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“Protégeme, Señor, porque voy a mi trabajo”. Los empleados de las plantas de carne y pollo temen al coronavirus tanto como a perder su empleo

Son considerados trabajadores esenciales durante la pandemia porque alimentan al país. Pero algunos de ellos se quejan de protecciones que llegaron tarde, cuarentenas no pagadas y amenazas de despido. Las compañías aseguran que han tomado medidas para evitar los contagios, pero el Gobierno federal no obliga a cumplirlas.

Por Damià Bonmatí y Belisa Morillo

El mexicano Juan Delgado lleva más de un mes intubado, enfermo de COVID-19 y neumonía, en un hospital de Oklahoma City, a más de 200 millas de su familia. En la casa, su hija y su esposa también salieron positivas del virus y ahora recaudan dinero online para pagar las facturas médicas que llegarán después de tantos días hospitalizado y que no cubrirá el seguro médico.

Delgado, de 69 años, es un trabajador esencial durante la pandemia a ojos del Gobierno de Estados Unidos. Trabajaba cortando pollo en una planta de Tyson Foods en Broken Bow, Oklahoma, desde hacía dos décadas. “Está duro”, dice su hija, Priscilla Delgado, también trabajadora de la misma planta. “Hay muchos que se están quejando porque no la cerraron”.

Al menos 37,876 trabajadores de plantas de carne y pollo dieron positivos de COVID-19 desde el inicio de la pandemia, según un organismo independiente que colecta los datos, The Food & Environment Reporting Network (FERN). A falta de datos oficiales más completos que compilen el número de muertes, FERN contabiliza 170 trabajadores fallecidos por COVID-19.

No hay una estadística oficial o global, pero FERN calcula los casos positivos en las procesadoras de carne y pollo en más de 37,000 .
No hay una estadística oficial o global, pero FERN calcula los casos positivos en las procesadoras de carne y pollo en más de 37,000. No todos los estados han reportado esas cifras.Noticias Telemundo Investiga

Los empleados de estas industrias con quienes conversamos siguen cortando, limpiando y empacando cientos de animales por día. Aunque ahora suelen trabajar equipados con mascarillas, separados por plásticos y con más distancia, dicen sentirse todavía vulnerables dentro de las plantas y se quejan de que las medidas contra el coronavirus se tomaron demasiado tarde para ellos y sus familias. 

Sus patronos, las principales compañías del sector, enumeran las listas de medidas que han tomado en los últimos meses y afrontan varios desafíos desde el estallido de la pandemia, como el pago de la cuarentena a sus trabajadores, la falta de personal o la gestión de la muerte de los empleados por COVID-19.

Un empleado de una planta de pollo del noroeste de Arkansas sale a trabajar durante la pandemia.
Un empleado de una planta de pollo del noroeste de Arkansas sale a trabajar durante la pandemia.Mark Whaley

Los datos de estados productores de carne y pollo como Colorado y Arkansas indican que los brotes entre los empleados han perdido velocidad desde que se tomaron medidas dentro de las plantas.

Pero la mayoría de guías de la Administración Trump para estas plantas son solo recomendaciones. Esta industria es una pieza clave de la economía estadounidense: produce cerca de 100,000 millones de libras de carne y pollo al año y emplea a más de medio millón de personas directa e indirectamente según el North American Meat Institute, una asociación que agrupa a las principales compañías.

Noticias Telemundo Investiga habló con una veintena de trabajadores de la industria del pollo y la carne y sus familiares directos en cinco estados –Arkansas, Colorado, Oklahoma, Georgia y Pennsylvania– para saber cómo están viviendo esta crisis en las casas de los que salen a trabajar para subsistir y alimentar al país.

Llevó el virus a casa

En Georgia, Lidia Ramírez, una trabajadora mexicana de 65 años, dice que tuvo que comprarse su propia mascarilla y pedir vacaciones en la pollera Wayne Farms para protegerse del virus, pero no logró evitar sus peores consecuencias. 

“Ellos (la compañía) no tomaron ninguna precaución. No nos distanciaron, las personas estaban frente a frente en los comedores llenos y las ponchadoras estaban juntitas y solo nos daban dos minutos para entrar”, recuerda sobre las primeras semanas de la pandemia. 

Ramírez se protegió con su propia mascarilla porque su marido de 68 años, refugiado en la casa, era un caso de alto riesgo en caso de contagio: sufría de diabetes, presión alta y había superado una operación de corazón. Cuando se supo del primer caso en la planta, la trabajadora pidió permiso por asuntos de salud pero dice que se lo negaron. Decidió tomarse algunos días de vacaciones.

En su último día de trabajo antes de irse de vacaciones, ya notó escalofríos, dolores de huesos y falta de apetito. Según su relato, al cabo de cuatro días, su marido empezó a encontrarse mal, salió positivo de COVID-19 y empeoró rápidamente. Antes de ser intubado en el hospital, José Luis Ramírez se despidió de su esposa e hijos por videollamada. Murió el 23 de abril. 

[Las familias de trabajadores muertos por el coronavirus luchan por una compensación de las empacadoras de carne]

“Yo digo que es debido a la pollera porque yo era la que salía a trabajar, él no podía trabajar”, dijo a Noticias Telemundo Investiga Lidia Ramírez, quien regresó a la planta tras la muerte de su marido a pesar de su temor de volver a contagiarse.

“Las únicas que me dieron la bienvenida fueron las compañeras de trabajo. Ningún supervisor me dio la bienvenida. Me dijeron que me pusiera en mi lugar de trabajo y listo. No hubo quien dijera una disculpa o algo”, dijo.  Noticias Telemundo Investiga no logró la versión de la compañía.

En Oklahoma, la queja se repite: los trabajadores que entrevistamos acusan a sus compañías de tomar medidas demasiado tarde.

“Primero nos dejaron traer nuestras propias máscaras y luego nos las dieron”, dice Priscilla Delgado, desde Oklahoma.

“Mi papá fue a su propio doctor y así se enteró que tenía COVID-19”, recuerda Priscilla. El padre recibió el diagnóstico el 17 de junio, el 21 de junio lo hospitalizaron y el 24 lo transportaron en helicóptero a Oklahoma City, ya inconsciente e intubado.

Preguntado por el brote en la planta de Broken Bow, Tyson se remitió a un comunicado del departamento de Salud de Oklahoma en la prensa local: “Este no es un brote de Tyson Foods; es un brote comunitario y Tyson se encuentra en esta comunidad”.

Una empleada trabaja con mascarilla en una planta procesadora de pollo en Springdale, Arkansas.
Una empleada trabaja con mascarilla en una planta procesadora de pollo en Springdale, Arkansas.Mark Whaley

Según la familia, la compañía le está pagando a Juan Delgado la licencia por enfermedad y le cubre también un seguro médico. Pero después de cinco semanas hospitalizado y en estado crítico, temen recibir altas facturas médicas por el tratamiento del COVID-19 y la neumonía asociada.

Tyson dijo a Noticias Telemundo Investiga que todos sus empleados cuentan con cobertura médica y seguro de vida. La hija de Delgado ya ha vuelto al trabajo. Explica que la planta cuenta ahora con mascarillas, separadores y que hicieron un test masivo, pero asegura que otros trabajadores como ella sienten que la compañía reaccionó tarde. 

Otro trabajador de Tyson, Óscar González, de 24 años, dice haber alertado a sus jefes cuando les informaron de los primeros casos en la misma planta. “Yo les dije ‘ustedes tienen que mandar a las personas que estuvieron en contacto con los infectados en la línea para que no haya un brote en nuestra planta’ y nunca, nunca los mandaron para la casa”, dijo a Noticias Telemundo Investiga.

Tyson sostiene que creó un comité de respuesta al coronavirus en enero, empezó a chequear la temperatura de sus empleados en marzo y requirió que llevaran protección facial en abril.

González, que trabaja de huesero, pide a las compañías mayor transparencia sobre los contagios y muertes de sus colegas. Pasó la cuarentena en casa y recibió su salario durante esos días. Sin embargo, otros empleados de otras compañías de pollo y carne aseguran que no fue así para ellos.

En esta planta de Tyson en Springdale, Arkansas, procesan un millón de aves por semana.
La planta de Tyson en Springdale, Arkansas.Mark Whaley

El corazón de la industria del pollo

El olor de las plantas de pollo, agrio, espeso y rasposo en el paladar, se suele notar desde lejos. En el noreste de Arkansas, alrededor de estos grandes edificios industriales, se oye el insistente rugir de la planta en marcha y se ven camiones que entran y salen. Los que llegan contienen cientos de pollos que aletean sin fuerza y los que salen muestran en el exterior del remolque enormes fotos de las carnes que los consumidores acabaremos comiendo.

Tyson Foods fue la única compañía que abrió las puertas a Noticias Telemundo Investiga entre las tres a las que pedimos acceso. En la planta de Berry St, en Springdale, Arkansas, trabajan más de 1,100 personas, entran decenas de miles de animales por semana y salen 11 millones de libras de pollo. Según la compañía, en el turno de la mañana, el 64% de los empleados son hispanos y en la tarde el 41% de las Islas Marshall, por lo que los rótulos están escritos en inglés, español y marshalés. 

Esta cámara detecta la temperatura al entrar a la planta de Tyson.
Esta cámara detecta la temperatura de los trabajadores y visitantes al entrar a la planta de Tyson.Mark Whaley

Al entrar en la planta a principio de julio, vimos desinfectante de manos, mascarillas quirúrgicas para los empleados y una cámara que detecta la temperatura de los trabajadores. En el comedor, dos empleadas desinfectaban las mesas y cada asiento estaba separado con cristal acrílico. En las líneas de producción, donde corren a velocidad los pollos, los empleados llevaban mascarillas y estaban separados por plásticos. Solo en algunos momentos no se respetaba la distancia de seguridad.

– ¿Se tomaron medidas demasiado tarde? – preguntamos al vicepresidente de Recursos Humanos de Tyson, Hector Gonzalez.

– Hemos adoptado el enfoque de que, al evaluar a los miembros de nuestro equipo, somos probablemente una de las empresas en Estados Unidos que ha realizado la mayor cantidad de pruebas y que ha sido muy transparente sobre los resultados de esas pruebas. De hecho, vimos por los esfuerzos de pruebas masivas que elegimos realizar que aproximadamente el 95% de los miembros del equipo que salieron positivos eran asintomáticos.

En la planta que Noticias Telemundo Investiga visitó, el test masivo se hizo una vez, de manera voluntaria. Al menos 333 trabajadores de esta sede salieron positivos de COVID-19, según el Departamento de Salud de Arkansas. Ni Tyson ni el Departamento de Salud dieron la cifra de empleados fallecidos, pero Noticias Telemundo Investiga pudo confirmar la muerte de un empleado.

En esta planta ha habido al menos 333 trabajadores que salieron positivos de COVID-19, según las autoridades estatales.
En esta planta ha habido al menos 333 trabajadores que salieron positivos de COVID-19, según las autoridades estatales. Ni Tyson ni el Departamento de Salud de Arkansas dieron la cifra de empleados fallecidos.Mark Whaley

La complicada cuarentena pagada

Una de las leyes federales aprobadas en respuesta al coronavirus, llamada Families First Coronavirus Response Act, otorga hasta diez días de licencia médica pagada para los trabajadores afectados por el coronavirus. Esa medida incluye a empleados con diagnóstico y síntomas de COVID-19, pero también a aquellos en cuarentena siguiendo órdenes de las autoridades o recomendaciones médicas.

En la práctica conseguir esa licencia médica pagada se complicó para algunos trabajadores, según su relato.

Maclovia, una empleada que no quiere revelar su nombre por temor a perder su empleo, trabaja para la compañía George’s y dice que no recibió ningún pago por las dos semanas en las que se ausentó del trabajo.

“Si no tienes síntomas, regresa a trabajar”

Su compañera en la línea de producción estuvo expuesta al virus y siguió trabajando por un tiempo más. Asegura que “la enfermera le dijo ‘si no sientes nada, no tienes ningún síntoma, regresa a trabajar”. Al testearse fuera de la planta, la colega salió positiva. Maclovia salió negativa, pero se encuarentenó en su casa por recomendación médica.

Es la única de la familia que sale a trabajar. Al terminar la cuarentena ha vuelto a la planta, pero se persigna cada vez que llega la hora de entrada a su puesto y se encomienda a Dios para no contagiarse: “Protégeme, Señor, porque voy a mi trabajo. Yo estoy bien, pero no sé si regresaré bien”. Los pollos que maneja en la cinta de producción pasan a una velocidad de 36 por minuto. 

También asegura que la compañía penaliza a los trabajadores cuando faltan más de dos semanas, con o sin diagnóstico. Varias empresas de pollo y carne operan con sistemas de puntos que penalizan a los trabajadores cuando faltan. Cuando llegan al máximo de puntos permitidos, son despedidos.

“Si acumulas 20 puntos, automáticamente estás despedido. No importa lo que pase, no importa lo que tengas”, dijo Maclovia. Noticias Telemundo Investiga contactó a la compañía, pero no respondió preguntas concretas y nos remitió a una página web. Allí asegura que George’s paga licencia médica a quienes se ausentan por COVID-19 o por haber estado expuestos al virus. También dice que modificó su política de asistencia durante la pandemia, pero no especifica cómo. 

Una imagen grabada en celular dentro de una planta de pollo en Georgia en julio, donde visiblemente no se respeta la distancia de seguridad ni el uso permanente de mascarillas.
Una imagen grabada en celular dentro de una planta de pollo en Georgia en julio, donde visiblemente no se respeta la distancia de seguridad ni el uso permanente de mascarillas.Cedida a Noticias Telemundo Investiga

En opinión de algunos empleados, los sistemas de puntos han impulsado a varios empleados a volver a trabajar antes de tiempo o resistirse a hacer la cuarentena. “Hay gente que a simple vista se ven enfermos, hay gente que puedes escuchar tosiendo dentro o cuando estamos en el baño”, sostiene Alfredo, un trabajador de Tyson, que no da su apellido por temor a represalias.

Este empleado asegura que la compañía no les paga si se quedan en la casa, “simplemente porque tengamos miedo de ir a trabajar y contagiarnos allá”, y teme que les quiten puntos.

Otra trabajadora de la compañía, quien se identificó con el nombre de María, dijo haber salido positiva de coronavirus;  asegura que ha sufrido síntomas y que hecho la cuarentena en casa. Sin embargo, varias semanas después no había logrado que le pagaran la cuarentena. Tuvo que reclamar el pago a través de un servicio telefónico subcontratado que no da la opción de ser atendido en español. “Al no habérmelo pagado en las dos semanas, ahorita no creo que me las paguen. Ya tengo semanas trabajando”, dijo esta mexicana que vive en Arkansas.

Al preguntar a Tyson por este caso, un portavoz, Derek Burleson, dijo que los empleados que salen positivos de coronavirus “reciben licencia pagada y pueden retornar a trabajar cuando cumplen los criterios establecidos por CDC y Tyson”. No especificó qué pasa con los que hacen cuarentena sin salir positivos del COVID-19.

En cuanto al sistema de puntos, responden que “está diseñado para animar a los miembros del equipo a reportarse a trabajar y evitar ausencias sin excusa. Continuamos diciéndoles que se queden en casa si no se sienten bien”, dijo el portavoz.

Una trabajadora en una planta de pollo en Spingdale, Arkansas.
Una trabajadora en una planta de pollo en Spingdale, Arkansas.Mark Whaley

“Si haces cuarentena, no vuelves”

José de los Santos, un trabajador en la empacadora de carne JBS en Colorado, muestra varios documentos médicos que describen sus síntomas del COVID-19 y su imposibilidad para trabajar. Este empleado de 52 años estuvo semanas sin ir a empacar carne molida.

Al regresar, dice que volvió a sentirse mal, pero la situación se complicó. Según su relato, primero le dijeron que iban a despedirlo y después que le ponían una advertencia final por ausentarse.

“Como me dijo mi supervisor, si estoy enfermo, necesito tener la decisión: o venir a trabajar o irme a cuarentena. Si vas a cuarentena, tú ya sabes que te voy a decir que ya no vengas. Que te voy a hacer termination, sostiene De los Santos.

La compañía JBS no nos dio su versión sobre el caso. La planta, en Greeley, Colorado, se ha convertido en uno de los epicentros de la crisis de coronavirus en la industria agroalimentaria, con al menos seis muertos en las líneas de producción y uno más en las oficinas corporativas. Incluso el presidente Trump, el 10 de abril, dijo haberse preguntado “qué está pasando en Denver” y aseguró que se estaba reaccionando “tan rápido que no podrían creerlo”.

La planta de JBS en Greeley, Colorado, ha sido uno de los focos más destacados de esta crisis. Cientos de trabajadores hicieron paros y protestas para pedir mejores condiciones.
La planta de JBS en Greeley, Colorado, ha sido uno de los focos más destacados de esta crisis. Cientos de trabajadores hicieron paros y protestas para pedir mejores condiciones.Moisés Olmos

Plantas que no se cierran

Cuando comenzaron a reportarse infecciones y se ordenó el cierre temporal de algunas plantas, la compañía de pollo Tyson salió a reivindicarse como industria esencial. A toda página, publicó un comercial de su presidente, John H. Tyson, en los diarios The New York Times, The Washington Post y el Arkansas Democrat-Gazette el domingo 26 de abril. 

“La cadena de suministro se está rompiendo”, advertía el presidente de la compañía. Subrayó que Tyson sostiene “la responsabilidad de alimentar a nuestra nación y al mundo” y de emplear a más de 100,000 trabajadores.

Tyson pedía una acción coordinada de todas las instituciones públicas para encontrar la manera en que los empleados siguieran trabajando “sin miedo, ni pánico, ni preocupación” y el mercado no quedara desabastecido ni con precios desorbitados. El directivo escribió que su negocio era “tan esencial como la salud”.

Dos días después, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva que reconoció a la industria de la carne y pollo como esencial.

El Gobierno ordenó así que las plantas quedaran abiertas para “continuar las operaciones ininterrumpidas al máximo alcance posible” y que cumplieran las guías de la autoridad sanitaria y federal para estas instalaciones. La administración también anunció la inyección de 16,000 millones de dólares a granjeros, rancheros y productores de comida durante la pandemia.

Pero esas guían de la autoridad sanitaria y laboral son principalmente eso, guías. 

“Eligen entre la salud o el sueldo”

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) y la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA) publicaron una serie de medidas para aumentar la seguridad en la industria de la carne y pollo durante la pandemia: separar a los operarios a más de seis pies de distancia, instalar dispensadores de desinfectante de manos, colocar divisores de plástico en la línea de producción y animar a los trabajadores a usar mascarilla, entre otras. Sin embargo, las medidas suelen ir acompañadas por aclaraciones como “consideren”, “recomendamos”, “si es posible” e “idealmente”.

Los CDC y OSHA publicaron un documento conjunto en el que dicen que los trabajadores de esta industria están considerablemente más expuestos y detallan recomendaciones.
Los CDC y OSHA publicaron un documento conjunto en el que dicen que los trabajadores de esta industria están considerablemente más expuestos y detallan recomendaciones.Noticias Telemundo Investiga

El Departamento de Trabajo, en un documento por separado, invitaba a las compañías a revisar sus medidas de seguridad, pero también les decía que la administración federal no las perseguiría si no las implementaban. Incluso podría apoyarles en las cortes si había una demanda en contra de ellas debido a la pandemia. 

“Hay graves consecuencias de que el Gobierno federal no implemente medidas de seguridad obligatorias para los trabajadores: muchos trabajadores se enfermaron y muchos murieron”, dijo Debbie Berkowitz a Noticias Telemundo Investiga. Fue jefa de gabinete de OSHA durante la administración Obama y actualmente trabaja en el grupo protrabajador National Employment Law Project. “El Gobierno federal obligó a los trabajadores a elegir entre su salud y su sueldo”, sostiene sobre la falta de medidas obligatorias.

Esa falta de obligatoriedad complica las posibles quejas ante la justicia que los trabajadores infectados puedan presentar contra las compañías. En Iowa, una demanda contra la productora de cerdo Smithfield, fue desestimada por un juez federal. Argumentó que la empresa ya estaba tomando medidas y que, bajo la orden ejecutiva que pide que las plantas de carne sigan abiertas, es el Gobierno y no las cortes quien debe supervisar las plantas.

De la misma manera, algunas familias que sufrieron las peores consecuencias, las que tienen a trabajadores de la industria de la carne hospitalizados o que murieron, afrontan la lucha de lograr una compensación económica por parte de las compañías.

En varios casos recibidos por Noticias Telemundo Investiga, las compañías no reconocen el contagio como una “enfermedad vinculada al trabajo” y las familias deberán luchar por lograr una compensación económica para pagar las facturas médicas, el funeral o una ayuda a las viudas o viudos. Tienen que demostrar que se infectaron haciendo su trabajo.

JBS, una empacadora de carne, negó por ahora una compensación a la familia de Saúl Sánchez, un trabajador que murió de COVID-19 en Greeley, Colorado.
JBS, una empacadora de carne, negó por ahora una compensación a la familia de Saúl Sánchez, un trabajador que murió de COVID-19 en Greeley, Colorado.Noticias Telemundo Investiga

La activista Magaly Licolli dice que “ahora la batalla de los trabajadores es comprobar que se enfermaron en la planta. Realmente, con un buen abogado, se puede hacer un caso de que obviamente hay mucha evidencia que los trabajadores enfermaron en la planta”, explicó delante de una procesadora en Rogers, Arkansas.

Un reporte de CDC hecho en Arkansas, epicentro de la industria del pollo, apunta a las plantas como un lugar en el que se aceleró la propagación del virus en el estado. Pero los departamentos de salud aseguran que se hace casi imposible saber dónde exactamente se produce cada contagio. 

Reporte de los CDC de la industria del pollo
Este reporte de los CDC, basado en siete semanas, muestra en naranja los casos positivos que trabajan en plantas de pollo y en morado los infectados que viven con empleados de esta industria en el noroeste de Arkansas. En verde, la minoría, otros miembros de la comunidad.Noticias Telemundo Investiga

En el noroeste de Arkansas, donde se hizo el estudio, varias ciudades instaladas entre bosques y entretejidas por carreteras llenas de tráfico acogen a múltiples plantas de pollo. Han sido un imán para inmigrantes que han convertido la zona en la más latina y diversa del estado. Hay casas donde todos los adultos trabajan en diferentes polleras porque les proporcionan mejores salarios y beneficios que otros trabajos manuales.

Otras empacadoras de carne se encuentran en localidades más remotas donde la población latina ha emergido y se ha instalado alrededor de ellas. Algunos manejan horas cada día para llegar.

Priscilla Delgado sigue manejando cada noche las doce millas que la separan de la pollera para hacer su turno hasta las 4:30 de la madrugada. Cada día reciben noticias desde el hospital de Oklahoma, donde su papá sigue en estado crítico pero estable. Pero está esperanzada: su papá, todavía intubado, empezó a reaccionar a las indicaciones de sus enfermeras.

Si conocen casos de trabajadores de la industria del pollo y la carne afectados por la crisis del coronavirus, pueden contactar a los autores de este reportaje a través del email ntinvestiga@nbcuni.com.