WASHINGTON.— El mexicoamericano Gilberto Anchondo abrió su taller de mecánica en El Paso (Texas) hace 40 años ayer sábado pero, al marcar ese hito, su hijo, André Pablo y su nuera, Jordan, faltaron en la mesa para celebrarlo: figuran entre las 23 personas masacradas por un presunto supremacista blanco el año pasado.
En entrevista telefónica desde El Paso, Anchondo, de 59 años, pidió que, en víspera del primer aniversario de esa “pesadilla indescriptible”, la gente “no olvide a las víctimas”.
“Lo primero que hago al despertar es rezar porque Dios guarde a André Pablo y a Jordan. Una parte de mí se murió con mi hijo, pero busco cómo consolarme: en mi taller tengo sus juguetes, muchos retratos, para no olvidarlo, y siempre toco una campanita junto al retrato de ellos”, explicó.
El milagro del bebé
Anchondo comparte la custodia de su nieto, Paul Gilbert, con los padres de Jordan. El bebé, que escapó de morir porque sus padres lo escudaron con sus cuerpos, duerme a diario con un enorme peluche de Mickey Mouse que uno de los vecinos le regaló tras la tragedia.
“Todos los días hablo con sus papás, les digo que cuidamos a su niño para que no le falta nada y sea un hombre de bien“, dijo con la voz cargada de añoranza.
“No podemos estar con lamentos, con amarguras, con depresión. A otras personas sólo les quedaron recuerdos y retratos; con este niño tenemos parte de mi hijo, lo vemos a diario en sus gestos y hasta se ve más guapo -lo llamamos ´el rubio Anchondo´-, y no podemos fallarle”, enfatizó.
“Creo que la mejor manera de honrarlos es que estén tranquilos sabiendo que el bebé está bien, y las hijas de Jordan también. Esto es la inyección de fuerza que recibimos para seguir adelante”, continuó.
Es que, según Anchondo, su alma quedó “hueca” pero fue la solidaridad de los vecinos, -y “de extraños venidos de todo el mundo”-, lo que le devolvió un poco de calma.
Parte de esa solidaridad, por ejemplo, fue la “venta loca” de botellas de agua metálicas con el mensaje de “El Paso es fuerte” ("El Paso Strong"), y que logró recaudar más de doce millones de dólares para ayudar a más de 300 personas afectadas por la tragedia.
“Mi alma estaba hueca, como esa botella de agua, pero con las visitas de la gente, mi espíritu se empezó a llenar. La comunidad me llenó el alma”, observó.
Asimismo, Anchondo recordó con detalle la angustia que vivió su familia el día de la masacre, pero prefiere centrarse en las memorias más bonitas con el menor de sus tres hijos, con quien bromeaba, el año pasado, en el 39 aniversario del taller, sobre los mejores cortes de un buen biftec.
“Estábamos todos sentados a la mesa en el restaurante discutiendo eso, lo caro que son, y él me dijo que no nos preocupáramos, porque él pondría el dinero. Porque así era él, muy bondadoso”, señaló.
Para quienes guardan odio contra los hispanos, Gilberto tiene un solo mensaje: “hasta cierto punto siempre hemos sido despreciados, discriminados, pero somos trabajadores, somos una comunidad unida en las buenas y las malas”.
Un aniversario con distanciamiento social
En medio de la pandemia del COVID-19, familiares de las víctimas buscan consuelo con amigos y vigilias con distanciamiento social, mientras líderes comunitarios piden que el aniversario sirva para votar contra el “racismo” y la violencia de las armas.
La comunidad de El Paso, que durante años fue una de las más pacíficas y seguras en la zona fronteriza, conmemorará mañana lunes, de forma agridulce, el primer aniversario del ataque más mortífero contra hispanos en la historia reciente de Estados Unidos.
El 3 de agosto de 2019, un presunto supremacista blanco abrió fuego afuera del almacén Walmart y cegó la vida de 23 personas, además de dejar 25 heridos, en lo que el Departamento de Justicia investigó como un acto de “terrorismo doméstico” y un delito motivado por el odio racial.
Las heridas siguen frescas en El Paso y hay litigios pendientes, y eso explica en parte por qué´ otras familias contactadas por Noticias Telemundo rechazaron dar entrevistas al explicar que se sienten vulnerables y continúan su doloroso duelo.
“Mi hija es una guerrera”
El pastor Michael Grady dijo que su hija, Michelle, aún carga con las secuelas de una larga, lenta y dolorosa recuperación tras recibir disparos que casi le causan la muerte: Desde entonces, la familia entera intenta superar el trauma.
“Michelle recibió tres disparos y está viva porque se hizo la muerta, eso la salvó… ha tenido decenas de cirugías, y terapia física para aprender a caminar y usar su mano de nuevo. Mi hija es una guerrera, porque a ella y al resto de nuestras hijas les enseñamos a nunca darse por vencidas”, explicó Grady, pastor afroamericano de la iglesia Prince of Peace Christian Fellowship.
“Aquello parecía una zona de batalla, y se me vienen muchas memorias horrendas a la mente. Procuramos ayudar a Michelle en este proceso… le tomó como dos meses aprender a volver a caminar“, recordó Grady, mientras recorría el preciso lugar donde su hija cayó gravemente herida.
Michelle estaba entregando una donación a un equipo de fútbol cuando la primera bala le cruzó la pierna derecha, y ahora Grady culpa al presidente, Donald Trump.
“Este pistolero vino a nuestra ciudad cargado de balas y de odio, el mismo odio que ha salido de la boca del comandante en jefe de EEUU, que ha llamado a los inmigrantes violadores y narcotraficantes, y ha creado un ambiente con lo que emana de su corazón”, argumentó.
“Gracias a Dios tenemos a mucha gente en todo el país que ha sido clave al acompañarnos en este camino”, afirmó Grady, que lleva décadas como activista.
Un tributo adaptado a la pandemia
Debido a la pandemia del COVID-19, los eventos públicos se realizarán con distanciamiento social, en contraste con las multitudes que el año pasado poblaron de rosas, veladoras y rosarios altares improvisados afuera de Walmart.
Entre los eventos programados para mañana lunes, el Parque Ascarate colocará luminarias en un sendero por el que los vehículos, adornados con lemas emblemáticos de la ciudad fronteriza, podrán hacer su recorrido.
La ciudad también ha ordenado encender 23 luminarias -una por cada muerto- en el Parque Cleveland Square, y una estrella colocada en la cima de las Montañas Franklin brillará de forma intermitente 23 veces al caer la noche.
Mientras, la carretera interestatal I-10 mostrará obras de arte Iluminadas con luz naranja -color que simboliza la advertencia de peligro- y en señal de denuncia contra la violencia de las armas.
El Museo de Historia de El Paso ha montado un “muro digital” afuera de sus instalaciones, con numerosos artículos utilizados en 2019 para mostrar solidaridad con las víctimas, y tiene otra exposición permanente en su interior, titulada "El Paso Strong", en honor a las víctimas.
La extensa exposición incluye cruces de madera con nombres de las víctimas; banderas de EE.UU., México y Alemania -de donde éstas procedían-; artículos religiosos; obras de arte; flores secas y mensajes de solidaridad escritos a mano.
También habrá una procesión hacia el sitio de la masacre, aunque también con distanciamiento social y previsiblemente no tan concurrida, como medida de precaución.
La pandemia mantiene cerrado el paso en la frontera sur a viajes “no esenciales”, por lo que familiares de los ochos mexicanos que perecieron en la masacre no podrán participar en los actos de conmemoración en El Paso.
Trump tiene “parte de la culpa”
Fernando García, director ejecutivo de la Red para los Derechos Humanos de la Frontera, no vaciló en responsabilizar a Trump por la violencia desatada ese sábado afuera del Walmart, debido su retórica incendiaria contra los inmigrantes.
Trump no apretó el gatillo “pero con sus palabras ha alentado esa animosidad contra los inmigrantes… el presidente tiene sangre de latinos en sus manos”, argumentó García en entrevista telefónica.
“Este ataque es un reflejo de esa narrativa de que los inmigrantes son una amenaza, y no olvidemos de que la administración Trump ha venido atacando a nuestra comunidad, militarizando la frontera, realizando redadas”, dijo García.
Es que Patrick Crusius, un hombre de 21 años fiel partidario de la supremacía blanca, viajó desde Allen, en el norte del estado, a El Paso, armado para la guerra con un rifle de asalto AK-47, que tira balas capaces de romper cemento.
El ataque se considera el tercer tiroteo más mortífero en Texas y el séptimo de esta índole a nivel nacional.
Según dijo Crusius en un manifiesto, iba listo para “matar mexicanos”, y el 10 de octubre de 2019 se declaró no culpable de 90 cargos relacionados con el uso de armas de fuego y delitos motivados por el odio racial. Sus abogados argumentan que sufre de desquilibrio mental.
Días antes de la matanza, Crusius había escuchado la advertencia de Trump de que se avecinaba una “invasión” de inmigrantes en la frontera sur.
“Nuestra responsabilidad es asegurarnos de que la gente no olvide esto, esto fue un acto de odio, aunque digan que está desequilibrado”, enfatizó García.
El activista sugirió que este aniversario puede servir como un llamado a la acción para que cesen los ataques anti-inmigrantes.
De hecho, el próximo 7 de agosto se cumple también el primer aniversario de extensas redadas contra 680 trabajadores indocumentados en siete plantas procesadoras de carne en Mississippi.
Una convocatoria a las urnas
Los activistas aprovecharán la ocasión para movilizar el voto hispano, y exigir rendición de cuentas frente a la violencia de las armas, y ante lo que consideran como un patrón de atropellos contra los inmigrantes.
“En noviembre, exigiremos cuentas a Trump y sus aliados por su fracaso al no resguardar nuestra seguridad”, ha dicho John Feinblatt, presidente de Everytown for Gun Safety, un grupo que aboga por un mayor control de las armas.
Su grupo difundió una campaña de anuncios en español dirigida a los votantes hispanos en Texas y Arizona y en la que ataca la inacción de Trump y el liderazgo para mayores restricciones contra las armas.
Por su parte, la congresista demócrata por Texas, Verónica Escobar, señaló que la ciudad de El Paso fue víctima de la doble pandemia del odio y la violencia derivada de las armas.
Por ello, agregó en un comunicado, queda la tarea pendiente de “desarmar el odio y hacer justicia” por las víctimas de los tiroteos el año pasado en El Paso, Dayton (Ohio) y otras ciudades afectadas por este flagelo.
En ese sentido, Ben Monterroso, asesor sénior del grupo Poder Latinx, dijo que, más allá de las condolencias y tributos, se puede honrar la memoria de las víctimas yendo a votar en las elecciones del próximo 3 de noviembre.
“No todos podrán votar, pero todos tienen un papel que jugar: los que son ciudadanos y tienen edad para votar, deben inscribirse y asegurarse que también lo hagan sus familiares, amigos, y vecinos. Los que no pueden, deben alentar a los que sí pueden acudir a las urnas", señaló.
Monterroso ha destacado la urgencia de inscribir a más latinos porque solo quedan 13 semanas para los comicios generales.