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Las vacunas del COVID-19 se enfrentan a una poderosa ‘guerrilla’ de mentiras en internet

“La red antivacunas intenta transmitir historias y apoyarse mutuamente como una insurgencia”, dice un experto, “y, al igual que una insurgencia, está arraigada en la población civil, esa es su fuerza”. Así se combaten sus peligrosas falsedades.
Una enfermera administraba una dosis de la vacuna Sinovac de China, a un voluntario en el Hospital São Lucas en Porto Alegre, Brasil, el 8 de agosto.
Una enfermera administraba una dosis de la vacuna Sinovac de China, a un voluntario en el Hospital São Lucas en Porto Alegre, Brasil, el 8 de agosto.Reuters

Por Brandy Zadrozny – NBC News

Durante años, los defensores de la vacunación y los investigadores sobre temas de desinformación exigieron a Facebook que tomara medidas contra las páginas antivacunación más grandes e influyentes.

Así que, aunque con cierta inquietud, recibieron con agrado la noticia la semana pasada de que esa red social prohibió algunas de las cuentas más populares y prolíficas que agrupan a los movimientos contra la vacunación. Se trata de páginas que también habían divulgado información errónea sobre la vacuna del COVID-19 a millones de personas.

Sin embargo, su impacto sigue vigente. Aunque los expertos en el extremismo y los defensores de la salud pública ven la eliminación de las cuentas antivacunación como una iniciativa positiva, una nueva investigación muestra que la mayor amenaza para la confianza pública en una vacuna contra el COVID-19 proviene de los grupos de Facebook más pequeños, y mejor conectados, que en los últimos meses comenzaron a transmitir mensajes en contra de la vacunación.

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“Lo que estamos viendo con el COVID es algo que ya estaba en el sistema”, dijo Neil Johnson, un físico de la Universidad George Washington que estudia el extremismo en línea. “Estaba preparado para eso a fines de 2019”, añadió.

Mientras muchas vacunas del COVID-19 continúan en proceso de desarrollo, los funcionarios de salud han advertido que la adopción pública será crucial para garantizar que una cantidad suficiente de la población esté inmunizada para detener la propagación del virus. Los expertos dicen que no existe un umbral exacto sobre el porcentaje de personas que deben vacunarse para detener la propagación, pero se espera que sea al menos el 60% de la población.

Pero la opinión pública sobre las vacunas es mixta. Solo el 42% de las personas en Estados Unidos dijo que tomaría una dosis de la vacuna cuando esté disponible, según una encuesta de YouGov publicada en agosto. Una encuesta del Pew Research Center publicada en septiembre detectó una disminución significativa de mayo a septiembre en las personas que dijeron que recibirían la vacuna si estuviera disponible de inmediato.

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En mayo, Johnson y un equipo de investigadores publicaron un artículo en lar revista científica Nature que sugería que el movimiento contra la vacunación tenía una gran responsabilidad en cuanto a esas dudas.

Demostró que, aunque los grupos en línea contra la vacunación eran más pequeños que los que apoyaban las vacunas, había más, sus mensajes eran más diversos, emotivos y persuasivos, por lo que eran mejores al momento de difundir esos mensajes fuera de sus grupos. Es decir, los grupos en contra de las vacunas llegaban a más personas.

La investigación de un artículo de Johnson y su equipo, que actualmente está siendo revisado para su publicación, muestra que los miembros de comunidades que antes se consideraban no relacionadas o “indecisas” sobre las vacunas (grupos para amantes de las mascotas, páginas escolares de padres, fanáticos del yoga y amantes de la comida, por ejemplo) cada vez conectan más con el movimiento antivacunación.

“Es como un tumor que está creciendo”, dijo Johnson.

 

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Aunque Facebook, la plataforma favorita de los activistas contra la vacunación, ha tomado una serie de medidas para limitar el alcance del contenido contra las vacunas, el movimiento ha prosperado durante la pandemia, un éxito debido a un giro hacia la desinformación y una estrategia de comunicación que ha permitido que ese mensaje eluda las políticas de las plataformas y logre llegar a usuarios fuera de su red.

La portavoz de Facebook, Andrea Vallone, dijo en un comunicado que la compañía trabaja para conectar a las personas con información precisa sobre las vacunas y prohíbe los anuncios engañosos.

“También seguimos eliminando la información errónea sobre el COVID-19 que podría provocar un daño físico inminente y dirigimos a las personas a nuestro centro de información sobre el coronavirus, que está disponible en 189 países”, dijo.

Un informe del Centre for Countering Digital Hate, una organización sin fines de lucro con sede en Reino Unido, encontró que el movimiento contra la vacunación ganó alrededor de ocho millones de seguidores desde 2019.

Las teorías de conspiración sobre la próxima vacuna del COVID-19 han inundado las redes sociales, particularmente en Instagram y Facebook, según un nuevo informe de First Draft, una organización mundial sin fines de lucro que investiga la desinformación en línea.

Esas teorías de la conspiración (que pretendían que la vacuna contribuía con varias formas de control de la población impulsadas por el “Estado profundo”, los filántropos privados o incluso Satanás) no se limitaban a los grupos marginales antivacunas, informó First Draft, sino que resonaban en las redes externas.

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Comunidades dispares que incluyen grupos libertarios, new age, Qanon y antigubernamentales, así como comunidades más convencionales, parecen estar unidas en torno a la oposición a la próxima vacuna del COVID-19.

Las páginas más grandes prohibidas por Facebook ya se habían preparado para una ofensiva.

Este mes, Facebook eliminó la página de The HighWire, un programa en línea contra las vacunas, por violar las políticas sobre “información errónea que podría causar daño físico”, dijo la compañía. YouTube eliminó el canal del programa en julio después de los informes de que el presentador Del Bigtree estaba minimizando la gravedad de la pandemia del coronavirus en su programa y sugiriendo que los espectadores se exponen intencionalmente al COVID-19.

Según una publicación en la página de Facebook de Informed Consent Action Network, la organización sin fines de lucro de Bigtree, The HighWire había publicado más de 500 videos que atrajeron más de 30 millones de visitas. La página tenía 360,500 seguidores cuando fue eliminada.

Una cuenta de The HighWire permanece activa en Instagram, propiedad de Facebook, donde tiene 199,000 seguidores. Bigtree no respondió a una solicitud de comentarios.

Pero no fue la información errónea sobre las vacunas lo que hizo que el activista antivacunación más popular y prolífico de las redes sociales fuera expulsado de Facebook este mes.

Al final, después de años de construir una audiencia en Facebook, Larry Cook, un comercializador de redes sociales de California, y su grupo privado de 200,000 miembros, Stop Mandatory Vaccination, fueron removidos por violar las políticas de la plataforma contra la promoción de la teoría de la conspiración QAnon.

Cook, quien no respondió a una solicitud de comentarios, les advirtió a sus fanáticos que pronto se impondría una prohibición y durante meses promocionó sus cuentas en otras 11 plataformas alternativas.

Las páginas y los grupos de Cook y Bigtree siguieron creciendo en Facebook a pesar de que, en marzo de 2019, se tomó una medida para disminuir el alcance del contenido antivacunas durante un brote de sarampión y las disposiciones implementadas durante la pandemia para reducir la desinformación sobre salud debido a las advertencias de la Organización Mundial de la Salud contra los “teóricos de la conspiración que promueven la desinformación y socavan la respuesta al brote”.

Los investigadores han observado que las funciones de transmisión en vivo se convirtieron en un método para que los activistas contra las vacunas continúen llegando a sus audiencias. El COVID-19, en particular, también atrajo a figuras prominentes en contra de las vacunas, dijo Renee DiResta, quien estudia la desinformación como gerente de investigación en el Observatorio de Internet de la Universidad de Stanford.  

“El movimiento antivacunas reconoció que [el Covid-19] era una oportunidad para crear contenido, por lo que cuando las personas lo buscaban, encontraban contenido antivacunas”, dijo, “vieron eso como una oportunidad no solo para erosionar la confianza en la vacuna del COVID, sino también para hacer que la gente dude sobre las vacunas infantiles de rutina”.

Pero los esfuerzos de Facebook han tenido un éxito limitado.

Es posible que su audiencia “no sepa adónde ir y cómo navegar hacia esas plataformas”, dijo Kolina Koltai, investigadora en el Centro para un Público Informado de la Universidad de Washington, que estudia el movimiento contra las vacunas.

A pesar de la promoción, solo un puñado de usuarios ha seguido a Cook y Bigtree en esas nuevas plataformas.

“Demasiadas personas están profundamente comprometidas con Facebook, lo que tiene la clara ventaja de que es la plataforma en la que se encuentran las personas, es fácil de navegar y es la forma en que los usuarios se mantienen conectados con amigos y familiares”, dijo Koltai.

Y los usuarios no necesitan cambiar de plataforma para mantener el vínculo con los mayores movimientos antivacunación.

Aún existe una cantidad desconocida de grupos privados, espacios que han sido centros de desinformación sobre el COVID-19 y las vacunas. Estos incluyen el Foro de discusión de reeducación de vacunación de 224,000 miembros, un grupo privado contra la vacunación centrado exclusivamente en las vacunas del COVID-19.

“Es como una insurgencia”, dijo Johnson, “y lo difícil de luchar contra una insurgencia es que nunca supimos dónde estaban. Había como una red invisible detrás de ellos. A menudo, los grupos que eran más prominentes, los que llamaban su atención porque eran los más grandes, no significaban necesariamente que fueran los más importantes de la red”.

Su nueva investigación muestra que el movimiento antivacunas ha utilizado efectivamente la pandemia para llegar a más de 100 millones de usuarios susceptibles de Facebook y parece estar ganando la batalla por los corazones y las mentes.

De ser así, es poco probable que la prohibición de cuentas con muchos seguidores tenga un impacto real en el movimiento antivacunación.

“La red antivacunación trata de transmitir narrativas, transmitir historias y apoyarse mutuamente como una insurgencia”, dijo Johnson, “y, al igual que una insurgencia, está arraigada en la población civil mayoritaria. Esa es su fuerza”.