Por Berkeley Lovelace Jr. - NBC News
El número de niños pequeños que enferman por ingerir de forma accidental marihuana comestible va en aumento, advierte un estudio publicado este martes en la revista especializada Pediatrics.
Las llamadas a los centros de control de intoxicación sobre niños de cinco años o menos que consumen comestibles con THC o tetrahidrocannabinol, el principal constituyente psicoactivo del cannabis, pasaron de 207 en 2017 a 3,054 en 2021, lo que representa un crecimiento del 1,375% en cuatro años, de acuerdo con la investigación.
En el 97% de los casos, los menores encontraron la marihuana comestible en casa.
Los resultados se basan en más de 7,000 casos pediátricos notificados al Sistema Nacional de Datos sobre Intoxicaciones del país.
La doctora Antonia Nemanich, coautora del estudio y profesora adjunta de Medicina de Urgencias y Toxicología en el Centro Médico de la Universidad Rush de Chicago, apunta como causas problemas de esta situación el mayor número de estados que han legalizado la marihuana recreativa en los últimos años y la pandemia del COVID-19, que dejó a un gran número de menores en casa sin clases.
Los comestibles suelen estar empaquetados para que parezcan caramelos o galletas, y los niños, inconscientes del riesgo que entrañan, a veces se comen varios de una sola vez, explica Nemanich.
"No saben lo que es (...) y no saben cuándo parar", precisa.
De acuerdo con la investigación, algo más de la mitad de las denuncias correspondían a niños de dos y tres años, seguidas de los de cuatro años (18%), un año (15%) y cinco años (13%). Los lactantes representaron el 1.9% de las llamadas.
Los expertos señalan que ingerir demasiada marihuana comestible puede provocar graves problemas de salud en niños pequeños, como confusión, alucinaciones, taquicardia y vómitos. En casos graves, los menores pueden tener problemas para respirar o incluso entrar en coma. La gravedad suele depender del tamaño y la edad de los niños y de la cantidad de cannabis que hayan consumido.
“Puede ser realmente preocupante para los médicos que los tratan”, reitera Nemanich.
Casi una cuarta parte de los niños fueron ingresados en el hospital, el 8.1% de los cuales tuvo que permanecer en cuidados intensivos, según el estudio. La investigación no registró ninguna muerte.
El doctor Sam Wang, médico de Urgencias y pediatra del Hospital Infantil de Colorado, considera que el estudio refleja la realidad que vive en su centro médico.
La mayoría de los casos en el hospital de Colorado han sido "bastante leves", dice, con niños que a menudo experimentan somnolencia o pérdida del equilibrio, aunque en raras ocasiones ha visto a niños que necesitaban ser conectados a respiradores para ayudarles a respirar o niños que habían entrado en coma. Wang no participó en el estudio.
En Philadelphia, Pennsylvania, se han observado casos similares, de acuerdo con el doctor Kevin Osterhoudt, director médico del centro de control de intoxicación del Hospital Infantil de la ciudad.
“Creo que el patrón que estamos viendo está bien representado por este estudio”, afirma. “Los médicos de urgencias de todo el país han estado reconociendo lo que creen que es un fuerte aumento tanto de niños pequeños como de adolescentes que acuden a los servicios de urgencias por intoxicación con THC", agrega.
Algunos fabricantes han empezado a aumentar la dosis de THC en sus productos comestibles, asegura Osterhoudt, que tampoco participó en la investigación. Esto podría aumentar aún más el número de niños que enferman, advierte.
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Un comestible típico puede contener unos 100 miligramos de THC, remarca. Los adultos suelen empezar con una décima parte de esa cantidad. En algunos estados, sobre todo en los que la marihuana recreativa no es legal y no está regulada, los productos pueden contener hasta 500 miligramos de THC, recuerda.
Wang pide que reglamentar la forma en que los fabricantes de marihuana pueden anunciar sus productos, y que se garantice que la publicidad no atrae a los niños.
Los padres pueden proteger a sus hijos manteniendo los comestibles fuera de su vista y alcance, ya sea detrás de puertas cerradas o en lo alto de estanterías, aconseja Nemanich.
“No hay ninguna razón para que la gente no pueda disfrutar de estos productos”, considera. “Sólo queremos que los niños estén seguros”.
Osterhoudt va un paso más allá: “Lo más seguro para un padre de niños pequeños sería no introducir productos comestibles con THC en su casa”.