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¿Por qué el juicio a Donald Trump es una prueba para la nación y qué implicaciones políticas tiene?

El tejido jurídico, político y social del país se pondrá a prueba mientras los fiscales persiguen la primera condena a un expresidente estadounidense.

Por Jonathan Allen - NBC News

WASHINGTON — El país entero está siendo juzgado.

En primer lugar, Donald Trump, acusado de siete cargos relacionados con el manejo de información clasificada en medio de su campaña a la Casa Blanca, se ha convertido en el único expresidente estadounidense que enfrenta un juicio federal.

Los cargos son graves, y un gran jurado determinó que eran lo suficientemente sustanciales como para justificar un juicio.

Pero el inspector especial Jack Smith, y por extensión el Departamento de Justicia del presidente Joe Biden, tienen la carga legal de demostrar que Trump infringió la ley y el reto sustancial de demostrar que no fue -como él sugiere- injustamente señalado con fines políticos.

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Del mismo modo, Biden, que se beneficia del daño político a Trump y al Partido Republicano (GOP, por su sigla en inglés) debe demostrar que no está abusando del poder para acabar con su máximo rival en los tribunales en lugar de en las urnas. Trump fue sometido a juicio político, pero no condenado, por acusaciones de que retuvo fondos federales a Ucrania para obligarla a investigar a Biden, el principal rival demócrata en 2019.

Los votantes de las primarias republicanas deben decidir si un Trump acusado federalmente es el candidato que quieren en 2024, o si está demasiado desgastado para ganar.

Hasta ahora, sus problemas judiciales -incluida una investigación federal separada sobre su papel en la insurrección del 6 de enero, cargos en el estado de Nueva York relacionados con pagos realizados a una estrella del porno, un caso en Georgia que implica su esfuerzo por anular las elecciones de 2020 allí y su responsabilidad civil en la agresión sexual a la escritora E. Jean Carroll- le han ayudado a consolidar su ventaja en el campo.

Los oponentes republicanos de Trump se han visto obligados a sopesar si apoyarle o arriesgarse a la ira de una base que podría castigar a los políticos -en primarias o en unas elecciones generales- por abandonarle.

En ese sentido, este primer juicio del milenio es una prueba de algo más que un hombre que se ha burlado habitualmente de la ley y de los cargos concretos que se le imputan. Es una prueba del tejido político, jurídico y social de Estados Unidos que no se parece a ninguna otra desde la Guerra Civil.

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Los primeros indicios del jueves apuntaban a un sistema que se acercaba a su punto de ruptura.

El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy, tercero en la línea de sucesión a la presidencia, calificó el suceso de “día negro” para el país y lanzó una amplia amenaza de tomar represalias contra Biden, que también conservó documentos clasificados de su época como vicepresidente.

“Es inconcebible que un presidente acuse al principal candidato que se le opone”, declaró McCarthy, que votó en contra de un juicio político a Trump por buscar ayuda extranjera para investigar a Biden en 2019. “Los republicanos de la Cámara de Representantes pedirán cuentas por esta descarada utilización del poder como arma”, añadió.

El expresidente Donald Trump asiste a un acto en el club Mar-a-Lago en West Palm Beach, Florida, el 4 de abril de 2023.
El expresidente Donald Trump asiste a un acto en el club Mar-a-Lago en West Palm Beach, Florida, el 4 de abril de 2023.Joe Raedle / Getty Images

Biden y su Casa Blanca guardaron silencio sobre las acusaciones el jueves por la noche. También lo hicieron algunos de los rivales de Trump, incluido el exvicepresidente Mike Pence, la exgobernadora de Carolina del Sur Nikki Haley y el exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie, que dijo que hablaría cuando se hicieran públicas las acusaciones.

Pero el gobernador de Florida, Ron DeSantis, que está en segundo lugar en las encuestas, salió en defensa de Trump, al igual que el senador Tim Scott, republicano por Carolina del Sur, que está en las encuestas en un solo dígito.

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Al mismo tiempo, la mayoría de los demócratas, y al menos un puñado de republicanos contrarios a Trump, creen que la acusación es una señal de que el sistema judicial está funcionando, no fallando.

“Nuestro sistema judicial ya ha pasado una prueba importante, con una mucho mayor por delante”, dijo Jeff Shesol, redactor de discursos en la Casa Blanca de Bill Clinton y autor de un libro sobre las batallas del presidente Franklin Roosevelt con la Corte Suprema. “Los fiscales federales han puesto fin a la pregunta ‘¿intentarán siquiera responsabilizar a un ex presidente? Ahora la pregunta es ‘¿lo conseguirán?”.

El exgobernador de Arkansas Asa Hutchinson, que aspira a la nominación republicana, reiteró su llamamiento para que Trump abandone la carrera.

Los miembros del jurado decidirían si condenan a Trump en la sala del tribunal. No está claro cuánto duraría el juicio, y es posible que siga aspirando a la presidencia incluso después de una condena.

Vivek Ramaswamy, un empresario que aspira a la nominación republicana, ya ha dicho que, de ser elegido, indultaría a Trump. Pero esa es una propuesta cargada de “si”.

Es probable que sean los votantes, primero en las primarias republicanas y posiblemente después en las elecciones generales, quienes decidan el destino político de Trump. Si ese es el caso, la prueba más importante es la voluntad de los votantes, las personas que más importan en una democracia.

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Algunos republicanos en los primeros estados de las primarias dicen que es probable que la acusación reúna a los fieles en torno a Trump una vez más.

“Al igual que muchos estadounidenses, estoy perturbado por la acusación contra el expresidente”, indicó Vikram Mansharamani, un republicano que se postuló para el Senado de Estados Unidos en New Hampshire el año pasado.

“En este momento, no tenemos información completa, pero me preocupa que se considere que tiene una motivación política”, indicó. “Si eso surge como el sentimiento predominante, fortalecerá el argumento de Trump de que es blanco de un sistema de justicia partidista — y probablemente le ayudará con algunos votantes de las primarias”, añadió.

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Pero quizá no a todos.

En una entrevista a la salida del acto de presentación de la campaña de Pence en Ankeny, Iowa, el martes, Kindra Black, de 39 años, una profesora de educación especial de la cercana Urbandale, dijo que pensaba que una acusación podría alterar la dinámica de la lucha por la nominación.

“Eso espero”, dijo Black. “Hacemos muchas rúbricas para que nuestros alumnos midan cómo les va en todo tipo de cosas. Le pregunté a mi marido el otro día, ‘¿Por qué no tenemos rúbricas para nuestros presidentes en una escala de cero a cinco cómo lo están haciendo?’ Me gustaría que pudiéramos tener una rúbrica para diferentes cosas -por ejemplo, la moral o las decisiones- y me gustaría que pudiéramos medirlos de esa manera”.