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El racismo y la discriminación merman la salud mental de los jóvenes adultos

Un estudio con personas entre los 18 y los 28 años, expuestas a discriminación constante, demostró que tienen hasta un 25% más de riesgo de sufrir problemas de salud mental.

Por Char Adams — NBC News

La transición a la edad adulta puede estar llena de desafíos. Un nuevo estudio demuestra que los efectos de la discriminación pueden desencadenar daños severos en la salud mental de los jóvenes adultos, que ya están pasando por una etapa difícil.

Un nuevo estudio de la Universidad de California, en Los Ángeles, descubrió que los jóvenes adultos que sufren una frecuente discriminación interpersonal por su raza, sexo o aspecto físico corren un mayor riesgo de padecer problemas de salud mental que los que no lo experimentan. 

Los autores analizaron los datos de una encuesta realizada durante 10 años y descubrieron que las personas, entre 18 y 28 años, que han sido discriminadas de forma constante a corto o largo plazo tienen un 25% más de probabilidades de sufrir trastornos psicológicos, ser diagnosticadas de una enfermedad mental o reportar un consumo excesivo de drogas.

“El estudio presenta una imagen sorprendente de cómo la discriminación está fuertemente relacionada con la salud mental y conductual de los jóvenes adultos. Hoy en día es más difícil ser una persona joven de lo que ha sido en mucho tiempo”, aseguró el doctor Adam Schickedanz, profesor asistente de pediatría en la Escuela de Medicina Geffen de la UCLA y autor principal del estudio. 

“El mundo gira más rápido, las cosas cambian constantemente y hay muchos retos. Si estamos más atentos a eso (…) podemos mejorar la situación de los jóvenes”, añadió.

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Durante un período de 10 años (de 2007 a 2017), los adultos jóvenes que experimentaron repetidamente discriminación severa e intensa mostraron un alto riesgo de padecer problemas de salud mental y un peor estado de salud en general, mostró la investigación.

Aunque el estudio se centró en personas de distintos orígenes, la discriminación racial se considera desde hace tiempo un importante factor de estrés para la salud mental de la comunidad negra y dirigentes gubernamentales reconocen cada vez más que las desigualdades sanitarias por motivos raciales pueden causar estrés psicológico. Sufrir racismo se ha relacionado con mayores niveles de ansiedad y depresión.

Se estima que el 67% de los adultos negros ha declarado que la discriminación es una fuente importante de angustia, de acuerdo con una encuesta realizada en julio de 2020 por la Asociación Estadounidense de Psicología (APA por sus siglas en inglés).

Maysa Akbar, directora de diversidad de la asociación y autora de Urban Trauma: A Legacy of Racism (Trauma urbano: Un legado de racismo), explicó que una forma común en que la discriminación puede manifestarse es a través de microagresiones.

“El trauma racial son los efectos acumulativos del racismo en la salud mental y física de una persona”, dijo Akbar.

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“A menudo está relacionado con sentimientos de ansiedad, depresión, ideas suicidas y una serie de otros problemas de salud. Es algo que puede existir a lo largo de toda la vida. Se puede experimentar de niño, de adolescente y hasta la edad adulta. Cuando caminamos con este trauma no resuelto, solo perjudica más nuestro bienestar”, agregó.

Akbar indicó que dormir bien, comprometerse con la espiritualidad, el apoyo de la familia y el autocuidado pueden “ser un buen comienzo para mitigar estos momentos de discriminación crónica”.

De acuerdo al estudio, los jóvenes expuestos a una discriminación constante tienen un 25% más de probabilidades de sufrir problemas de salud mental.
De acuerdo al estudio, los jóvenes expuestos a una discriminación constante tienen un 25% más de probabilidades de sufrir problemas de salud mental.RyanJLane / Getty Images

Experimentar el racismo no es lo único que afecta a la salud mental. Los autores descubrieron que la discriminación está vinculada a las disparidades en la atención de la salud mental y médica.

Defensores de la salud mental de las personas negras han destacado constantemente que los deficientes sistemas de salud pública del país dejan a la población con pocas opciones de atención culturalmente competente.

Mientras tanto, las clínicas comunitarias que trabajan para llenar esas carencias reciben muy poca financiación.

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En un estudio realizado en 2018 por el Consejo Nacional para el Bienestar Mental y la Red de Veteranos Cohen, varios participantes citaron los costos exorbitantes y señalaron que el gobierno debería hacer más para financiar los servicios de salud mental de la población negra que tiene menos probabilidades de recibir tratamiento que las personas blancas, según la Asociación Estadounidense de Asesoramiento. 

El estudio también reveló que las personas negras usualmente no buscan atención debido a “sentimientos de desconfianza, estigma o percepciones de racismo”.

Aunque solamente conforman un sector de los proveedores de salud mental, el 3% de la fuerza laboral dedicada a la psicología en el país es negra, según datos de 2019 de la APA.

En julio de 2020, Clara Benson, de 33 años y originaria de Carolina del Sur, puso en marcha CREW Community Resources for Enduring Wellness después de que, según ella, varios compañeros le preguntaran si conocía a algún proveedor de salud mental negro. 

Era difícil hallarlos. Benson, que estudió psicología en la universidad, aseguró que es una ciudadana preocupada que busca encontrar su “rol en el movimiento”.

Así, bajo CREW, Benson puso en marcha el Black Wellness Project, que publicó una base de datos de casi 200 proveedores de salud mental en las Carolinas.

Benson explicó que estos recursos son importantes porque los listados en los que la población suele buscar consejeros, “especialmente en los lugares rurales, no se ven suficientemente representados”.

“Cuesta mucho encontrar rostros negros. Cuando estás en crisis y tratas de hallar ayuda, es imperativo que no te enfrentes a ese tipo de barreras. Es una cosa más con la que tienes que lidiar. Me dije: ‘Si puedo revisar e identificar todos los rostros negros que pueda y ponerlos en una hoja de cálculo, tal vez facilite a la gente el acceso’”, añadió.

Junto al estrés físico del trauma racial, que está relacionado con enfermedades cardíacas, la diabetes y la obesidad entre otras, el trauma emocional puede derivarse de microagresiones diarias e incluso por mirar videos de policías matando a personas negras. 

Hasta agosto, los ayuntamientos, las juntas de los condados, los departamentos de salud pública y las oficinas de los gobernadores y alcaldes de 37 estados han hecho al menos 200 declaraciones de que el racismo es una crisis de salud pública, según la Asociación Estadounidense de Salud Pública.

Sin embargo, los líderes federales y estatales han tardado en abordar adecuadamente el racismo estructural como una amenaza para la salud pública, según la asociación.

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La pandemia ha intensificado los factores de estrés ya existentes para la población negra del país. Ha afectado de forma desproporcionada a las comunidades negras en materia de salud, desempleo y educación. 

En junio de 2020, una encuesta realizada por The Washington Post reveló que 1 de cada 3 personas negras conocía a alguien que había muerto a causa del COVID-19. Mientras el virus empezaba a causar estragos en Estados Unidos, estallaron cientos de protestas en el país para combatir la violencia policial tras la muerte de George Floyd en Minneapolis el Día de los Caídos de 2020. 

El replanteamiento racial de la nación afectó a la población negra y los terapeutas informaron de un aumento de la demanda de pacientes de este grupo.

Akbar declaró que este incremento es importante, ya que a veces las personas negras evitan buscar tratamiento para enfermedades mentales y físicas por miedo a experimentar más racismo.

“En general, para las comunidades afroamericanas (…) buscar tratamiento de salud mental es realmente la última opción”, afirmó Akbar. “Tienes que estar en una crisis increíble para decir que este es el camino que vas a seguir”, lamentó.

Si usted o alguien que conoce está en crisis, llame a la Línea Nacional de Prevención del Suicidio al 800-273-8255, envíe un mensaje de texto a HOME al 741741 o visite SpeakingOfSuicide.com/resources para obtener ayuda.