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La nueva guía de la FDA pretende reducir la sal en los alimentos. Estos son los beneficios para su organismo

Las recomendaciones pretenden reducir los índices de enfermedades cardíacas, que son la primera causa de muerte en Estados Unidos.

Por Erika Edwards - NBC News

La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés) ha solicitado a los fabricantes de alimentos y a los restaurantes que reduzcan la sal de sus productos en los próximos dos años y medio, con el objetivo de reducir el consumo total de sodio de los estadounidenses en un 12%.

La recomendación, anunciada este miércoles, abarcará una gran variedad de alimentos y afectará a cadenas de restaurantes, los alimentos procesados que se venden en los supermercados e incluso a la comida para bebés.

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“Lo que queremos es que la industria alimentaria reduzca gradualmente el contenido de sodio” en los alimentos más comunes, explicó la doctora Janet Woodcock, comisionada en funciones de la FDA, a NBC News, cadena hermana de Noticias Telemundo.

El objetivo, según Woodcock, es reducir drásticamente las tasas de enfermedades cardíacas, la primera causa de muerte en el país. Reducir el sodio en la dieta “tendría un gran impacto en la hipertensión, las enfermedades del corazón y los accidentes cerebrovasculares”, señaló.

Las directrices dietéticas actuales recomiendan que los adultos no consuman más de 2,300 miligramos de sodio al día, que equivale a una cucharadita de sal de mesa.

Sin embargo, según la FDA, los habitantes de EE.UU. consumen de media unos 3,400 miligramos de sodio al día.

Las nuevas recomendaciones pretenden reducir esa cantidad en un 12%, hasta los 3,000 miligramos diarios, según la doctora. Esto equivale a consumir 60 cucharaditas menos de sal al año.

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Aunque ese objetivo no alcanzaría la ingesta diaria recomendada de 2.300 mg de sodio, los expertos externos dijeron que la orientación es un buen primer paso para abordar la presión arterial alta, que afecta a casi la mitad de los adultos estadounidenses.

La solicitud de este miércoles pone fin a la orientación provisional que la agencia emitió en 2016 sobre la cantidad de sal que las empresas deben agregar a los alimentos y que la industria alimentaria ignoró en gran medida.

Las nuevas recomendaciones no son vinculantes, lo que significa que las empresas no están obligadas llevarlas a cabo.

Woodcock señaló que la FDA vigilará cuidadosamente a la industria en los próximos años, recompensando a las empresas que cumplan. No aclararon cuáles serían las recompensas o si la FDA tomaría alguna medida contra las compañías que no reduzcan el sodio.

Pero los expertos señalaron que el impulso federal puede aumentar la probabilidad de que la mayoría de los grandes fabricantes actúen.

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Marlene Schwartz, directora del Centro Rudd de Política Alimentaria y Obesidad de la Universidad de Connecticut, dijo: “La ventaja de que el Gobierno establezca este objetivo y ejerza presión es que hay más posibilidades de que todo el mundo haga los cambios”.

La guía se aplicará a más de 160 categorías de alimentos procesados, envasados y preparados -como la salsa de tomate, los productos lácteos y los cereales para el desayuno-, así como a las comidas de las cadenas de restaurantes. Las distintas categorías de alimentos tendrán diferentes niveles de sodio.

En un comunicado, la Asociación Nacional de Restaurantes dijo que ha trabajado con la FDA en la nueva orientación y “sigue ofreciendo opciones para satisfacer los deseos de los clientes y cumplir con los requisitos de salud".

Los expertos en salud pública aplaudieron mayoritariamente la guía.

El presidente de la Asociación Americana del Corazón, el doctor Donald Lloyd-Jones, señaló que era “un momento increíblemente emocionante” que se espera que ayude a la gente a alcanzar niveles más saludables de sodio en sus dietas. Esto, a su vez, podría reducir el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.

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El doctor Peter Lurie, presidente de uno de los grupos de vigilancia de la industria alimentaria de más alto perfil, el Centro para la Ciencia en el Interés Público (CSPI, por sus siglas en inglés) apuntó que la guía de la FDA es probablemente “la intervención más eficaz que el Gobierno estadounidense podría tomar en este momento”.

El CSPI lleva décadas presionando para que se reduzcan los niveles de sodio añadido en los alimentos. “Aunque todos los alimentos naturales contienen pequeñas cantidades de sodio”, escribió el mes pasado en una carta al Gobierno federal, “más del 70% del sodio que consume el estadounidense medio procede de los alimentos envasados y de los restaurantes”.

Es más, gran parte del sodio de una dieta típica procede de alimentos que uno no considera necesariamente “salados”, como el pan, las salsas para espaguetis y los aderezos para ensaladas.

“El consumidor medio puede hacer muy poco. La única manera de tener un impacto significativo en la ingesta de sodio es haciendo recaer la responsabilidad en la industria", apuntó Lurie.

Los efectos de la sal en el organismo

El consumo de demasiada sal suele asociarse a la hipertensión arterial y a los problemas cardíacos. Pero las consecuencias no empiezan en el corazón, según Lloyd-Jones, sino en los riñones.

La función principal de los riñones es filtrar los residuos y las toxinas de la sangre y mantener un nivel adecuado de líquidos en el cuerpo.

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A medida que se consume más sodio, los riñones son menos capaces de eliminar los excesos. A medida que el sodio se acumula, los riñones se vuelven menos eficientes a la hora de eliminar el exceso de líquido del cuerpo, lo que provoca una presión arterial elevada.

Cuando la presión arterial es elevada, el corazón debe trabajar más para bombear la sangre a través del cuerpo. Esto, a su vez, aumenta el riesgo de sufrir infartos, derrames cerebrales e insuficiencia cardíaca.

Elisabetta Politi, dietista titulada del Centro de Control de Peso y Estilo de Vida de la Universidad de Duke, dijo que la nueva orientación era “un buen paso en la dirección correcta”.

Según su experiencia en el tratamiento de clientes, las papilas gustativas de una persona tardan sólo unos días en aclimatarse a los alimentos con mucho menos sodio.

Politi dijo que una semana después de comenzar su programa, sus clientes se han resistido a la salinidad de sus comidas anteriores y la presión arterial de sus clientes tiende a bajar a los pocos días de haber reducido la sal.

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“Los datos son claros: se podrían salvar vidas si animamos a la gente a consumir menos sodio”, afirmó Politi.