Un artículo en el Wall Street Journal, considerado sexista, calificó de fraudulento que la futura primera dama, que tiene un doctorado en Educación, utilice el título de doctora. Pero el uso del término no es exclusivo para los médicos.
A poco más de un mes de convertirse en la nueva primera dama de Estados Unidos, Jill Biden está en el centro de una controversia que comenzó con una crítica en uno de los diarios más importantes del país y que rápidamente se transformó en un debate sobre libertad de prensa y sexismo.
El sábado, el Wall Street Journal publicó una columna titulada ¿Hay un doctor en la Casa Blanca? No si necesitas un doctorado en medicina. El texto empieza así:
“Madame Primera Dama, Sra. Biden, Jill, niña: un consejo sobre algo que podría parecer un asunto pequeño, pero que no creo que carezca de importancia. ¿Hay alguna posibilidad de que elimine el ‘Dra.’ antes de su nombre? ‘Dra. Jill Biden’ suena y se siente fraudulento, por no decir un tanto cómico”.
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La persona que habla con un tono que podría interpretarse desde paternal hasta altivo es el escritor y antiguo colaborador del Wall Street Journal Joseph Epstein, quien en enero cumplirá 84 años (Biden tiene 69). Epstein crítica a la futura primera –quien ha sido profesora de inglés y escritura– por utilizar el título de doctora.
¿Es fraudulento hacerse llamar doctor cuando no se es médico? La respuesta corta es no. Decir que es fraudulento utilizar el título de doctor sin ser profesional en medicina es falso.
¿Tiene Jill Biden derecho a identificarse como doctora? Según la definición lingüística, sí, puede hacerlo.
La esposa del presidente electo Joe Biden se hace llamar Dra. Jill Biden, aunque no sea doctora en medicina, sino profesora. El sufijo se debe más bien al doctorado en Educación que obtuvo de la Universidad de Delaware en 2007, un par de años antes de que su esposo se convirtiese en el vicepresidente de Barack Obama.
Como queda claro en su columna, a Epstein le molesta que Jill Biden use un título que para él debe estar reservado para doctores en medicina. Sin embargo, en Estados Unidos es común que personas con doctorados en otras materias, sobre todo en educación, como es el caso de Jill Biden, se llamen doctores.
Quién tiene derecho a llamarse “doctor” es un debate antiguo, incluso dentro de la medicina. Según un sondeo de 2017, una doctora presenta a un colega hombre utilizando títulos formales 95% del tiempo mientras que cuando un doctor presenta a una colega mujer, usa títulos profesionales solo 49.2% de las veces. Fuera de la medicina, el título es usado por muchas mujeres con doctorados como una herramienta para exigir el mismo reconocimiento y respeto que reciben sus colegas hombres.
En América Latina, el título es usado más allá de la medicina sin mayor reparo. En Perú, por ejemplo, llaman “doctor” a los abogados y en Colombia, el diminutivo “doctorcito” es hasta una expresión cariñosa o de respeto.
Según el diccionario Merriam-Webster, la palabra “doctor” viene de la palabra “maestro” en latin, y originalmente se utilizaba para referirse a un pequeño grupo de teólogos que tenían la aprobación de la Iglesia Católica para hablar sobre temas religiosos. No fue hasta finales del siglo XIV que, con el Renacimiento, la palabra “doctor” empezó a utilizarse también para llamar a académicos consagrados y practicantes de medicina.
“Tanto académicos cualificados como médicos pueden usarlo legítimamente”, concluye el diccionario.
Así, desde un punto de vista estrictamente técnico y lingüístico, su doctorado en Educación y el origen de la palabra le dan a Jill Biden la autoridad de identificarse como doctora sin que ello signifique un intento de defraudar a la gente.
Más allá del debate sobre el uso del título, la columna de Epstein ha generado rechazo por su tono, que muchos han acusado de sexista.
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Después de hacer un repaso de cómo, a su parecer, el título se ha desprestigiado con procesos académicos menos exigentes y la repartición de doctorados honoríficos a artistas sin mayor mérito académico o desprestigiados, o periodistas famosos, Epstein termina su columna recomendándole a Biden que guarde su título por lo menos en público, al menos por ahora.
“Olvídese de la pequeña emoción de ser Dra. Jill y conténtese con la emoción mayor de vivir los próximos cuatro años en la mejor residencia pública del mundo como primera dama Jill Biden”, le recomienda, como quien manda a una mujer a cuidar de su casa.
Colaboradores de Jill Biden criticaron la columna calificandola como un “ataque sexista”. Michael LaRosa, vocero de la próxima primera dama, tuiteó dirigiéndose directamente al Wall Street Journal: “Si tienen algún respeto por las mujeres, retirarían esta repugnante demostración de chovinismo y se disculparían con ella”. Elizabeth Alexander, la directora de comunicaciones de la próxima primera dama, escribió: “Sexista y vergonzoso. Sé mejor WSJ”, en referencia al diario.
Figuras de la política también se solidarizaron con Jill Biden, en particular dos mujeres que ya han tenido el título de primera dama: Hillary Clinton y Michelle Obama. “Su nombre es Dr. Jill Biden. Acostúmbrate”, escribió Clinton. En su mensaje de apoyo acompañado de una foto de ambas, Obama escribió en su cuenta en Instagram: “Estamos viendo lo que pasa a muchas mujeres profesionales, sea su título Dra. Srta., Sra., o incluso Primera Dama: Con demasiada frecuencia, nuestros logros son recibidos con escepticismo, incluso con burla. Somos puestas en duda por aquellos que eligen la debilidad del ridículo sobre la fuerza del respeto”.
La respuesta de Biden a Epstein ha sido corta, pero claramente hace referencia a la división de género: “Juntos construiremos un mundo donde los logros de nuestras hijas sean celebrados en lugar de disminuidos”, escribió en Twitter el domingo.
Por su parte, el WSJ ha defendido la columna que publicó “sobre un tema relativamente menor”. Paul A. Gigot, editor de la página editorial del diario, equiparó la respuesta del equipo de Biden con la relación conflictiva que ha mantenido la prensa y la Casa Blanca de Donald Trump.
“No hay nada como jugar la carta de la raza o el género para reprimir las críticas. Es la versión de la izquierda de los tuits de Donald Trump refiriéndose al ‘enemigo del pueblo’”, dijo Gigot.
El editor recordó también que incluso desde al menos 2009, el tema del título profesional de Jill Biden ha sido noticia, y citó un artículo del Los Angeles Times en el que Joe Biden explicó que su esposa estaba cansada de su estatus de segunda clase cuando recibían correspondencia dirigida al “Senador Biden y Sra. Biden”, y que había sido por eso que decidió obtener su doctorado.
“Estas páginas no van a dejar de publicar ensayos provocativos simplemente porque ofenden al nuevo Gobierno o los censores políticos de la prensa y la academia. Y ya que es el momento de sanar, le daremos a la gente de Biden una segunda oportunidad por sus ataques contra nosotros”, concluyó Gigot, dejando claro que no planean ni retirar la columna ni disculparse.
Este artículo fue traducido por Andrea López-Cruzado gracias al convenio FactChat, coordinado por la International Fact-Checking Network (IFCN) con el apoyo de WhatsApp. El objetivo del proyecto es llevar mejor información en español. Este y otros chequeos los puedes recibir directo por WhatsApp al hacer click aquí o al registrar el número +1 727-477-2212 y escribir "Hola" en el primer mensaje. Te esperamos.
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