos psicológicos del asesoramiento no encontró que los pacientes estuvieran más deprimidos o estresados.

Pero Samantha Slaven-Bick, de 51 años, publicista de Los Ángeles, dijo que no apreciaría ese tipo de asesoramiento. Es consciente de que ha ganado algo de peso en la última década. Con sus 1.5 metros de altura y 107 libras (48.5 kilos), no tiene sobrepeso, pero sigue pesando más de lo que pesaba a los 20 y 30 años.

Cree que el peso de un paciente puede ser una información médicamente importante para el médico, pero no quiere saber la cifra cuando la pesan en la consulta. De hecho, le da la espalda a la báscula y no le interesa hablar de su peso ni de la prevención de la obesidad.

[Cada vez más estudios apuntan a los peligros de ingerir endulzantes artificiales]

"No tengo sobrepeso, pero esa conversación me provocaría y seguiría haciéndome sentir mal", explicó Slaven-Bick, que sigue una dieta sana, hace ejercicios de fuerza, corre de 9 a 12 millas (de 14 a 19 kilómetros) a la semana y monta en bicicleta otras 40 o 50. "Llevo unas 10 libras (4.5 kilos) más que antes, y puede que no parezca mucho, pero en mi cuerpo es definitivamente un relleno extra del que tendría que matarme de hambre por completo para deshacerme".

Es importante que no nos fijemos solo en el número de la báscula o en un número de IMC para saber quién está sano y quién no"

CHRISTINE PEAT

En lugar de centrarse en un número individual, Peat, de la UNC, recomienda que los médicos hagan hincapié en comportamientos modificables y buenos para todos, como comer una variedad de alimentos saludables, moverse y dormir lo suficiente.

“Creo que es importante que no nos fijemos sólo en el número de la báscula o en el número del IMC para saber quién está sano y quién no”, afirma.

¿Es preciso el IMC?

El IMC es una herramienta habitual para medir la obesidad, pero no es perfecta. Por ejemplo, no distingue entre grasa corporal y músculo, por lo que los culturistas pueden tener un IMC obeso aunque sus niveles de grasa corporal sean bajos.

Las cifras del IMC tampoco se correlacionan necesariamente con una buena o mala salud, ya que el IMC no tiene en cuenta factores que pueden influir en la salud, como la dieta, el ejercicio y la genética. Por eso, alguien con un IMC excesivo pero con un estilo de vida saludable puede no tener problemas médicos, mientras que alguien con un IMC normal puede tener el colesterol alto u otros problemas.

[La FDA recibe nuevos reportes de casos de cáncer vinculados a implantes mamarios]

La doctora Mary Rosser, gineco-obstetra y directora de Salud Integral de la Mujer de la Universidad de Columbia en Nueva York, apoya las nuevas recomendaciones y afirma que es importante hablar de un estilo de vida saludable con pacientes de todas las edades.

Pero no insistiría en pesar a una paciente que no quisiera subirse a la báscula.

“Nunca he sido punitiva con una mujer que no quiere pesarse, porque sé que debe haber algo que está detrás de eso”, dijo. “Y ese no es mi objetivo, hacer que alguien se sienta mal”.

[Adele habla con Oprah sobre su divorcio y su pérdida de peso: “O soy muy grande o muy delgada”]

En su lugar, dijo, las conversaciones sobre un estilo de vida saludable pueden discutir el peso de manera que los pacientes pueden encontrar menos objetable.

“Se puede hablar de la ropa que les queda bien y de cómo les queda o no, y de cómo se sienten las personas consigo mismas, y de cuál es el mejor peso para ellas”, dijo.

Tarjetas de “no me pese"

Algunos médicos han empezado a ofrecer a los pacientes la opción de utilizar tarjetas que dicen: “Por favor, no me pese a menos que sea (realmente) necesario desde el punto de vista médico”.

El grupo que elabora las tarjetas, More-Love.org, sostiene que la mayoría de los problemas de salud pueden tratarse sin conocer el peso del paciente y que hablar del peso como si fuera un problema perpetúa el estigma del peso y puede hacer que algunas personas eviten las visitas al médico.

Muchas personas luchan por perder peso.

Melissa Prestipino, de 47 años, fisioterapeuta en Sparta, Nueva Jersey, aprendió de primera mano que los consejos para comer mejor y hacer más ejercicio no siempre hacen desaparecer los kilos.

[Un medicamento para la diabetes recientemente aprobado ayuda a perder hasta 52 libras de peso]

Estuvo “atascada” en 150 libras (68 kilos) durante años. Con 1.70 metros, su IMC estaba en la categoría de sobrepeso. Los médicos le dijeron que comiera mejor y que hiciera ejercicio, pero ella ya llevaba un estilo de vida activo y saludable. Más tarde descubrió que la culpable era una enfermedad llamada resistencia a la insulina.

“He vivido mi propio viaje personal con esa cifra tan desalentadora y sin recibir la atención sanitaria adecuada hasta que un médico me escuchó de verdad y se dio cuenta de que mi cuerpo no estaba haciendo lo que debía”, dijo Prestipino. “Pero el resto de los médicos seguían diciendo, ya sabes, come mejor, come bien, pensando que estoy haciendo algo mal basándose en mi número”.

Ahora que está recibiendo medicación para la resistencia a la insulina, ha perdido 15 libras (7 kilos) y tiene un IMC normal, y está contenta.

Prestipino desearía que el número de la báscula no fuera tan importante para ella emocionalmente.

“Nos obsesionamos con el número, y creo que si no lo hiciéramos quizá no estaría tan disgustada por mi peso antes o tan contenta ahora sólo porque la báscula está bajando”, dijo.