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Cómo el racismo y el sexismo hacia mujeres de origen asiático influyeron en los tiroteos de Atlanta que dejaron ocho muertos, según expertos

Seis de las ocho personas que murieron tras el ataque a varios salones de spa eran mujeres de origen asiático. Expertos aseguran que el aspecto racial juega un papel en el acoso y la violencia que estas mujeres sufren hace más de un siglo.

Por Kimmy Yam - NBC News

A medida que emergen nuevos detalles sobre Robert Aaron Long, el hombre blanco acusado de matar a ocho personas en el área de Atlanta, seis de ellas mujeres de origen asiático, se ha reavivado el debate sobre cómo las mujeres de ascendencia asiática son vulnerables a distintas formas de violencia.

Las autoridades aseguran que Long les dijo a los investigadores que lo impulsó una "adicción sexual" y negó tener motivaciones raciales para abrir fuego contra tres salones de spa. La policía asegura que el hombre de 21 años dijo que los spas eran "una tentación para él que quería eliminar".

Aunque no está claro si los locales atacados tenían alguna relación con el trabajo sexual, expertos y activistas aseguran que es casi imposible separar la raza de esta discusión —independientemente de si Long será acusado de un crimen de odio—, dado el fetichismo histórico del que han sido víctimas las mujeres asiáticas, y que las ha hecho especialmente vulnerables a la violencia sexual y física.

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Catherine Ceniza Choy, profesora de estudios étnicos de la Universidad de California, Berkeley, asegura que ignorar la raza cuando hay un acto de violencia implicaría pasar por alto el acoso y la violencia que las mujeres asiáticas han enfrentado durante más de un siglo, desde que llegaron por primera vez a Estados Unidos.

"Decir que esta violencia no está motivada por cuestiones raciales es parte de una historia relacionada con la negación del racismo en la experiencia asiático-estadounidense", cuenta Choy. "El racismo y la supremacía blanca han sido y continúan siendo, trágicamente, parte de la experiencia asiático-estadounidense".

Aunque la mayor parte de los actos de violencia hacia mujeres asiático-estadounidenses no llega a ocupar la agenda de la opinión pública nacional, expertos dicen que no son infrecuentes y que han aumentado durante la pandemia de coronavirus.

Un informe sobre incidentes de odio publicado el martes por el foro Stop AAPI Hate reveló que entre los 3,800 incidentes que se informaron en el transcurso de aproximadamente un año durante la pandemia, el 68% de los encuestados eran mujeres. Una proporción mucho menor, el 29%, eran hombres.

Aparte de la pandemia, la investigación muestra que entre el 21 y el 55% de las mujeres asiáticas en Estados Unidos informan haber experimentado violencia física y/o sexual durante su vida, según el Instituto Asiático y Pacífico sobre Violencia de Género. Aproximadamente un tercio de las mujeres de la población general de Estados Unidos sufre violencia sexual.

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Sung Yeon Choimorrow, directora ejecutiva del Foro Nacional de Mujeres de Asia y el Pacífico Americano, una organización sin fines de lucro, comenta que a menudo se pasa por alto cómo las mujeres asiáticas experimentan una forma muy específica de sexismo que no debería confundirse con la misoginia que otros grupos, como las mujeres blancas, pueden enfrentar.

"Nuestras experiencias como mujeres asiático-estadounidenses son muy particulares, debido a nuestra raza y género", dice, "las mujeres blancas no entienden por qué mi experiencia con el sexismo y el acoso sexual es diferente a su experiencia con el acoso sexual".

Choimorrow dice que muchos de los ataques y gran parte de la conducta sexual inapropiada pueden atribuirse parcialmente a la perpetuación desenfrenada de los estereotipos en torno a las mujeres asiáticas como exóticas, hipersexualizadas y sumisas.

Estos estereotipos crean la percepción de que las estadounidenses de origen asiático son, por lo tanto, una amenaza menor, que es más fácil aprovecharse de ellas y que no son propensas a defenderse. Se pueden encontrar ecos de otras creencias arcaicas en declaraciones que las autoridades atribuyen al atacante de Atlanta, dice Choy.

"Matar mujeres asiático-estadounidenses para eliminar la tentación de un hombre habla de la historia de la cosificación de las mujeres asiáticas y asiático-estadounidenses, lo cual es una variación de las tentadoras asiáticas, las damas dragón y las flores de loto, lo cual solo está relacionado con las fantasías y deseos de los hombres", comenta. "Esto es horrible. Dejen de convertirnos en fetiches", dice también.

Esos imaginarios son particularmente peligrosos, aseguran expertos, ya que imponen a las mujeres la responsabilidad de evitar la violencia. Y alimentan aún más la "mentalidad misógina de la sociedad sobre las mujeres", según Choimorrow.

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"Es parecido a la frase 'la violé porque su falda era demasiado corta'. No, la violaste porque la sociedad te ha dicho que tienes derechos sobre las mujeres", dice, "esto demuestra en qué medida la sociedad nos hipersexualiza".

Estas creencias han sido moldeadas por el código legal, la historia del imperialismo en Estados Unidos y la cultura imperante, dice la historiadora Ellen Wu, autora de "El color del éxito: los estadounidenses de origen asiático y los orígenes de la minoría modelo". Un factor que ayuda a explicar el ambiente tóxico hacia las mujeres asiáticas es el tipo de trabajo al que fueron relegadas en Estados Unidos a partir del siglo XIX, dice.

El origen de la discriminación contra las mujeres asiático-estadounidenses

La fiebre del oro marcó el comienzo de una nueva era de la inmigración, cuando muchas personas de China vinieron a trabajar al oeste estadounidense, cuenta Wu. La mayoría eran hombres. Sin embargo, un pequeño número eran mujeres, incluidas trabajadoras sexuales.

A fines de la década de 1860, los estadounidenses blancos habían comenzado a formarse opiniones o impresiones sobre las mujeres asiáticas o chinas, y los legisladores buscaban prohibir o regular su entrada a Estados Unidos. Wu dice que una de las primeras políticas de exclusión fue la Ley Page de 1875, que prohibió la importación de mujeres "con fines de prostitución".

Según una investigación publicada en The Modern American, la legislación puede haber tenido la intención de mitigar la prostitución, pero los oficiales de inmigración a menudo la usaban como arma para evitar que cualquier mujer asiática ingresara al país, otorgándoles la autoridad para determinar si una mujer era de "alto carácter moral".

"Avancemos rápido hasta el siglo XX. Estas impresiones que los estadounidenses ya tienen sobre las mujeres asiáticas involucradas en este tipo de comportamiento 'lascivo e inmoral' se amplifican cuando Estados Unidos comienza una serie de excursiones imperialistas o, esencialmente, guerras en la región de Asia-Pacífico", dice Wu.

Mientras Estados Unidos sucumbía a sus ambiciones imperialistas y libraba guerras en Filipinas, Japón, Corea y Vietnam, las comunidades locales sufrieron la peor parte de la devastación y las mujeres sufrieron grandes pérdidas, cuenta. Para lidiar con la militarización estadounidense y los estragos causados ​​por la guerra, algunas mujeres recurrieron al trabajo sexual, como muchas lo ven en el sentido tradicional, a cambio de dinero, pero también convivieron con novios estadounidenses de las fuerzas armadas, por ejemplo.

"En ese momento, realmente todo el capital que tenían era sus cuerpos", dice Wu.

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La cultura popular continuó confirmando muchas de las percepciones deshumanizadoras sobre las mujeres asiáticas, agrega la experta.

La película de Stanley Kubrick de 1987, Full Metal Jacket, perpetúa el estereotipo de las mujeres como desviadas sexuales, con una escena en la que una trabajadora sexual vietnamita exclama: "Estoy tan cachonda". Y chistes como "te amo desde hace mucho tiempo" persisten hasta el día de hoy, dando la impresión de que las mujeres asiáticas son "simplemente buenas para ciertas cosas".

"Tal vez porque conocemos esta historia, es difícil no relacionarla con este otro patrón, que es el de Estados Unidos luchando en estas terribles guerras en Asia-Pacífico y realmente tratando las vidas asiáticas como si fueran completamente desechables", dice Wu, quien agrega que el atacante en Georgia "consideraba a estas mujeres y sus vidas como desechables".

Phi Nguyen, directora de litigios de Asian Americans Advancing Justice, con sede en Atlanta, dice que la hipersexualización de las mujeres asiáticas, que se ha normalizado, ayudó en parte a crear las condiciones para el supremacismo blanco, las agresiones y la violencia.

Un grupo de activistas está pidiendo redes de seguridad pública y apoyo para las familias en tales situaciones, y que más líderes públicos se pronuncien contra la violencia, particularmente en Georgia.

"Las personas que viven en esa comunidad y, francamente, las mujeres estadounidenses en todo el país están viviendo este trauma de alguna manera. Existe la idea de que 'esta podría haber sido yo'", dice Choimorrow.

Por ahora, agrega Nguyen, la comunidad asiático-estadounidense de Atlanta está sintiendo el dolor y la ira relacionados con los tiroteos. Muchos también están en "modo de respuesta rápida", para asegurarse de que las familias de las víctimas y la comunidad tengan lo que necesiten.