IE 11 is not supported. For an optimal experience visit our site on another browser.

Obama se enfoca en el futuro de EEUU en su discurso

El presidente Barack Obama habló menos de lo hecho durante su administración y se refirió más a lo que hay por hacer

En su último Discurso ante la Nación y el Congreso el Presidente Obama optó por hablar  menos de lo que ha hecho en sus siete años de gobierno o de la lista de cosas que pudiera hacer en lo que le queda en la Casa Blanca, para hablar en cambio del “futuro”, de los próximos “cinco años, diez años, y más allá”.

“Vivimos en un tiempo de extraordinario cambio, un cambio que está reconfigurado la manera de como vivimos, la manera de como trabajamos, nuestro planeta y nuestro lugar en el mundo”, detalló Obama ante la audiencia de senadores, congresistas, miembros del gabinete, jueces de la Suprema de Justicia y muchos otros invitados especiales a la sesión especial del Congreso. Millones también viéndolo por televisión.

Antes de entrar al detalle de lo que a su juicio son las grandes desafíos de este “extraordinario tiempo”que vivimos, Obama no perdió la oportunidad para lanzar un gancho al hígado a los políticos que en la campaña presidencial plantean la visión de un Estados Unidos temeroso y en decadencia.

“Estados Unidos ha experimentado grandes cambios antes”, señaló Obama, “guerras y depresión, el influjo de inmigrantes, trabajadores peleando por un trato justo y movimientos para expandir los derechos civiles”. 

Y en cada uno de estos momentos, siguió el mandatario, “han habido estos quienes nos dijeron que había que tenerle miedo al futuro, quienes clamaron que podían poner el freno al cambio, prometiendo restaurar pasadas glorias si simplemente poníamos bajo control alguna idea que amenazaba a Estados Unidos.

“Y en cada momento, añadió Obama, sobrepasamos estos miedos. No nos adherimos, en palabras de Abraham Lincoln, a los ‘dogmas del quieto pasado’”.

Larga introducción si se quiere al corazón del discurso pero significativo en el contexto de todo lo que se ha dicho últimamente de que el país anda mal y de que los culpables son los inmigrantes, los musulmanes, los terroristas, los cambios económicos o quien sea. 

Palabras de optimismo necesarias para enfriar un tanto el debate político o para recordar como señala Obama, que no es la primera vez que la nación pasa por estos desafíos ante el cambio. Y que por supuesto, en cada ocasión el país ha sabido salir adelante sin necesidad de arrinconarse y de ver estos cambios como un pretexto para sacar a luz sentimientos de odio y rechazo “al otro”.

“Lo que fue cierto y sigue siendo cierto ahora”, añadió Obama en una especie de conclusión de su preámbulo, “nuestra única fuerza como nación -nuestro optimismo y ética de trabajo, nuestro espíritu de descubrimiento e innovación, nuestra diversidad y compromiso por el respeto a la ley- estas son cosas que nos dieron todo lo que necesitábamos para asegurar la prosperidad y la seguridad para las generaciones futuras”.

Al referirse a ese futuro del cual anunció al principio que hablaría, Obama señaló que hay cuatro grandes desafíos para la nación:


*¿Cómo darle a todos una oportunidad y seguridad en la nueva economía?


*¿Cómo hacer que la tecnología funcione para nosotros y no contra nosotros?


*¿Cómo mantenemos a Estados Unidos seguro y ser líderes sin ser los policías del mundo?


*¿Cómo hacemos que nuestra política refleje lo mejor y no lo peor de nosotros?

Sobre la economía hay mucho que decir, baste rescatar la cifra que dio Obama de que se han creado casi 900 mil trabajos en los últimos seis años. “Quien diga que la economía de Estados Unidos está en declive está vendiendo ficción”, aseguró el mandatario.

Esto no significa que no hay desafíos o que no haya razón para que mucha gente “sienta ansiedad” por estos enormes cambios en la economía. Según Obama, lo que hoy sucede en la economía tiene antecedentes mucho más all de su tiempo en la Casa Blanca.

Bien sea porque la tecnología puede reemplazar a cualquier trabajador o porque las compañías pueden irse a cualquier lugar, explicó Obama, el punto es que los trabajadores ahora tienen menos poder para conseguir un aumento de salario, las compañías tienen menos lealtad a sus comunidades y “más y más riqueza e ingreso es concentrado en lo más alto”.

Para resolver o al menos intentar ganarle la partida a este desafío econômico, Obama habló de varias de las cosas que están pendientes en el país: que haya educación y entrenamiento para más gente. Que se aumente el número de estudiantes que terminan la secundaria, que haya más clases de computación y matemáticas, que hayan mejores maestros. Sin faltar la educación universitaria, la cual dijo Obama, tiene que estar al alcance de todo estadounidense.

En el tema de la tecnología, Obama básicamente pidió que se regresara a ese optimismo y creatividad que ha caracterizado al país a lo largo de su historia y que se ponga menos énfasis en la pelea partidaria o en la disputa sobre cosas de la ciencia como el cambio climático. 

“Miren, si alguien quiere todavía disputar la ciencia sobre el cambio climático, que lo haga”, señaló Obama en una clara referencia a varios congresistas y senadores republicanos que siguen negando que haya cambio climático o que este sea producido por la acción de los seres humanos. 

“Estarán muy solos”, agregó Obama, ya que estarán debatiendo a nuestros militares, a nuestros líderes de los negocios y a la mayoría del pueblo estadounidense, a casi toda la comunidad científica, y a 200 naciones alrededor del mundo que están de acuerdo con el problema e intentan resolverlo”.

En política exterior el presidente comenzó recordando que Estados Unidos “es el país más poderoso de la tierra”. De inmediato surgió el aplauso en la sala -no se vio si también los republicanos aplaudieron-, pero el punto era como antes, en este caso enviar una indirecta a mucho de lo que se ha dicho en la campaña presidencial de que Estados Unidos no es mas la primera potencia militar del planeta. 

Obama habló del Estado Islámico y de la amenaza que este representa y de los puntos calientes y peligrosos del mundo, pero quizá lo que más destaca es su rechazo a lo que también se ha pedido en la campaña presidencial de bombardear lugares como Siria -donde se mueve el Estado Islámico.

“El mundo nos mirara a nosotros para resolver algunos de estos problemas”, señaló Obama, “y nuestras respuestas tienen que ser algo más que palabras duras o llamados a bombardear civiles. Eso puede funcionar como un dicho en televisión, pero no será aprobado en el mundo”.


La idea basicá según Obama en política exterior es que Estados Unidos actuará solo si es necesario, pero que cuando se trate de los grandes problemas del mundo, “movilizaremos el mundo para que trabaje con nosotros”.

Hubo espacio en lo de política exterior para Cuba, uno de los éxitos del gobierno de Obama al restablecer las relaciones diplomáticas con la isla caribeña. ¿“Quieren consolidar nuestro liderazgo y credibilidad en el hemisferio?, preguntó Obama en otra de esas frases dirigidas como dardos al lado republicano, “reconozcan que la Guerra Fría ha terminado. Levanten el embargo”.

El discurso tocaría al final esa nueva política que refleja “lo mejor de nosotros” de que habla Obama. “Necesitamos rechazar cualquier política que haga blanco de la gente debido a su raza o su religión”, pidió el mandatario. “El mundo nos respeta no por nuestro arsenal (militar), nos respeta por nuestra diversidad y nuestra apertura y la manera como respetamos cada fe (religiosa)”.

Obama recordó que la democracia requiere que la gente se tenga confianza, que se acepte y respeto al que no está de acuerdo con uno. y que se esté abierto al compromiso con el adversario. “Esta es una de las cosas que más lamento de mi presidencia -que el rencor y la sospecha entre los partidos sea hoy peor”, reveló Obama. “No hay duda que un presidente con el talento de Lincoln o Roosevelt pudiera haber disminuido esas divisiones, (pero) les garantizo que tratare de hacer lo mejor en tanto este en este puesto”.

Con la salvedad, concluiría Obama su exhortación a terminar estas divisiones, que no es algo que le compete solo a él, sino que también a los políticos y al pueblo estadounidense. ‘Nuestro futuro colectivo depende de su voluntad para cumplir con sus obligaciones como ciudadanos. A votar, a hablar. A pelear por otros, especialmente los débiles, especialmente los vulnerables, sabiendo que cada uno de nosotros está aquí debido a que alguien, en algún lugar se plantó por nosotros”.