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El general más poderoso temió que Trump actuara como Hitler y diera un golpe de Estado, según un libro periodístico

Una investigación de reporteros revela que el jefe del Estado Mayor Conjunto comparó la retórica de Trump con la de Adolf Hitler y que trazó una estrategia para impedir que el exmandatario usara al Ejército para perpetuarse en el poder.

A medida que Donald Trump repetía argumentos falsos sobre un inexistente fraude en las elecciones de 2020, el general Mark A. Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto, se iba poniendo cada vez más nervioso.

Hasta el punto de que se preguntó hasta dónde sería capaz de llegar el entonces presidente para mantenerse en el poder, a pesar de haber perdido las elecciones de forma limpia, porque sus discursos le recordaban al dictador nazi Adolf Hitler. 

De hecho, el general llegó a plantearse si Trump perpetraría un golpe de Estado.

Así lo revela al menos el libro I Alone Can Fix It: Donald J. Trump’s Catastrophic Final Year, en el que dos reporteros de The Washington Post reconstruyen las últimas semanas de mandato de Trump. 

 

 

A Milley se le revolvía el estómago, según los periodistas, cuando escuchaba las falsas acusaciones de Trump sobre un fraude electoral inexistente, lo que le recordaba al ataque contra el Parlamento alemán que Hitler utilizó como pretexto para establecer una dictadura nazi.

"Este es un momento como el del Reichstag [nombre en alemán del Parlamento que está en Berlín]", dijo Milley a sus ayudantes, según el libro. Es "el evangelio del Führer", señaló, en referencia al apelativo con el que se conocía a Hitler en la Alemania nazi de la primera mitad del siglo XX.

Un vocero de Milley declinó hacer comentarios sobre esta publicación. 

Trump negó este jueves haber hablado nunca de realizar un golpe de Estado pero que, de haberlo planeado, el jefe del Estado Mayor Conjunto hubiese sido la última persona con quien se hubiese aliado para perpetrarlo.

"Nunca amenacé, ni hablé con nadie, de un golpe a nuestro Gobierno", dijo Trump en un comunicado enviado por correo electrónico a la prensa.

"¡Qué ridículo! Lamento informarles, pero una elección es mi forma de 'golpe', y si fuera a dar un golpe, una de las últimas personas con las que querría hacerlo es el general Mark Milley", señaló Trump.

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Las partes del libro relacionadas con Milley ilustran la forma de pensar del oficial militar de más alto rango de Estados Unidos, que se veía a sí mismo como uno de los últimos defensores de la democracia con poder durante algunos de los días más oscuros de la historia reciente del país.

Los hechos que narra el libro se basan en entrevistas con más de 140 personas, incluidos altos funcionarios de la Administración Trump, amigos y asesores del expresidente, de acuerdo con los autores, Carol Leonnig y Philip Rucker. 

La mayoría accedió a hablar sin tapujos, aunque con la condición de mantener el anonimato, y las escenas contadas fueron reconstruidas sobre relatos vividos en primera persona y confirmados por otras fuentes cuando fue posible, aseguran los periodistas del prestigioso diario.

 

Seguidores de Trump irrumpen en el Capitolio de Estados Unidos en Washington
Seguidores de Trump irrumpen en el Capitolio de Estados Unidos en Washington, el 6 de enero de 2021.REUTERS/Shannon Stapleton

Milley -que fue muy criticado en 2020 por aparecer junto a Trump en la plaza Lafayette de Washington, D.C. después de que manifestantes fueran desalojados por la fuerza- se había comprometido a garantizar desde su cargo unas elecciones presidenciales libres y sin intervención militar. 

Pero, ante el desarrollo de los acontecimientos y la escala de la tensión en todo el país, avivada por los comentarios de Trump, su preocupación fue en aumento por los paralelismos como el fascismo en la Europa del siglo XX.

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Después de asistir a una reunión de seguridad el 10 de noviembre sobre la "Million MAGA March", una manifestación a favor de Trump en protesta por las elecciones, Milley dijo que temía un equivalente estadounidense de los "camisas pardas”, en referencia a las milicias que protegían los mítines nazis y permitieron el ascenso de Hitler.

A última hora de esa misma noche, según el libro, un amigo llamó a Milley para expresarle su preocupación por si el entorno de Trump estaba intentando "derrocar al Gobierno".

"Eres uno de los pocos tipos que se interponen entre nosotros y algunas cosas realmente malas", le dijo el amigo a Milley, según un relato transmitido a sus ayudantes. Milley se estremeció, de acuerdo con Leonnig y Rucker, y llamó al exasesor de seguridad nacional H.R. McMaster para preguntarle si realmente era inminente un golpe de Estado.

 "¿Con qué demonios estoy tratando?" le preguntó Milley.

 

 

Las conversaciones pusieron a Milley en vilo, por lo que comenzó a planificar informalmente con otros líderes militares estrategias para bloquear una eventual orden de Trump de utilizar a los militares de una manera que consideraban peligrosa o ilegal.

Si alguien quiere tomar el control, pensó Milley, necesitará tener poder sobre el FBI, la CIA y el Departamento de Defensa, donde Trump ya había puesto a aliados incondicionales. "Puede que lo intenten, pero no lo van a conseguir, joder", dijo a algunos de sus ayudantes más cercanos, de acuerdo con el libro.

En las semanas siguientes, Milley trató de tranquilizar a una serie de miembros del Congreso y funcionarios de la Administración, preocupados por las posibilidades de que Trump intentara utilizar el Ejército para mantenerse en el cargo.

"Todo va a salir bien. Vamos a tener una transferencia de poder pacífica. Vamos a aterrizar este avión con seguridad. Esto es Estados Unidos. [El país] es fuerte. Las instituciones están cediendo, pero no se romperán", les dijo, según el libro.

En diciembre, cuando circulaban rumores de que el presidente se estaba preparando para despedir a la entonces directora de la CIA, Gina Haspel, y sustituirla por Kash Patel, muy leal a Trump, Milley trató de intervenir, cuenta el libro. Se enfrentó al entonces jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, en el partido anual de football entre el Ejército y la Marina, al que asistieron Trump y otros invitados de alto nivel.

Simpatizantes del presidente Donald Trump protestan frente al Capitolio en Washington el miércoles 6 de enero del 2021.
Simpatizantes del presidente Donald Trump protestan frente al Capitolio en Washington el miércoles 6 de enero del 2021.AP

"¿Qué demonios está pasando aquí?", preguntó Milley a Meadows, según el relato del libro, "¿qué están haciendo?".

"No te preocupes", respondió Meadows. Milley le advirtió: "Tened cuidado".

Después de la fallida insurrección del 6 de enero, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, llamó a Milley para pedirle su garantía de que Trump no lanzaría un ataque nuclear y comenzaría una guerra.

"Este tipo está loco. Es peligroso. Es un maníaco", afirmó Pelosi sobre Trump. Una vez más, Milley trató de tranquilizarla: "Le garantizo que tenemos controles y equilibrios en el sistema", reiteró, según el libro.

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Menos de una semana después, mientras los líderes militares y de las fuerzas del orden organizaban la toma de posesión de Joe Biden, Milley dijo que estaba decidido a evitar que se repitiera el asedio al Capitolio.

"Todos los presentes en esta sala, ya sean policías o soldados, vamos a detener a estos tipos para asegurarnos de que se produzca un traspaso de poderes pacífico", anunció, "vamos a establecer un anillo de acero alrededor de esta ciudad y los nazis no van a entrar".

En la toma de posesión de Biden, el 20 de enero, Milley se sentó detrás del expresidente Barack Obama y de la exprimera dama Michelle Obama, quien preguntó al general cómo se sentía.

"Nadie tiene hoy una sonrisa más grande que yo. No se puede ver bajo mi máscara, pero la tengo", respondió Milley.

Con información de The Washington Post