Por Carol E. Lee, Kristen Welker y Mike Memoli - NBC News
Ahora que el presidente Joe Biden está terminando su primer año de mandato en medio de un índice de aprobación que se hunde y de múltiples contratiempos en su agenda, la Casa Blanca está planeando una nueva estrategia de comunicación, según altos funcionarios de la Administración.
El plan de reajuste de Biden consiste en rebajar el foco de la opinión pública sobre las conversaciones que mantiene con los miembros del Congreso y ejercer una comunicación más directa con los estadounidenses.
Los funcionarios dijeron que la Casa Blanca continuará las negociaciones con el Congreso sobre las prioridades legislativas de Biden, pero que dejará de divulgar los detalles de las conversaciones a los residentes del país.
“Hay un reconocimiento de que tenemos que cambiar esa dinámica”, según un alto funcionario de la Administración, añadiendo que Biden ha comunicado a sus ayudantes y a los legisladores que tiene la intención de hacer el cambio.
Parte del objetivo es deshacerse de la creciente imagen de que Biden se acerca a la presidencia como un miembro del Senado, donde pasó más de tres décadas. “Es consciente de que no quiere enviar el mensaje de que su papel es el de legislador en jefe”, señaló otro alto funcionario del Gobierno.
Los asesores del mandatario demócrata están estudiando diversas formas de que se comprometa más con los estadounidenses, pero todavía no hay acuerdo sobre lo que podrían suponer las alternativas. Y aunque hay unidad entre los asesores para que Biden “hable directamente con más gente”, no hay consenso sobre si esta estrategia funcionará.
Cambiar el plan de la Casa Blanca para relacionarse más directamente con los estadounidenses es un reajuste siempre vigente que ha sido activado por anteriores presidentes que se han encontrado en momentos políticamente débiles. En el caso de Biden, ese momento ha llegado antes de lo que su equipo esperaba, tras el impulso inicial de su proyecto de ley de red de seguridad.
“A menudo, en la historia moderna, cuando un presidente tiene frustraciones y baja en las encuestas, el presidente dirá: ‘Ahora es el momento de hablar por encima de las élites y hablar directamente con la gente para convencerla de que lo que estoy tratando de hacer es correcto’”, dijo el historiador presidencial Michael Beschloss.
Biden ha luchado por afianzarse en la pandemia del coronavirus, que prometió controlar y finalmente derrotar, con mensajes contradictorios de su Administración, escasez de pruebas y una nueva variante que ha arrasado el país.
También se ha visto obstaculizado por el colapso de su legislación Build Back Better (Reconstruir Mejor) después de que fracasaran las discusiones con el senador moderado Joe Manchin, demócrata por Wests Virginia, y su impulso público a la legislación sobre el derecho al voto careciera de suficiente apoyo en el Senado.
Lo que más preocupa a algunos de los ayudantes de Biden es la impresión de que parece estar empantanado en la Casa Blanca, dando demasiados discursos “unidimensionales” desde Washington en lugar de mostrar lo que consideran su mayor fuerza política: la empatía y la capacidad de conectar con los estadounidenses de a pie.
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Pero encontrar el tiempo y los mejores lugares fuera de Washington ha sido un reto, tanto por el tiempo que Biden ha invertido en las negociaciones del Congreso como porque la pandemia ha hecho que esos viajes fuera de la capital sean más complicados y requieran más tiempo.