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¿Podrá quitarse Obama el sambenito de "Deportador en jefe?

reforma migratoria en foro con telemundo

Por Carlos Rajo

El Presidente Barack Obama aseguró que es el “defensor en jefe” para que se apruebe la reforma migratoria, y que sus capacidades como mandatario tienen un límite, y que es por ello que no puede hacer mucho por los once millones de indocumentados que hay en el país. Que es el Congreso el que tiene que actuar. Lo de “defensor en jefe” fue en respuesta a la acusación que La Raza, una de las principales organizaciones defensoras de los latinos, lanzó esta semana contra el mandatario calificándolo de “jefe de las deportaciones”, debido a los cerca de dos millones de deportados que han habido en su gobierno. 

Pareciera que el tema de la reforma migratoria y las deportaciones es algo que persigue al mandatario cada vez que tiene algún contacto con los latinos. En este caso, su dicho surge en un foro -Town Hall por su nombre en inglés- con un grupo de latinos y organizado por varios medios de comunicación en español -Telemundo, Univisión e ImpreMedia- con el objetivo de hablar sobre la Ley de Salud. Sucede que uno de los plazos claves de esa ley se vence este último de marzo y hay urgencia en la Casa Blanca porque más latinos se inscriban en los diferentes programas de salud que la ley contempla.

Como es costumbre en sus intervenciones públicas, Obama se vio cómodo y con el habitual manejo de los datos y la información que muestra, lo mismo que con su natural facilidad de palabra. Las preguntas estuvieron a cargo de José Díaz Balart de Telemundo y Enrique Acevedo de Univision. Ambos presentadores cuestionando al presidente no sólo sobre las dudas y problemas que han surgido con la ley de salud, sino también en ese tema migratorio que le quita el sueño a mucha de la comunidad latina.

En lo de la salud son básicamente dos las grandes áreas que le complican la vida a muchos latinos. Una, la del temor de que al inscribirse en los llamados mercados de salud que tiene cada estado -‘exchanges’ en inglés- la información que se da pueda terminar en manos de las autoridades migratorias. Esto en el caso de esas familias que tienen por decir algo, hijos que se pueden beneficiar con la ley, pero que también tienen padres que son indocumentados. Obama  comprometió su palabra en publico que tal información no será compartida con las agencias de inmigración.

“Absolutamente”, fue la respuesta directa de Obama ante la pregunta de si estas “familias mixtas”, como le llamó Díaz Balart, podían confiar en el presidente. “Ninguna de la información que sea proporcionada para obtener seguro médico será transferible al servicio de inmigración”, añadió el mandatario, “es mi palabra”.

La otra área de la ley de salud que afecta o preocupa a muchos latinos, y que aparentemente también es una de las causas por la cuales alguna gente no se ha inscrito en los mercados de seguro médico, es el del costo. Al final de cuentas, la ley, por buena o avanzada que sea -al menos en la visión del Presidente y los demócratas-, no provee seguro médico gratuito. 

No obstante los subsidios o ayuda gubernamental que se contempla, cada persona asegurada deberá pagar cierta cantidad anual. $315 dólares mensuales por ejemplo, en el caso de un individuo mencionado por Acevedo y que dijo ganar cerca de $36 mil dólares al año y para quien al parecer es una cifra muy alta. ¿Es realmente una ley de bajo costo?, se le preguntó a Obama.

Más allá de asegurar que en efecto “es una ley de bajo costo”, que hay subsidios y que en algunos casos como en los niños puede ser gratuito, el mandatario enfatizó en su respuesta dos ideas: la de que es mejor tener seguro médico ya que de lo contrario si la persona se enferma corre el riesgo de la bancarrota, y la de que hay que establecer prioridades en el gasto. Que quizá algunas veces habrá que darle más importancia al pago del seguro médico ante otros gastos como el teléfono celular o la televisión por cable.

“Nadie gasta o piensa en el seguro médico hasta que se enferma, y cuando eso sucede el costo de no tener seguro de salud es mucho peor que el costo de tener seguro”, explicó Obama. “Le aseguro que con trescientos dólares al mes, Dios no lo quiera que le pase algo o que algún familiar se enferme y que necesita una semana de hospitalización, esa persona desearía haber pagado esos 300 dólares al mes porque existe el potencial de que le cobren cientos de miles de dólares por el tratamiento y no los va poder pagar”. 

No dice nada nuevo el presidente en este punto. En Estados Unidos la atención medica es cara y ciertamente si la persona no tiene seguro, o bien termina en una sala de emergencia o en la quiebra. Con todo, para algunos no será fácil pagar la cuota mensual. El problema es que la ley no deja opciones. O la gente se inscribe o eventualmente deberá pagar una multa por no hacerlo.

Sobre el hecho de que los indocumentados no están incluidos en la ley de salud, el mandatario recordó que la prioridad es que se apruebe la reforma migratoria y que eventualmente -una vez que el tema sea menos político- habrá oportunidad para extender el seguro médico a los que se legalicen.

Sólo el tiempo dirá por supuesto si el presidente tuvo éxito en convencer al público latino de que se inscriban en los mercados de salud. Lo que sí llama la atención es la importancia que el mandatario le da a la Ley de Salud -aceptó que será su principal legado histórico- y al rol que los latinos pueden jugar en el éxito de la misma. Y es claro también que al menos por ahora, toda interacción entre los latinos y Obama está permeada por el tema migratorio. El sambenito de “deportador en jefe” no se quita fácilmente.