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Los cambios menstruales tras las vacunas del COVID-19 son mucho más comunes de lo que se pensaba, según estudio

El análisis reveló que el 42% de las personas con ciclos menstruales regulares afirmaron tener un sangrado más abundante de lo habitual tras la vacunación.

Por Sarah Sloat - NBC News

Cuando los adultos tuvieron acceso a las vacunas contra el COVID-19 el año pasado, la mayoría sabía que los efectos secundarios eran dolores de cabeza, fatiga y molestias.

Pero algunos investigadores creen que ha llegado el momento de añadir otro malestar común a la lista: los cambios menstruales temporales. 

Un análisis publicado el viernes en la revista Science Advances descubrió que el 42% de las personas con ciclos menstruales regulares afirmaron haber sangrado más de lo habitual tras la vacunación. El 44% no declaró ningún cambio y alrededor del 14% reportaron un periodo más ligero. Entre las personas que no tienen la menstruación –las que están en la posmenopausia o las que usan ciertos anticonceptivos de larga duración, por ejemplo– el estudio sugiere que muchas sufrieron un sangrado intermitente o inesperado después de sus vacunas.

El estudio incluyó a más de 39,000 personas de entre 18 y 80 años que estaban totalmente vacunadas y no habían contraído COVID-19. Los autores advirtieron, sin embargo, que los porcentajes no representan necesariamente la tasa de cambios menstruales en la población general, ya que las personas que observaron una diferencia eran más propensas a participar. El objetivo de la encuesta era simplemente proporcionar pruebas para futuros estudios, no establecer la causa y el efecto. 

La enfermera Angelea Smeal administra a una mujer la vacuna Covid-19 de Johnson & Johnson de dosis única en Los Ángeles.
La enfermera Angelea Smeal administra a una mujer la vacuna Covid-19 de Johnson & Johnson de dosis única en Los Ángeles.Getty Images

No obstante, otras investigaciones recientes también descubrieron que la vacuna COVID-19 está asociada a un pequeño cambio en la duración del ciclo menstrual. 

El nuevo estudio comenzó en abril de 2021, más o menos cuando la gente empezó a informar de sangrados inesperados y flujos más abundantes después de la vacuna. Sin embargo, estas anécdotas fueron respondidas en su momento con la refutación de que no había datos que relacionaran los cambios menstruales con la vacunación.  

Esto era cierto e indicativo de un problema mayor. A las personas que participaron en los ensayos de la vacuna contra el coronavirus no se les preguntó si experimentaban cambios menstruales. 

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“Antes de que salieran las vacunas, diría que nuestro conocimiento sobre el tema de la conexión entre la inmunización y los cambios menstruales, en general, era nulo”, aseguró Candace Tingen, directora de programa de la rama de salud y enfermedades ginecológicas del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano. Tingen no participó en el reciente estudio.

En general, son pocas las investigaciones que evalúan el efecto directo de la vacunación en el ciclo menstrual, y la mayoría de los ensayos farmacéuticos no han incluido preguntas sobre los cambios en la menstruación. 

Tingen considera que esto es un error. Tal vez, dijo, si los ensayos de la vacuna del COVID-19 hubieran preguntado sobre la menstruación, la gente no se habría sorprendido -o asustado- por este efecto secundario inesperado. 

“Creo que fue esta falta de información lo que provocó la confusión, el miedo y, tal vez, las dudas sobre la vacuna”, dijo. 

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La coautora del estudio, Katherine M.N. Lee, dijo que, en general, la menstruación no se estudia lo suficiente cuando no es relevante para el embarazo.

"Se ignora debido a la estructura de la ciencia", aseguró Lee, profesora adjunta de la Universidad de Tulane. “Hay muy pocas personas de alto nivel en la ciencia y la medicina que no sean hombres blancos. No es algo en lo que piensen como parte de su experiencia vital”. 

Lee y sus colegas se inspiraron para preguntar a la gente sobre sus ciclos de menstruación después de ser vacunados después de ver que tanto amigos como extraños en línea se preguntaban por qué experimentaban un cambio inesperado. 

El grupo de la encuesta incluyó a más de 3.500 personas que se identifican como de género diverso. Aproximadamente el 84% de los participantes eran blancos, y ninguno tenía entre 45 y 55 años porque los investigadores no querían incluir los cambios asociados a la perimenopausia, cuando el cuerpo comienza la transición a la menopausia. 

Los encuestados se vacunaron con Pfizer, Moderna, AstraZeneca, Johnson & Johnson y Novavax. 

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El grupo incluía a personas que no suelen menstruar porque son posmenopáusicas, utilizan anticonceptivos reversibles de acción prolongada o anticonceptivos hormonales, o se someten a un tratamiento de afirmación del género que interrumpe la menstruación. La mayoría de estas encuestadas experimentaron una hemorragia intermitente después de la vacuna.

Entre las 238 personas posmenopáusicas del estudio que no seguían tratamientos hormonales y no habían sangrado durante al menos 12 meses antes de la vacunación, el 66% informó de un sangrado intermitente.

La encuesta reveló que, en general, las personas que experimentaban un flujo más abundante después de las inyecciones tenían más probabilidades de no ser blancas y de edad avanzada; de utilizar anticonceptivos hormonales, tener una enfermedad reproductiva diagnosticada, haber experimentado también fiebre o fatiga como efectos secundarios o de haber estado embarazadas en el pasado. 

Como parte de la encuesta, el equipo también incluyó secciones de respuesta libre en las que los participantes podían compartir sus experiencias. 

“Un gran número de personas manifestó la sensación de que 'me da mucha rabia no haber sabido esto antes, pero me alegro de haberlo conseguido'”, aseguró Kathryn Clancy, profesora asociada de antropología en la Universidad de Illinois y otra coautora del estudio. “No habrían cambiado su decisión de vacunarse, pero se sintieron traicionados por el hecho de que nadie les dijo que lo esperaran”. 

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Todavía no se sabe por qué se producen los cambios menstruales después de la vacunación. Tingen indicó que la respuesta probablemente provenga de la superposición entre el sistema inmunitario y el sistema endocrino, que desempeña un papel en la reproducción. (Hay células inmunitarias en el útero que ayudan durante el proceso de la menstruación, por ejemplo). 

“La dieta, el sueño y el estrés pueden afectar al ciclo menstrual”, afirma Tingen. “Quizá no sea sorprendente que una gran reacción inmunitaria pueda desviar la menstruación temporalmente, de forma leve”. 

Se ha demostrado que el propio COVID-19 altera la menstruación de forma más significativa que las vacunas. Esto puede deberse a una reacción inmunitaria continua y a los cambios en el estilo de vida que conlleva la enfermedad. Las personas con coronavirus prolongado se ven especialmente afectadas, dijo Tingen, y es necesario investigar más el motivo.

Los cambios menstruales como efecto secundario de la vacuna están a la par de otros como el dolor muscular: Aunque son incómodos, no cambian la seguridad o la eficacia de las vacunas. Sin embargo, Clancy dijo que los efectos secundarios inexplicables hacen que la gente sienta miedo, y en algunos casos, que se extiendan las dudas sobre las vacunas.

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Algunas personas escépticas de las vacunas han confundido falsamente la posibilidad de cambios menstruales a corto plazo con daños a largo plazo para la fertilidad, mensajes que Lee describió como una “campaña de desinformación activa”.

Clancy afirmó que ha recibido mensajes de padres que han oído hablar de los cambios en la menstruación y les preocupa que la vacunación de sus hijos provoque una pubertad precoz, a pesar de que no hay pruebas de ello.

Según el estudio, las sorpresas relacionadas con la menstruación después de la vacunación plantearon desafíos particulares para los hombres trans y las personas queer, ya que algunos tuvieron que navegar por los baños públicos o del lugar de trabajo después de experimentar una menstruación inesperada. 

“Las hemorragias inesperadas suponen un riesgo de angustia psicológica para quienes experimentan disforia de género con la menstruación y de daño físico para las personas para las que el manejo de la menstruación en público es peligroso”, escribieron los autores. 

Clancy, Lee y sus colegas esperan que su trabajo inspire nuevas investigaciones, anime a los médicos a hablar con los pacientes sobre la relación entre la vacunación y los cambios menstruales, y dé validez a las personas que se han sentido ignoradas o solas en sus experiencias. 

“Si se quiere mejorar la confianza en el Gobierno, la confianza en las empresas farmacéuticas, len la medicina y en las vacunas, hay que tomarse el tiempo necesario para hacer el trabajo, de modo que la gente sepa lo que puede esperar”, afirmó Clancy. "Ese esfuerzo hace que sea más probable que la gente se ponga la segunda vacuna o el refuerzo".