Por Alex Seitz-Wald - NBC News
WASHINGTON.— La reñida contienda electoral entre la retadora progresista Jessica Cisneros y el representante demócrata Henry Cuellar se dirige a una segunda vuelta de alto perfil, después de que ninguno de los dos candidatos superara el umbral necesario para evitar la segunda ronda en las primarias demócratas de Texas del martes, según las proyecciones de nuestra cadena hermana NBC News.
La ley de Texas requiere que los candidatos obtengan más del 50% en una primaria para asegurar la nominación de su partido. Pero un tercer candidato poco conocido en la contienda obtuvo suficientes votos como para mantener a los dos principales por debajo del umbral, por lo que se llevará a cabo una segunda vuelta electoral el 24 de mayo.
En un choque de generaciones e ideologías, Cisneros, una abogada de 28 años respaldada por el movimiento progresista nacional, se enfrentará a Cuellar, un moderado de 66 años que ha servido 18 años en el Congreso y ahora se enfrenta a una controversia tras la reciente redada del FBI en su casa y oficina de campaña.
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En 2020, Cisneros estuvo a 2,700 votos de derrotar a Cuellar, pero este año hay más gente que la reconoció en la boleta y tuvo el apoyo de más líderes y grupos progresistas nacionales.
Los sindicatos y grupos liberales como Planned Parenthood y EMILY’s List, que rara vez se unen a una campaña en contra de un legislador que está en ejercicio de su cargo, decidieron lanzarse contra Cuellar, con la esperanza de expulsar a uno de los pocos demócratas que no apoyan el derecho al aborto en el Congreso.
Ambas alas del Partido Demócrata –la moderada y la progresista– han estado observando de cerca las primarias en el distrito 28 del Congreso en Texas buscando pistas sobre el devenir de su partido.
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Cuellar ha roto con los demócratas en numerosas ocasiones, pero dijo que lo ha hecho para representar a su distrito, una franja del sur de Texas políticamente dividida y demográficamente dispersa, compuesta en su mayoría por tierras rurales que se extienden desde San Antonio hasta la frontera con México.
Aliados de Cisneros, como el Partido de las Familias Trabajadoras, una formación progresista, anunciaron la contienda como una “batalla entre David y Goliat”, con la industria del petróleo, el gas y los intereses corporativos “anti-trabajadores” alineándose detrás de un titular al que etiquetaron como “el demócrata favorito de Trump”.
“Me encantaría una victoria clara, pero competir contra un legislador arraigado en su puesto hace que sea casi imposible”, tuiteó Ilyse Hogue, expresidenta de NARAL Pro-Choice America, que ha sido una de las principales impulsoras de Cisneros. “La segunda vuelta es la victoria. Es hora de darlo todo”, agregó.Sin embargo, los demócratas moderados descartaron la idea de que el resultado fuera algún tipo de indicador de la preferencias ideológicas del electorado.
En cambio, sugirieron que el problema con Cuéllar era que el FBI había hecho una redada en su contra, algo que le había sucedido exclusivamente a él y que no tenía nada que ver con la ideología.
En enero, el FBI allanó la casa y la oficina de campaña de Cuéllar como parte de una investigación sobre los vínculos de un empresario estadounidense con Azerbaiyán. No está claro si Cuéllar era uno de los objetivos de la investigación y él ha negado haber actuado mal, pero la investigación, no obstante, generó dudas en torno al legislador.
En cualquier caso, sin importar el resultado de la segunda vuelta en el distrito 28, los progresistas no se irán de Texas con las manos vacías.
Greg Casar, miembro del Concejo Municipal de Austin que se postuló para el Congreso con el respaldo de grupos como Justice Democrats, ganó su elección primaria en el distrito 35 de Texas, según la proyección de NBC News.
Y Jasmine Crockett, la legisladora más liberal de la cámara estatal de Texas, está bien posicionada para ganar la nominación de su partido para un escaño en Houston. Una contienda con muchos candidatos impidió que Crockett sobrepasara el umbral del 50%, pero aventajaba por mucho a los demás contendientes.