IE 11 is not supported. For an optimal experience visit our site on another browser.

OPINIÓN: Parece que muchos encuentran relación entre novela sobre estado totalitario y EEUU

OPINIÓN: Parece que muchos encuentran relación entre novela sobre estado totalitario y EEUU

Columna de opinión

Por Carlos Rajo

La novela "1984" del escritor británico George Orwell, que trata sobre un estado totalitario que todo lo oye y todo lo sabe sobre la vida de sus ciudadanos, ha saltado en la lista de ventas de Amazon.com de la posición 821 a la 67 en sólo dos días.  

Al parecer muchos estadounidenses ven una relación entre lo que describe el libro -pura ficción escrita hace más de sesenta años - y la admisión del gobierno estadounidense sobre un programa de recolección de datos, monitoreo de llamadas telefónicas y el tráfico de internet bajo el nombre de PRISM.

El Presidente Obama mismo contribuyó a este interés o fascinación por la novela de Orwell.

En su primera intervención sobre el tema, un día después de que había estallado el escándalo, el mandatario aseguró a la nación que no había que preocuparse por lo sucedido. “En lo abstracto, sí pueden reclamar sobre Big Brother (el ‘hermano mayor’), y como este es un programa que potencialmente puede manejarse de mala manera, pero cuando uno ve los detalles, creo que hemos establecido el correcto balance”.


Sucede que el término “Hermano Mayor” o “Big Brother” es precisamente una de las piezas centrales de la novela del escritor británico. Por “Big Brother”, Orwell se refiere tanto al estado opresor como al aparato de inteligencia que vigila, espía y sabe todo sobre la gente -o al menos intenta saberlo-, incluso lo que piensan esos mortales que habitan en el estado totalitario de Oceanía (este el nombre que le dio Orwell a su creación literaria).

¿Quién estará en lo correcto entonces? El presidente que se da golpes de pecho tratando de convencernos de que no nos preocupemos. De que ese “Big Brother” que inmortalizó Orwell aun si existiera estaría bajo el control del Congreso y de los jueces  (por cierto, la compañía Apple también hizo un uso magistral de la idea del ‘Big Brother’ con un tremendo anuncio de televisión que salió precisamente en 1984, en la que el mensaje era que con la computadoras Apple la gente destruía al ‘Big Brother’ de Microsoft).

O hay que creerle a lo que denunció el joven de 29 años que le filtró la información a los dos periódicos. Según éste, de nombre Edward Snowden y quien hasta hace unas semanas trabajaba como analista de sistemas de inteligencia con una compañía privada que le da servicios al gobierno, la llamada Agencia Nacional de Seguridad (NSA por sus siglas en inglés), tiene un acceso tal a mucha de nuestra vida privada (llamadas telefónicas, e-mails, etc.) que precisamente por eso él sintió la obligación de denunciarlo.
 
Más allá de quién tenga la respuesta adecuada, el punto es que mucha gente ha comprado el libro de Orwell. La compañía Amazon informa que las ventas de Mil Novecientos Ochenta y Cuatro han aumentado casi en un 6 mil por ciento hasta el martes en la noche. Por casualidad, el sábado pasado, un día después que Obama hablaba de “Big Brother”, se cumplían 64 años de la publicación de la novela.

Orwell por supuesto, de seguro que nunca se hubiese imaginado que su “Big Brother” sería un día tan popular con la gente, o aun peor, que sería mencionado en el contexto de una democracia. Aun cuando es cierto que el escritor británico fue un irreverente que a menudo cuestionó el poder y que mucha de su obra literaria y periodística tiene que ver con el concepto de decir la verdad aun si hay que ir en contra de la “verdad oficial”, la base o inspiración para “Big Brother” y 1984 fueron los sistemas totalitarios que existían en esa época (la Unión Soviética como su máxima expresión).

Un detalle que llama la atención sobre lo que hoy sucede -aun asumiendo por el simple propósito de la discusión que todo lo que denuncia Snowden es cierto- es no sólo que se da en una democracia  sino algo aún más único: que palabras más o palabras menos, casi todo es legal.
Y todavía aun peor, que la mayoría de la gente señala en las encuestas estar de acuerdo en lo que hace el gobierno. Que se le espié, en español simple. Todo bajo el sambenito de que es necesario de que la protejan de potenciales ataques terroristas.

Quizá la pregunta entonces no debería ser tanto si es que hoy vivimos en un Mil Novecientos Ochenta y Cuatro como el que describió Orwell hace más de medio siglo, sino que cómo es posible que hemos llegado y/o aceptado esta versión post 9/11 de la pesadilla que describía el escritor.

Y vale aquí la mención de 9/11 porque es obvio que nada de esto que describe Snowden seria ni remotamente posible si no se hubiesen dado los eventos de 9/11. O mejor dicho, si no se hubiese dado la reacción extrema que con el gobierno del presidente Bush a la cabeza tuvo la sociedad estadounidense.

Así como en los años 50s y posteriores se le dijo a la sociedad que habían un “rojillo comunista” detrás de cada arbusto o alguien que protestaba contra las injusticias del sistema capitalista, en la era post 9/11 se le dijo a esta misma sociedad que había que defenderse a como diera lugar ya que los malos terroristas estaban a la vuelta de la esquina. Y por supuesto, parte central de esta supuesta defensa ante los que nos querían atacar era la construcción de ese “Big Brother” que invento Orwell y al que Obama se refirió.

Otra cosa que hace esta época diferente a la que imaginó Orwell en su Mil Novecientos Ochenta y Cuatro es el desarrollo tecnológico. Los gobiernos y las compañías de Internet -que según la denuncia de Snowden, colaboran con el gobierno bien a la fuerza o voluntariamente- tienen a su disposición tales técnicas y sofisticados  aditamentos electrónicos, digitales, etc. que es no solo relativamente fácil espiarnos sino aun peor, casi inevitable.

Ya hubiesen querido los burócratas del llamado “Ministerio de la Verdad” en la novela de Orwell, tener acceso “a los fierros” o instrumentos técnicos que describe Snowden en su denuncia ante la prensa. Un solo ejemplo, según el joven -que por cierto para unos es un traidor y para otros un héroe- con solo un mensaje de e-mail hubiese podido espiar al propio presidente Obama.

El punto es que pareciera que vivimos en una época en la cual era inevitable que se diera una realidad en cierto sentido similar a la descrita por Orwell. Lo importante sin embargo, es que como se dijo, no vivimos en un estado totalitario. Estados Unidos es una democracia y como tal debería de tener los mecanismos de control para que el equivalente moderno de ese burócrata del Ministerio de la Verdad de Orwell no espiara al fulano inocente.

Para que esto sin embargo, se necesita no sólo la palabra del presidente asegurándonos que todo está bien. Se requiere que poco a poco vayamos saliendo de esa situación de miedo a las que se nos llevó luego de 9/11 y durante la cual literalmente cedimos mucha de nuestra  privacidad y libertades civiles a cambio de la supuesta seguridad.

Sólo cuando esto suceda y suficiente gente haya perdido el miedo habrá la presión necesaria para obligar al gobierno a que muestre sus cartas. A que nos convenza, con hechos y no simples palabras del gran orador Obama, que ese “Big Brother” del siglo XXI está bajo control democrático.

Por el momento, que bueno que más gente esté interesada en el libro de Orwell. Bien por Amazon y por los sucesores del escritor. Bueno también, porque nos hace pensar sobre “ Big Brother” y lo orwelliano que es vivir en un estado donde por ejemplo con una sola orden de un juez el gobierno tuvo acceso a ciertos detalles de las llamadas telefónicas de más de cien millones de usuarios de Verizon.