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Espías, armas nucleares y planes de guerra: qué es la información clasificada y cómo puede dañar la seguridad nacional

Joe Biden y Donald Trump son investigados en relación con el hallazgo de documentos clasificados en sus residencias y antiguas oficinas. El mal manejo de estos papeles, dice un experto, puede implicar duros castigos. Explicamos qué pueden contener los documentos secretos encontrados.

Por Jeffrey Fields* - The Conversation

El Departamento de Justicia está revisando varios lotes de documentos clasificados de la Administración de Barack Obama encontrados en una antigua oficina del presidente, Joe Biden, y en el garaje de su casa en Delaware.

La Casa Banca ha dicho que se trata de "un número pequeño", en comparación con los cientos de documentos clasificados hallados en agosto en la residencia del expresidente Donald Trump, tras dejar el cargo.

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Aunque las circunstancias y el volumen de los hallazgos son diferentes en cada caso, el Departamento de Justicia investiga tanto a Trump como a Biden por su manejo de material sensible del Gobierno.

Pero, ¿qué se considera información clasificada, qué tipo de datos puede contener y cómo puede comprometer la seguridad nacional?

Información controlada y restringida

La información clasificada es el material que un gobierno o agencia considera lo suficientemente sensible para la seguridad nacional como para restringir y controlar el acceso a ella.

Existen varios niveles de clasificación. Documentos relacionados con armas nucleares, por ejemplo, tendrán distintos tipos de marcas en función de la sensibilidad de la información que contengan.

Los archivos que tienen datos sobre el diseño de armas nucleares o su localización son altamente clasificados. Otra información puede ser confidencial pero no considerarse tan sensible. Por ejemplo, en 2010 el presidente Barack Obama desclasificó la cifra de armas nucleares almacenadas por Estados Unidos.

En general, la información clasificada debe tratarse de forma que se proteja la integridad y confidencialidad de los datos que contiene. Esto incluye guardar los documentos en una caja fuerte u otro contenedor autorizado cuando el personal no los utilice. Si los miembros del personal necesitan trasladarlos de un lugar a otro, deben seguir protocolos de seguridad para hacerlo.

Aunque la información clasificada puede sacarse en el desempeño de funciones oficiales, está prohibido por orden ejecutiva que los funcionarios se lleven documentos clasificados a sus casas.

¿Quiénes pueden manejar información secreta?

Antes de entrar al mundo académico, trabajé muchos años como analista en el Departamento de Estado y el Departamento de Defensa.

Tenía una acreditación de alto secreto, manejé información clasificada y participé en reuniones de ese tipo. Por ejemplo, traté datos relacionados con armas de destrucción masiva y su proliferación.

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El manejo de información clasificada por escrito suele ser sencillo. Los papeles se marcan indicando los niveles de sensibilidad o secreto.

Decenas de miles de personas que trabajan directamente o en calidad de contratistas para el Gobierno de Estados Unidos tienen autorizaciones de seguridad que les permiten acceder a información clasificada. Muchas nunca manejan material sensible, pero necesitan estar habilitadas para estar presentes cuando se discute este tipo de información.

Pero no todos los detalles confidenciales describen operaciones encubiertas o identidades de espías. Muchos son mundanos. Un antiguo colega mío, analista retirado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), solía decir a sus alumnos que nunca compartiría a propósito, pero sí inadvertidamente, un fragmento de información clasificada en clase. Es difícil recordar muchos detalles “menores” que son sensibles.

Tratar con grandes cantidades de información clasificada a lo largo de una carrera aumenta la posibilidad de compartir accidentalmente una pequeña porción. Difundirla a propósito es otro asunto.

Así funciona el sistema de clasificación.

Niveles de clasificación y contenido

El Gobierno de Estados Unidos utiliza tres niveles para designar el grado de sensibilidad de una información: confidencial, secreto y de alto secreto.

El más bajo, ‘confidencial”, define información cuya divulgación podría dañar la seguridad nacional de Estados Unidos. ‘Secreto’ se refiere a datos que tendrían consecuencias “graves” y ‘alto secreto’ significa que su difusión provocará un perjuicio “excepcionalmente grave”.

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En el nivel ‘de alto secreto’, parte de la información está “dividida en compartimentos”. Eso significa que solo ciertas personas con autorización de seguridad de alto secreto pueden verla para reducir el riesgo de filtraciones. Que alguien cuente con acreditación del nivel correspondiente a un documento no significa que necesite acceder a él.

A menudo, el nivel de alto secreto se utiliza para información más sensible, como la relacionada con las fuentes y los métodos, es decir, cómo y de dónde se recopila la información de inteligencia.

Otras designaciones indican acceso restringido dentro de las categorías ‘de alto secreto’ y ‘secreto’. La Información Crítica sobre el Diseño de Armas Nucleares es una denominación que se da al material relacionado con el diseño y funcionamiento de armas nucleares y se añadiría a la de ‘secreto’ o ‘alto secreto’, pues no es un nivel de clasificación en sí misma. Una persona con una autorización ‘de alto secreto’ que trabaje en cuestiones de contrainsurgencia no tendría acceso a ella, por ejemplo.

Existen tres niveles para designar los documentos clasificados: confidenciales, secretos y de alto secreto.
Existen tres niveles para designar los documentos clasificados: ‘confidenciales, ‘secretos y ‘de alto secreto.jat306 / Getty Images/iStockphoto

Es común que documentos escritos contengan información confidencial de distintos niveles, y alguna que ni siquiera está clasificada. Los párrafos individuales están marcados para indicar el nivel de confidencialidad. Por ejemplo, el título de un papel puede ir precedido del marcador ‘U’, que indica que el título y la existencia del documento no están clasificados.

Dentro de un archivo, los párrafos pueden llevar los indicadores ‘S’ para secreto, ‘C’ para confidencial o ‘TS’ para alto secreto. La categoría más alta de cualquier parte del documento determina su clasificación general. Este enfoque permite identificar y eliminar fácilmente partes reservadas para que secciones menos sensibles puedan compartirse en entornos no secretos.

Un presidente en ejercicio puede acceder a cualquier material clasificado.

¿Quién decide qué información es clasificada?

La Orden Ejecutiva 13256, promulgada por el expresidente Obama, especifica quién puede clasificar la información.

La autoridad para tomar cierta información —por ejemplo, la existencia de un programa de armamento— y clasificarla ‘de alto secreto’ se otorga a personas concretas, entre ellas al presidente, al vicepresidente y a algunos directores de agencias.

Los procedimientos de desclasificación son complicados. El presidente tiene la máxima potestad para ello y puede hacerlo en cualquier momento, sujeto a ciertas disposiciones de la Ley de Energía Atómica.

Decidir qué información está clasificada es subjetivo. Algunos datos deben mantenerse en secreto, como la identidad de agentes encubiertos o planes de guerra. Otros no son tan obvios. ¿Debe clasificarse que el secretario de Estado sostuvo una conversación con un homólogo? Los distintos organismos discrepan constantemente sobre cuestiones como esta.

El mal uso de la información clasificada, especialmente si es accidental, suele tratarse como un asunto administrativo. Las infracciones más graves pueden implicar cargos y sanciones penales.

La ley federal (18 U.S. Code § 1924) establece que cualquiera que “a propósito retire documentos o materiales sin autorización y con la intención de retenerlos en un lugar no autorizado será multado bajo este título o encarcelado por no más de cinco años, o ambas cosas”.

*Jeffrey Fields es profesor de Práctica de Relaciones Internacionales en el USC Dornsife College of Letters, Arts and Sciences. Antes trabajó como analista en el Departamento de Estado y el Departamento de Defensa