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OPINIÓN: A México le hacen falta los goles

OPINIÓN: A México le hacen falta los goles

Columna de opinión

Por Carlos Rajo

Una selección mexicana que jugaba bajo tremenda presión por el mal momento que pasa, con el rumor de que se despediría a su entrenador si perdían, jugo un aceptable partido ante su similar de Brasil, el que perdió dos a cero únicamente por la genialidad de Neymar, la estrella del equipo brasileño.

Cosas extrañas estas del fútbol. Un México que no puede ganar en su propio Estadio Azteca ante rivales que en el papel son menores futbolísticamente como los jamaiquinos o los costarricenses, ante el Brasil de las Copas del Mundo y demás, y ahí en el propio Brasil, juega como no lo había hecho en meses. 

Bien atrás, sólido y creativo en el medio y con varias llegadas al arco brasileño. Faltó el gol sí, pero esa es otra historia. Esa es precisamente la materia pendiente de este México del Chepo de la Torre. Quizá sea hora ya de ir pensando en si habría que sacar a jugadores que son estrellas en Europa como Javier el “Chicharito” Hernández y Andrés Guardado, pero que sin embargo están lejos de su mejor nivel.

Lo de Brasil es también extraño. En el papel tiene grandes jugadores, muchos de ellos estrellas en Europa. Cuando se juntan con la camiseta verde-amarillo, sin embargo, pareciera que no se conocen. Ganan gracias al peso de la camiseta -Brasil es Brasil- y en este caso por Neymar, el joven recién adquirido por el Barcelona de Messi y compañía.

Los dos goles tuvieron que ver con Neymar. El primero, al minuto 8 de la primera parte, un centro desde la derecha que el crack brasileño no sólo para con el pecho sino que con el movimiento de cuerpo se quita al central que lo marcaba. Dos pasos y un latigazo de zurda a la derecha abajo del arquero mexicano Corona. Inatajable. El segundo, una verdadera genialidad.

Casi terminaba el partido y estando en el área mexicana, Neymar se enfrenta a dos defensas mexicanos. De pronto, como un mago o un malabarista de circo, con una mezcla de finta y movimiento de pies, Neymar sale adelante de los dos. Con la otra pierna mete el centro corto para un compañero que estaba en la otra esquina del área. Este sólo tuvo que meterla a la portería de Corona.

De nuevo, de no haber sido por Neymar el partido pudo haber terminado empatado.

México se paró de tú a tú con Brasil e hizo recordar que estos jugadores sí son capaces y que todo es cuestión de que “recuerden” lo que saben. De que se quiten la presión y jueguen un poco más sueltos. En momentos del encuentro contra Brasil, en particular después del primer gol y por el resto de la primera mitad, México controló el ritmo del partido. Por momentos puso contra la pared a Brasil. El problema es que hace falta gol.  El gran “Chicharito”, goleador del Manchester United, no aparece por ningún lado.

La presión contra el entrenador mexicano era intensa. La prensa no le da respiro y todo el comentario era de que si México perdía, el “Chepo” sería despedido. Por lo que mostró México habría que pensar que se impondrán las cabezas frías y que no obstante lo mal que se ha jugado en la eliminatoria por la Copa del Mundo, el técnico seguirá en el puesto.

Sabedor de la presión y de que algo había que hacer para cambiar el ambiente del partido, el “Chepo” hizo varios cambios ante Brasil, los cuales en general le dieron buen resultado. Cambió a los dos defensas laterales, regresó al veterano Carlos Salcido a su posición de medio campista y en el segundo tiempo hizo ingresar al puntero derecho Pablo Barrera quien fue un constante peligro para la defensa brasileña. El problema por supuesto, es que por mucho que se llegue al arco contrario sino hay que alguien que defina y haga goles todo lo demás es verso.

Brasil clasificó a la siguiente fase de esta Copa Confederaciones pero sin convencer. Pareciera que su selección pasa por una crisis de identidad similar a la que pasa la sociedad brasileña en la calle. Un equipo que no tiene nada que ver con la historia de esas grandes selecciones brasileñas del pasado. Una selección que no sabe a qué jugar y que depende únicamente de que Neymar llegue con las luces prendidas.

Crisis, decíamos, similar a la de una sociedad brasileña que de pronto se ha despertado dándose cuenta que hay millones de jóvenes que protestan con manifestaciones en muchas ciudades del inmenso país y ante las cuales la clase política no sabe cómo responder. Estos jóvenes que protestan, inclusive en la misma ciudad donde jugó México-Brasil, le han movido el piso a la sociedad brasileña. Pareciera que nadie sabe qué país se quiere. Lo único que saben es que el país que tienen ahora no les satisface.

Parte de las protestas es por todo el dinero que se ha gastado y se seguirá gastando en la organización de la Copa del Mundo del 2014. Con esta selección de seguro que el enojo será mayor entre la población brasileña. Gastarse esos vagones de dinero para presentar un equipo que apenas le gana a un México emproblemado, y que además de Neymar, no muestra nada excepcional, debería de ser motivo de protesta. Aunque en este caso, de protesta estrictamente futbolera.

Ojalá que ahora se le dé un respiro al técnico y selección mexicanos. Uno entiende que hay grandes intereses económicos de por medio que están muy preocupados por la posibilidad de que México pueda ser eliminado y no vaya a la Copa del Mundo. Con lo mostrado ante Brasil, sin embargo, tanto los jugadores como el técnico han dejado claro que entienden la situación contra la pared en la que se encuentran. Que los jugadores deben cambiar su actitud y el técnico aceptar los cambios. Lo único que hace falta son los resultados. Y sí, en el fútbol son los que siempre mandan. Por hoy, sin embargo, se acepta esa materia pendiente. Hay que darle al “Chepo” de la Torre y sus dirigidos el beneficio de la duda