Por Alex Seitz-Wald - NBC News
Tiene 80 años. Tiene un trabajo exigente. Y, para empezar, nunca ha sido el hombre de campaña más eléctrico del mundo. Para ganar la reelección, el presidente, Joe Biden, está planeando recurrir a un amplio grupo de amigos y aliados para que vayan donde él no puede, digan lo que él no dirá y sean lo que él nunca será.
Los sustitutos de campaña no son nada nuevo. William McKinley desplegó 1,400 durante su campaña a la Casa Blanca en 1896, mientras saludaba a sus seguidores desde el porche de su casa en Ohio.
Pero la incipiente campaña de reelección de Biden ha invertido pronto -antes incluso de tener una sede y antes de lo que hizo el expresidente Barack Obama en 2012- en lo que los veteranos dicen que es una operación inusualmente robusta para aprovechar el poder de las estrellas del Partido Demócrata, la mayor parte del cual reside fuera de la Casa Blanca.
“El presidente Biden, como ha demostrado esta semana, está muy ocupado ejerciendo su cargo”, declaró el senador Chris Coons, demócrata por Delaware, copresidente de la campaña, que fue uno de los varios sustitutos que se pusieron a disposición de los presentadores de noticias por cable y otros periodistas mientras Biden estaba en el extranjero la semana pasada. “Nuestro presidente ha reunido a un grupo que incluye a líderes prometedores de todo el país”, señaló.
En el mejor de los casos, los sustitutos de campaña son un beneficio mutuo: la campaña obtiene multiplicadores de fuerza, validadores y acceso a sus redes de base. Los sustitutos, por su parte, obtienen entradas importantes, un poco de protagonismo y algunas monedas.
Pero los sustitutos también tienen sus propios intereses y proclividades y una tendencia bien documentada a salirse del guión. Y una dependencia excesiva de ellos podría exponer a Biden a la crítica de que está repitiendo la llamada “campaña del sótano” de 2020 porque no puede o no quiere salir al ruedo él mismo. (El expresidente Donald Trump se burlaba con frecuencia de Biden por no salir más a hacer campaña).
“Parte de una campaña de reelección significa que el presidente está gobernando activamente como presidente. Esa es la realidad. Así que creo que abordar inteligentemente la realidad significa que tienes que aprovechar las redes y otras voces en el partido”, explicó una fuente familiarizada con la planificación de la campaña, a la que se le concedió el anonimato para discutir el funcionamiento interno.
La campaña dijo que ya ha coordinado más de 185 entrevistas en una amplia gama de medios de comunicación nacionales y locales, tanto en inglés como en español, un enfoque multiplataforma de amplio espectro que esperan ayude a que el mensaje se abra paso en un panorama mediático fracturado.
Los principales sustitutos de la campaña -sus seis copresidentes y los 50 miembros de su Junta Consultiva Nacional, además de la vicepresidenta Kamala Harris- fueron elegidos no sólo por lealtad, estatura o necesidades políticas, sino porque todos aceptaron estar disponibles y hacer el trabajo.
“Prevemos ser muy activos”, indicó el político demócrata Maxwell Frost, de 26 años, progresista de primer año y estrella emergente de la izquierda. “Es definitivamente más que una lista de 50 nombres. Creo que el presidente realmente quiere reunir un equipo que esté dispuestas a trabajar", agregó.
Eso significará aparecer en actos de recaudación de fondos y eventos en persona, participar en entrevistas con los medios de comunicación, publicar en las redes sociales y aprovechar sus propias redes de apoyo locales. También se incluirá a funcionarios de la Administración y a muchas otras personas, como cuando el Secretario de Transporte, Pete Buttigieg, apareció en una reciente recaudación de fondos de Biden en Nueva York.
Jim Messina, que dirigió la campaña de reelección de Obama, señaló que los sustitutos son fundamentales para los esfuerzos de recaudación de fondos y como validadores externos para un electorado cada vez más cínico respecto a la política. Y el gran número de medios de comunicación y plataformas de medios sociales en estos días significa que la campaña necesita mucha ayuda para llegar a todos ellos.
“Lo que es cierto, y esto no era cierto hace diez años, es que no puedes limitarte a reciclar los temas de conversación habituales. Eso no se hará viral, no se abrirá paso. Se necesita gente que hable con voz propia”, señaló Messina. “¿Funcionará siempre? No. Habrá veces en que alguien diga algo que a uno le gustaría que no lo hubiera dicho exactamente así, por supuesto. Pero en general, esto será más real y auténtico”, apuntó.
Frost es uno de los varios miembros del consejo asesor de Biden que proceden de un ala ideológica diferente del partido o que incluso le han criticado en ocasiones, junto con nombres conocidos como la senadora demócrata Elizabeth Warren y el representante demócrata por California Ro Khanna.
“Sigo pensando que es nuestra mejor apuesta en Pensilvania, Michigan y Wisconsin para ganar esos estados”, dijo Khanna, que ha estado viajando a Iowa y New Hampshire con la vista puesta en una posible candidatura presidencial, en el programa “Meet the Press” de NBC News el mes pasado.
En la lista también figuran los dos cargos demócratas que el año pasado parecían estar más cerca de plantearse un desafío a Biden en las primarias, el gobernador de California, Gavin Newsom, y el gobernador de Illinois, J.B. Pritzker, siguiendo la filosofía de Lyndon Johnson de mantener cerca a sus enemigos. La lista también incluye a posibles futuros candidatos presidenciales, como los gobernadores Josh Shapiro, de Pennsylvania), y Gretchen Whitmer, de Michigan.
“Está haciendo un esfuerzo concertado para atraer a todo el mundo”, explicó Chris Huntley, redactor de discursos y estratega demócrata. “No hay nada malo en reunir a los sustitutos de los Vengadores [en referencia a los superhéroes de Marvel], que tienen todos diferentes poderes y diferentes habilidades... mostrando el presente y el futuro de nuestro partido”, apuntó.
Hace cuatro años, los republicanos se burlaron y los demócratas se preocuparon por la “campaña de sótano” de Biden, cuando el candidato evitó en gran medida los actos en persona en favor de reuniones de Zoom y mensajes de vídeo grabados. Y no sería el primer presidente en ejercicio que lleva a cabo una “campaña de la Rosaleda”, más centrada en gobernar desde la Casa Blanca que en hacer campaña en un estado indeciso.
Por supuesto, la campaña de bajo perfil de Biden ganó en 2020 y la mayoría de los presidentes son reelegidos, con la excepción más reciente, Trump, que fue el presidente en funciones que más hizo campaña.
La fuerte dependencia de Biden de los sustitutos seguramente se enfrentará a críticas similares esta vez, especialmente porque Trump y otros conservadores argumentan que Biden carece de la vitalidad física y mental para el trabajo.
Pero sus aliados dicen que el presidente debería intentar mantenerse al margen de la campaña y dejarles a ellos el trabajo más complicado de responder a Trump y a otros republicanos.
“Creo que se verá un verdadero esfuerzo de equipo para apoyar al presidente y ser capaz de transmitir su mensaje al mundo, para que todo no dependa de él solo”, opinó en una entrevista Jeffrey Katzenberg, magnate de Hollywood y gran donante demócrata que también es copresidente de la campaña de Biden. “Creo que eso es lo más importante que puede hacer en cuanto a su candidatura a la reelección: hacer lo que ha estado haciendo. Al contrario que la persona que ocupó la Casa Blanca por última vez”, declaró.
Sin embargo, confiar en otros para que hagan el trabajo por uno tiene sus limitaciones, como se puso de manifiesto este mes cuando el alcalde de Nueva York, Eric Adams, no fue incluido en el comité asesor de Biden tras criticar la gestión de los inmigrantes por parte de la Casa Blanca, aunque la campaña dice que sigue siendo un partidario y se le sigue considerando un sustituto.
Y los sustitutos, especialmente los políticos, a veces vienen con sus propias exigencias parroquiales. Por ejemplo, la demócrata por Georgia Stacey Abrams dijo a la campaña de Biden en 2020 que solo aceptaría ser una sustituta si aceptaban invertir millones para tratar de ganar su estado, según su exjefe de campaña.
Frost dijo que ha estado presionando para asegurarse de que Florida siga siendo una prioridadl para la campaña, incluso cuando algunos demócratas dicen que Biden debería descartar el estado extremadamente caro que se ha alineado con los republicanos en los últimos años. “Si se miran los números, Florida es un estado al que no se quiere renunciar. He expuesto ese argumento y mucha gente me ha tranquilizado”, declaró.
Está feliz de tener la oportunidad de exponer ese caso, incluso si eso significa hablar constantemente sobre el gobernador republicano de Florida, Ron DeSantis, que acaba de entrar en la carrera presidencial. “Ya hablo de DeSantis casi todos los días, y preveo que eso continuará”, opinó Frost.