Columna de opinión
Por Carlos Rajo
José Manuel “el Chepo” de la Torre, el entrenador de la selección mexicana de fútbol pareciera tener las horas contadas. Unos hablan de que le ha llegado “el día D”, otros de que el escenario “para su ejecución” como técnico está listo.
En fin, la gran interrogante es si en la reunión del lunes en la noche, que tendrá como protagonistas a los que el mismo “Chepo” llamó los dueños de los clubes, se decidirá la suerte del controversial técnico del “tricolor”.
La “acusación”, por llamarle de alguna manera a los cargos contra el que antes de que se iniciara el 2013 transitaba en caballo blanco en las preferencias del público y la prensa deportiva mexicana ya que había ganado casi todo, se centra en lo mal que anda la selección nacional.
Mal desempeño y pobres resultados no sólo en la eliminatoria por la Copa del Mundo sino ahora también en el papelón que se hizo en la Copa de Oro que se jugó en Estados Unidos. Torneo este que México había ganado en sus dos últimas ediciones y donde se perdió dos veces ante un Panamá que en el papel debería de ser mucho menos que la supuesta potencia futbolera del área, México.
Lo de la Copa de Oro fue la gota que derramó el vaso de la paciencia de la afición y prensa mexicana. Ya se andaba mal en la eliminatoria mundialista -tres empates como local en el Estadio Azteca, uno de ellos ante un equipo tan menor y sin tradición futbolera como Jamaica- y habían comenzado a sonar las campanas de alarma porque pudiese suceder lo impensable: que México no clasifique al Mundial de Brasil del 2014.
Impensable no sólo porque México es una potencia futbolera decíamos -al menos en la región de Concacaf-, sino también por los enormes intereses económicos que están en juego con la participación de México en la Copa del Mundo (firmas patrocinadoras, televisoras, etc.). Intereses por supuesto, en ambos lados de la frontera. A México se le sigue no sólo en México mismo sino también entre los mexicanos en Estados Unidos.
En términos puramente numéricos o de lugar en la tabla de posiciones, la selección del “Chepo” no está tan perdida. Actualmente se encuentra en el tercer lugar y con sólo ganar un par de juegos en los próximos meses -el primero de local- sin problemas debería clasificar. El detalle sin embargo, es que no sólo está jugando mal sino que “la vibra” negativa se ha extendido en el sentir de la afición, la prensa deportiva y no pocos de los que mandan el futbol, esos “dueños” de los que hablaba “el Chepo”.
En una frase: muchos le han perdido la confianza a la selección dirigida por “el Chepo”. Muchos también no creen que México le pueda ganar a Honduras en el próximo partido eliminatorio en el Azteca el próximo 6 de septiembre. Partido clave ya que Honduras está atrás de México en la clasificación a un solo punto de distancia.
Así las cosas, se llega a la reunión de este lunes en la noche -el patíbulo ya preparado para su ejecución como lo describe un cronista mexicano- donde “los dueños” de los clubes decidirán la suerte de “el Chepo”.
Un tanto extraño esto del fútbol mexicano donde el destino del técnico de la selección nacional es decidido por un pequeño grupo de propietarios de clubes de la liga profesional. Alguien pensaría que por ser la selección nacional algo que en el papel pertenece a la nación toda deberían ser los federativos o dirigentes, actuando de manera independiente y no por el interés de los clubes, quienes decidieran sobre la suerte del entrenador.
Pero bien, es lo que es, es el particular fútbol mexicano. Por cierto, dentro de esos hay “dueños” de “dueños”. No todos los propietarios son iguales. Lo que opine el dueño del poderoso y millonario club América -una de las grandes cadenas televisoras de México-, de seguro tiene más peso que el dicho de la mayoría del resto de dueños. Se habla precisamente que si “el Chepo” sobrevive “la ejecución” que se tiene programada para él en esa reunión del lunes en la noche, será en gran parte porque los dueños del América decidieron jugársela por él.
El punto es que no hay salidas fáciles para los dueños. Hay suficientes razones para despedir al controversial técnico -además de los malos resultados, él mismo con su actitud arrogante y un tanto tosca en el trato a la prensa se lo ha ganado-, pero el despedirlo no garantiza que se resolverá el gran problema de que peligra la clasificación al Mundial.
Un nuevo técnico tendrá en términos prácticos a lo mucho un mes para enderezar una selección que claramente tiene problemas anímicos y futboleros. Aun peor, si es un técnico extranjero -se mencionan un par, entre ellos el argentino Marcelo Bielsa y el holandés Guus Hiddink- necesitará tiempo para conocer o al menos reencontrarse con el fútbol mexicano en el caso de Bielsa.
Entre los entrenadores mexicanos los que más se mencionan son Tomas Boy, actualmente sin equipo, Miguel Herrera, técnico último campeón, el América y Luis Fernando Tena, quien no obstante ser parte del actual cuerpo técnico de “el Chepo”, tiene galones que le dan lustre: él fue el entrenador del equipo mexicano que ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
Es posible que esto de traer a un nuevo técnico sea la mejor salida. Sucede que muchas veces en el fútbol un equipo que anda mal de pronto -de la noche a la mañana y sin explicación lógica- comienza a jugar bien cuando llega un nuevo entrenador. Son los mismos jugadores que ayer parecían unos burros y no les salía nada y hoy son unos genios que comienzan a ganar partidos. Mucho tiene que ver con una cuestión anímica: simplemente hay un nuevo técnico y desapareció esa “vibra negativa” que había con el anterior. Nadie sabe por supuesto si este será el caso del “tricolor”. Es la moneda al aire que deberán jugarse los famosos “dueños”.
De lo contrario, si se decide que la llamada “continuidad” -término repetido una y mil veces por los que quieren seguir jugándosela por ‘el Chepo’- es la que debe prevalecer, el actual entrenador de México tendrá una vida más a su disposición. Tampoco será fácil. La presión de la opinión pública mexicana es intensa. Cualquier ser humano normal se vería afectado por la cobertura 24/7 en todos los medios -tradicionales, digitales, redes sociales, etc.-, la mayoría de ellos pidiendo la cabeza del técnico. “El Chepo” tendría que mostrar una brutal fortaleza mental o pasar las próximas semanas en una cueva donde no huya televisión, internet o prensa en general.
Los “dueños” tienen la última palabra. La guillotina, como decía el cronista, está lista y afilada. Es sólo cuestión de si deciden bajarle el pulgar al “Chepo”. Por supuesto, si este el caso, habrán de pagarle los casi tres millones de dólares que estipula el contrato. Nada mal para alguien que fracasó al frente del “tricolor”.