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Centenario de la Masacre de Tulsa: cómo es la relación actual de la policía con los residentes negros de la ciudad

Hace 100 años, 300 personas negras fueron asesinadas y miles de residentes quedaron desplazados tras la quema de sus casas en esa ciudad de Oklahoma. Todo con la ayuda del Departamento de Policía, cuyos miembros eran mayoritariamente blancos. El tiempo ha pasado, pero las heridas no han sanado del todo.

Por Cliff Brunt - The Associated Press

En los últimos 100 años ha habido un progreso innegable en la relación entre la policía de Tulsa, Oklahoma, y la comunidad negra de esa ciudad. Aunque, por otra parte, es difícil imaginar que esa relación podría haber empeorado.

Allí continúan los reclamos sobre el sesgo policial y la falta de suficientes agentes que representen a las minorías. Pero el jefe de policía es ahora un hombre negro del norte de Tulsa, el área que incluye lo que alguna vez fue el distrito comercial negro más rico de Estados Unidos.

En 1921, décadas antes del Movimiento por los Derechos Civiles, la sola idea de un jefe de policía negro habría sido inconcebible. Ese año, Greenwood, el vecindario negro del norte de Tulsa que incluye el área conocida como Black Wall Street, fue incendiado hasta los cimientos con la ayuda del Departamento de Policía de la ciudad, cuyos miembros eran prácticamente blancos en su totalidad. 

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La Masacre Racial de Tulsa, desencadenada por las acusaciones de que un hombre negro de 19 años había agredido a una niña blanca de 17 años en un ascensor, dejó unas 300 personas negras muertas y miles de residentes negros desplazados. Treinta y cinco bloques cuadrados fueron incendiados y los daños ascendieron a millones de dólares.

 Ruinas humeantes de las casas de afroamericanos después de la masacre racial en Tulsa, Oklahoma, en junio de 1921.
  Ruinas humeantes de las casas de afroamericanos después de la masacre racial en Tulsa, Oklahoma, en junio de 1921.Universal History Archive via Getty Images

El Departamento de Policía de Tulsa ayudó a las turbas blancas, proporcionándoles armas. Numerosos informes describen cómo hombres blancos que portaban insignias racistas prendieron fuego y dispararon a personas negras como parte de la invasión de Greenwood. Según un artículo de Associated Press de la época, los negros que fueron expulsados ​​de sus hogares por cientos gritaban: "¡No disparen!" mientras emergían de las llamas.

Después de que la masacre fuera ignorada en gran medida durante décadas, la conciencia social ha aumentado en los últimos años. El jefe de policía Chuck Jordan estuvo en Greenwood en 2013 y se disculpó por el papel del departamento en la masacre.

"No puedo disculparme por las acciones, la inmovilidad o el abandono de esos oficiales individuales y su jefe", dijo Jordan. “Pero como su jefe hoy, puedo disculparme por nuestro Departamento de Policía. Lamento y me angustia que el Departamento de Policía de Tulsa no protegiera a sus ciudadanos durante los trágicos días de 1921”.

El nombramiento de Wendell Franklin, quien sucedió a Jordan el año pasado, es visto por algunos como una medida de progreso. Pero los residentes negros de Tulsa reclaman que no es suficiente.

"Creo que es algo que la comunidad necesita ver", dijo Ina Sharon Mitchell, una mujer de 70 años que se crió en el norte de Tulsa. "¿Pero hasta dónde llega realmente ese cambio cuando se cierran la puertas?"

Una encuesta de Gallup de 2018 arrojó que solo el 18% de los residentes negros dijeron que confían en la policía "mucho", en comparación con el 49% de los residentes blancos, y el 46% de los habitantes negros de Tulsa dijeron que no confían "en lo absoluto" o "no mucho", en comparación con el 16% de las personas blancas.

Según el proyecto Tulsa Equality Indicators, los jóvenes negros tuvieron tres veces más probabilidades de ser arrestados en 2020 que los jóvenes blancos. Los adultos negros tuvieron 2.54 de más probabilidades de ser arrestados que los adultos blancos y 2.65 más probabilidades de sufrir el uso de la fuerza.

En 2016, la entonces agente de Policía de Tulsa Betty Shelby disparó y mató a Terence Crutcher, un hombre negro desarmado. Shelby, una mujer blanca, fue absuelta de cargos de homicidio involuntario. Fue reasignada en el departamento antes de renunciar. Para los habitantes negros de Tulsa que crecieron sabiendo lo que sucedió en Greenwood, el asesinato de Crutcher les devolvió el dolor.

Un hombre le enseña a un niño sobre la masacre de Tulsa, en el distrito de Greenwood, el 28 de mayo de 2021 en Tulsa, Oklahoma. Este año, el 31 de mayo, se cumple el centenario desde que una turba blanca atacó ese vecindario, matando a cientos de personas
Un hombre le enseña a un niño sobre la masacre de Tulsa, en el distrito de Greenwood, el 28 de mayo de 2021 en Tulsa, Oklahoma. Este año, el 31 de mayo, se cumple el centenario desde que una turba blanca atacó ese vecindario, matando a cientos de personas.Getty Images

"Creo que el asesinato de mi hermano realmente desenterró un siglo de tensión racial aquí", dijo Tiffany Crutcher, la hermana gemela de Terence Crutcher, quien también está organizando eventos conmemorativos por el aniversario de la masacre.

Crutcher dijo que la relación entre la policía de Tulsa y la comunidad aún es tensa.

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"Aquí en Tulsa, explícita y específicamente, no existe una relación realmente buena entre las fuerzas del orden y la comunidad negra", dijo. “La relación no es nada buena. No hay confianza".

La residente Ina Sharon Mitchell dijo que en las décadas de 1950 y 1960 había más oficiales negros y eso fomentó el sentimiento de asociación. Ahora es diferente: en 2019, según el informe anual del departamento, el 8.4% de los empleados eran negros, en comparación con el 15.1% de la población general de la ciudad.

“Cuando era niña y estaba creciendo, la mayoría de los agentes de policía se parecían a mí”, dijo. “Vivían en la comunidad, por lo que la relación del Departamento de Policía y la comunidad era cercana. Conocían a los niños. Sabían las escuelas a las que iban. Ahora no hay eso".

Pero muchos tienen la esperanza de que se produzcan cambios.

Greg Robinson, un activista de 31 años, cree que idealmente estos cambios deben comenzar con la inclusión de la comunidad negra y una mayor paticipación de los agentes en la comunidad. El hecho de que Franklin sea parte del vecindario ayuda a Robinson a mantenerse optimista.

“Espero que durante de su mandato realmente pueda comenzar a inyectar la comunidad con esos cambios por los que hemos estado abogando”, dijo. “Hasta ahora no ha sucedido pero, ciertamente, es alguien que creció en el norte. Debería entender. Y espero que sea lo suficientemente valiente como para incluirnos e involucrarnos".