Por Jonathan Allen - NBC News
DES MOINES, Iowa — El exvicepresidente Mike Pence, que certificó los resultados de las elecciones de 2020 bajo la amenaza de los partidarios de Donald Trump, lanzó este miércoles su candidatura a la Casa Blanca.
En su 64 cumpleaños, Pence, exgobernador de Indiana y congresista durante seis mandatos, publicó un vídeo de lanzamiento en el que arremete contra el presidente Joe Biden y contra Trump por implicación.
“El presidente Joe Biden y la izquierda radical han debilitado a Estados Unidos en casa y en el extranjero”, afirmó Pence en un montaje de dos minutos y medio de América narrado por él mismo. “Podemos darle la vuelta a este país. Pero tiempos diferentes exigen un liderazgo diferente”, aseguró.
Dirigiéndose más directamente al a menudo rencoroso Trump, Pence añade: “Hoy, nuestro partido y nuestro país necesitan un líder que apele, como dijo Lincoln, a los mejores ángeles de nuestra naturaleza".
Está previsto que hable ante sus partidarios en Des Moines a última hora del día.
Pence, uno de los tres candidatos que se han presentado a las primarias del Partido Republicano esta semana -el exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie se presentó el martes y se espera que el gobernador de Dakota del Norte Doug Burgum lo haga el miércoles-, considera que el primer caucus del país es un terreno fértil para su conservadurismo tradicional y basado en la fe.
No hay duda de que se enfrenta a una dura batalla para competir por la nominación del partido cuando Trump tiene la mayoría de los votantes del Partido Republicano en la mayoría de las encuestas nacionales y el gobernador de Florida, Ron DeSantis, ocupa un claro segundo lugar con el 22.4% en el promedio de RealClearPolitics de encuestas recientes.
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Pence se sitúa en cuarto lugar, detrás de Trump, DeSantis y Nikki Haley, la exembajadora de Estados Unidos ante la ONU, con menos del 4% en el promedio de RealClearPolitics.
Pero más allá de los números, un regreso de Pence requeriría una inversión épica de la dinámica política dentro del Partido Republicano (GOP, por su sigla en inglés).
Hace menos de tres años, Pence se escondió mientras una turba espoleada por Trump saqueaba el Capitolio. Algunos entre la multitud, enfadados por su negativa a bloquear la certificación de la derrota en 2020 del ticket Trump-Pence, corearon: “¡Cuelguen a Mike Pence!”.
Fue un giro dramático para un partidario leal que había pasado sus años en la vicepresidencia asintiendo al lado de Trump. En ocasiones, el apoyo de Pence fue crucial para el expresidente republicano, sobre todo cuando se presentaron juntos por primera vez en 2016.
Por aquel entonces, algunos conservadores -sobre todo cristianos evangélicos- recelaban de que Trump se alejara de la base republicana. Otros estaban horrorizados por su conducta personal, incluida la publicación de una cinta de Access Hollywood en la que Trump se jactaba de la facilidad con la que podía agredir sexualmente a las mujeres con impunidad.
Pence, que trató de restringir el aborto y los derechos de los gays en el Congreso y como gobernador de Indiana, actuó como un importante validador para Trump.
Ahora, al igual que los demás republicanos en liza, se enfrenta al inmenso reto de recortar el apoyo de Trump y consolidar el universo de votantes del Partido Republicano que sienten antipatía por Trump o simplemente están abiertos a otro candidato.
Y aunque Pence tiene un reconocimiento de nombre casi universal entre los votantes, una ventaja para la mayoría de los candidatos, sus bajos números en las encuestas sugieren que su reto se complica por el hecho de que el electorado ya se ha formado una opinión de él.
“Mike Pence es un verdadero conservador y un gran servidor público”, explicó Dan Eberhart, un donante del Partido Republicano que apoya a DeSantis. “Simplemente no tiene el apoyo entre los republicanos que necesita para ser competitivo”, añadió.
Los responsables de la campaña de Pence son muy conscientes de que tienen que refundar la narrativa pública sobre él. Esperan poder volver a presentarlo no como el vicepresidente de Trump o como el hombre que se interpuso entre la mafia y la Constitución, sino como el líder conservador que fue en el Congreso y en Indiana.
Pence, defensor de las guerras del expresidente George W. Bush en Afganistán e Irak, se ha mantenido firme en su apoyo a la ayuda estadounidense a Ucrania cuando Trump y DeSantis han cuestionado la conveniencia de esa misión.
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También se ha distinguido de los favoritos por pedir recortes a la Seguridad Social y Medicare, una posición política que es popular entre los conservadores económicos, pero anatema para los republicanos más populistas.
Como miembro de la Cámara de Representantes, Pence se enfrentó a Bush como líder de un grupo rebelde que se oponía a su promulgación de un programa de medicamentos con receta para Medicare. También fue uno de los principales defensores de unos presupuestos de la facción conservadora que habrían recortado drásticamente los programas de prestaciones sociales.
En cuanto al aborto, un tema que ha fracturado al Partido Republicano desde que la Corte Suprema anuló la protección federal de este procedimiento el año pasado, Pence ha pedido una prohibición nacional.
Trump, que nombró a tres de los jueces que votaron en la mayoría, se ha quedado corto al respecto. DeSantis, que recientemente promulgó una ley que prohíbe el aborto durante seis semanas en Florida, ha evitado la cuestión de si firmaría una medida que prohibiera el aborto en todo el país.
La plataforma republicana de Pence -fuerte defensa nacional, reducción del gasto y política social conservadora- ha permitido a sus aliados ver un atisbo de esperanza en Iowa, razón por la que lanza allí su campaña.
“Vemos esta carrera absolutamente abierta, y Iowa se va a consolidar realmente como el actor central”, opinó la semana pasada una persona familiarizada con los planes de Pence. “Es un lugar que valora los principios de Mike Pence: principios conservadores tradicionales, una fe profundamente arraigada y un carácter poco común”, agregó.