Por Aria Bendix - NBC News
Los pasos que han dado Carolina del Norte y Carolina del Sur para imponer nuevas restricciones al aborto está limitando cada vez más las opciones que tienen quienes residen en el sur del país para interrumpir su embarazo.
El 1 de julio entrará en vigor en Carolina del Norte la prohibición de abortar después de la semana 12, después de que la Asamblea estatal liderada por el Partido Republicano anulara el pasado martes el veto que había impuesto a la legislación el gobernador demócrata Roy Cooper.

Ese mismo día, la Cámara de Representantes de Carolina del Sur aprobó un proyecto de ley para prohibir el aborto más allá de la semana seis, que ahora está en manos del Senado estatal.
Estos movimientos ocurren un mes después de que el gobernador de Florida, el republicano Ron DeSantis, promulgara un proyecto de ley que prohibe la mayoría de abortos después de las seis semanas de gestación. La ley entrará en vigor si la Corte Suprema estatal mantiene su actual límite de 15 semanas, en un desafío legal en curso.
Vamos a ver a muchas personas obligadas a continuar embarazos en contra de su voluntad", indicó Amy Hagstrom Miller, fundadora y directora ejecutiva de Whole Woman’s Health, que opera dos clínicas de aborto en Virginia, y tiene otras en Indiana, Maryland, Minnesota y Nuevo México.
Miller afirmó que se está preparando ante el posible aumento del número de mujeres que viajarán a Virginia a abortar en los próximos meses, porque el estado se convertirá seguramente pronto en el último del sur del país sin restricciones para interrumpir embarazos.
La prohibición de Carolina del Norte contempla excepciones en los casos de violación, incesto y anomalías fetales que limiten su viabilidad. Los defensores de la ley argumentan que ofrece un compromiso sobre el aborto.
“Los elementos de este proyecto de ley no son obstáculos para el aborto. Son salvaguardias. Buscamos un equilibrio entre la protección de los bebés no nacidos y el cuidado seguro de las madres”, defendió el martes la presidenta provisional de la Cámara de Representantes de Carolina del Norte, la republicana Sarah Stevens.
Incluso antes de que se aprobara la prohibición de las 12 semanas en Carolina del Norte, Miller dijo que sus clínicas de Virginia estaban recibiendo pacientes de todo el sur. Desde enero, su centro de atención telefónica ha recibido más de 6,000 llamadas de personas de fuera del estado que buscan atención en Virginia, apuntó.
No todas esas personas llegan a sus clínicas: según Miller, todos los días una paciente cancela una cita, a menudo tras múltiples intentos de reprogramarla, debido a factores que le impiden viajar, como la enfermedad de un hijo o la imposibilidad de hacer el trayecto.
“Nos dicen: ‘Es que me va a resultar más fácil tener un bebé. No sé cómo llegar’”, contó.
El tiempo que lleva concertar una cita y organizar el viaje también obliga a algunas pacientes a retrasar el procedimiento hasta el segundo trimestre. De media, las mujeres se enteran de que están embarazadas en las semanas cinco o seis de gestación. En muchos casos, eso supondrá un aborto quirúrgico, ya que las píldoras abortivas sólo están autorizadas hasta la semana 10.
La prohibición en Carolina del Norte podría agravar estos problemas, advirtió Miller.
Va a tener efectos devastadores en todo el sur"
Amber Gavin a woman's choice
Amber Gavin, vicepresidenta de promoción y operaciones de A Woman’s Choice, que gestiona tres clínicas de aborto en Carolina del Norte, dijo que en sus centros han empezado a registrar tiempos de espera de unos 10 días. "Añade más tareas administrativas de las necesarias a nuestros médicos y personal sanitario", aseguró.
Sus clínicas de Carolina del Norte, dijo, atienden con frecuencia a mujeres de Alabama, Florida, Georgia, Louisiana, Mississippi, Carolina del Sur y Texas. El 1 de julio, las clínicas empezarán a derivar a embarazadas de más de 12 semanas a clínicas de Virginia, Maryland, Illinois y Washington D.C., explicó. “Va a tener efectos devastadores en todo el sur” del país, sostuvo Gavin.
Una opción a la que podrán seguir acudiendo las mujeres es The Brigid Alliance, un servicio que proporciona viajes, comida, alojamiento, cuidado de niños y otro tipo de apoyo logístico a quienes quieren abortar en todo Estados Unidos.
Las clínicas y los proveedores pueden remitir a este servicio, que recibe financiación de donantes privados. El prototipo medio de paciente viaja más de 1,300 millas de ida y vuelta, y tiene unos gastos de viaje de casi 1,400 dólares.
“Muchas de nuestras clientes ni siquiera han salido de su condado”, afirma Serra Sippel, directora ejecutiva interina de la alianza. “Muchas no han subido nunca a un avión”.
A largo plazo, los expertos médicos y los líderes políticos también temen un éxodo de especialistas de los estados que prohíben el aborto, lo que podría limitar el acceso tanto a los abortos como a la atención sanitaria materna en general en el sur.
“La prohibición de Carolina del Norte perjudicará a los pacientes y amenazará a los médicos por prestar una atención esencial”, declaró el martes en un comunicado la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre.
La doctora Catherine Kuhn, decana asociada de Educación Médica de posgrado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, dijo que los residentes que se están formando en obstetricia, ginecología o medicina familiar probablemente tendrán que viajar a otros estados para aprender a realizar abortos después de las 12 semanas.
Carolina del Norte también podría tener dificultades para atraer nuevos talentos médicos si el estado es visto como hostil a la atención de la salud reproductiva, añadió Kuhn. Una encuesta entre estudiantes de medicina publicada esta semana reveló que casi el 60% dijo que era improbable o muy improbable que se presentaran a un solo programa de residencia en un estado con restricciones al aborto.
“Me preocupa que, sobre todo en el ámbito de la salud de la mujer y la salud reproductiva, disminuyan las solicitudes y el interés”, dijo Kuhn.