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EE.UU. advierte que Rusia y China intentan influir en las elecciones de medio término de noviembre

Según el Departamento de Seguridad Nacional, Rusia está tratando de sembrar dudas sobre la integridad de los comicios, mientras China busca socavar a candidatos que considera una amenaza para los intereses de Beijing.

Por Eric Tucker y Nomaan Merchant - The Associated Press

Funcionarios federales han advertido de cara a las elecciones de medio término de noviembre que Rusia está tratando de sembrar dudas sobre la integridad de los comicios, mientras que China está interesada en socavar a los políticos estadounidenses que considera una amenaza para los intereses de Beijing.

Un reporte de inteligencia no clasificado, obtenido por la agencia de noticias The Associated Press, indica que China probablemente está tratando de influir selectivamente en algunas de las carreras de las elecciones de noviembre para “perjudicar a candidatos que percibe como particularmente hostiles hacia Beijing”.

En el informe, que fue enviado a funcionarios estatales y locales a mediados de septiembre, los oficiales de inteligencia indicaron que hay un menor riesgo de que China se entrometa en las elecciones intermedias, en comparación con las presidenciales.

Si bien los funcionarios dijeron que no identificaron ninguna amenaza creíble para la infraestructura electoral en Estados Unidos, el reporte se produce en un momento en el que cada vez más candidatos y votantes expresan públicamente su falta de confianza en los procesos democráticos del país.

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Las potencias extranjeras han buscado influir en la opinión pública de Estados Unidos desde hace mucho, quizás más notablemente cuando Rusia usó las redes sociales en secreto para sembrar discordia con temas controversiales de las políticas sociales antes de las elecciones presidenciales de 2016.

El Gobierno de Estados Unidos ha estado en alerta máxima desde entonces, advirtiendo sobre los esfuerzos de Rusia, China e Irán para entrometerse en la política estadounidense y moldear la forma de pensar de los votantes.

Estados Unidos se enfrenta a las campañas de injerencia extranjera mientras sigue lidiando con las amenazas internas a los trabajadores electorales y la difusión sistemática de falsedades y desinformación sobre supuestos fraudes electorales.

El expresidente Donald Trump y muchos de sus partidarios, incluidos los candidatos que se postulan para supervisar las elecciones en varios estados, continúan mintiendo sobre las elecciones presidenciales de 2020, incluso cuando no ha surgido ninguna evidencia de un fraude electoral significativo.

Centro de votación en Alexandria, Virginia, el 26 de septiembre de 2022.
Centro de votación en Alexandria, Virginia, el 26 de septiembre de 2022.Andrew Harnik / AP

“El entorno actual es bastante complejo, posiblemente mucho más complejo de lo que era en 2020”, dijo este lunes Jen Easterly, directora de ciberseguridad en el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por su sigla en inglés).

Rusia está ampliando los temas divisivos que ya circulan en internet, incluidas las dudas sobre la integridad de las elecciones estadounidenses, pero no está creando su propio contenido, según un alto funcionario del FBI que habló con periodistas este lunes bajo condición de anonimato por instrucciones de la agencia.

Los objetivos de China en general tienen más que ver con moldear los debates políticos, incluso a nivel estatal y local, que en los resultados electorales en sí.

No obstante, China parece haber centrado su atención en un “subconjunto de candidatos” que considera opuestos a sus intereses políticos, explicó el funcionario.

En un caso de alto perfil, el Departamento de Justicia acusó a varios agentes chinos de un complot para socavar la candidatura de un disidente chino y líder estudiantil de las protestas de la plaza de Tiananmen en 1989, que se postulaba para un escaño en el Congreso de Nueva York.

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El informe del DHS no enumera carreras o estados específicos donde cree que los actores vinculados a China podrían operar, pero cita el caso del candidato al Congreso de Nueva York como ejemplo.

También sugiere que el interés de China en la política se extiende más allá de Estados Unidos, y afirma que la inteligencia australiana ha monitoreado desde 2017 los intentos del Gobierno chino para apoyar a ciertos legisladores o candidatos afines a sus intereses.

Los funcionarios chinos y rusos y los medios estatales de esos países han rechazado en múltiples ocasiones las acusaciones de Estados Unidos sobre su supuesta intromisión electoral y, a su vez, han señalado los presuntos intentos de Estados Unidos de influir en otros países.

Los gobiernos estatales y locales están limitados en lo que pueden hacer contra las campañas de influencia, dado que “su trabajo no es vigilar la conversación política”, explicó Larry Norden, un experto en seguridad electoral del Centro Brennan para la Justicia.

“Creo que hay muchas cosas que los votantes deberían hacer”, agregó. “Si ven mensajes que hablan de los candidatos de una manera alarmista o cargada de emociones, deberían detenerse un momento a pensar y verificar la precisión de las afirmaciones, y si son falsas, deberían informar a las empresas de redes sociales”.

Scott Bates, el subsecretario de Estado de Connecticut, señaló que los funcionarios electorales del estado han respondido a las advertencias sobre la injerencia extranjera desde 2016.

“Nuestra mejor defensa es una población educada”, afirmó.

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Algunas señales de las operaciones de injerencia de Rusia y China ya son públicas.

Meta, la compañía propietaria de Facebook e Instagram, reportó a fines de septiembre que deshabilitó una red de desinformación rusa con sitios de noticias apócrifas y cientos de cuentas falsas en redes sociales.

Los investigadores también expusieron una red mucho más pequeña que se originó en China y que tenía la intención de difundir contenido político divisivo Estados Unidos, aunque solo llegó a una pequeña audiencia.

Oficiales del FBI y el DHS indicaron este lunes que no saben de ninguna amenaza creíble a la infraestructura electoral del país. Un alto funcionario del FBI aseguró que si bien no hay indicios de que un Gobierno de otro país planee hackear los equipos electorales, les preocupaba que puedan difundir afirmaciones exageradas o falsas para socavar la confianza en las elecciones.

Además de las preocupaciones sobre la ciberseguridad y las campañas de injerencia extranjera, el FBI se centra cada vez más en las amenazas físicas a los trabajadores electorales.

El FBI creó un grupo de trabajo en el verano de 2021 para hacer frente a la afluencia de amenazas a los trabajadores de seguridad electoral. Desde entonces, ha recibido y revisado más de 1,000 denuncias de acoso. La mayor parte provino de correos electrónicos, llamadas telefónicas y redes sociales, y la mayoría se originó principalmente en estados donde se estaban auditando los resultados electorales.

De esos informes, alrededor del 11% calificó como un posible delito federal. El FBI ha hecho cuatro arrestos. Los funcionarios dijeron que en muchos casos no pudieron avanzar más con sus investigaciones debido a las estrictas protecciones que brinda la Primera Enmienda al discurso político de un individuo.