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Nueva ley conspira contra el voto hispano a la gobernación de Texas

La apatía del electorado y una ley que una jueza de la Corte Suprema describió como "inconstitucional" conspiran para que los hispanos resulten decisivos en la votación para gobernador en Texas

Por ENRIQUE LOPETEGUI

SAN ANTONIO, Texas, EE.UU. (AP) — La apatía del electorado y una ley que una jueza de la Corte Suprema describió como "inconstitucional" conspiran para que los hispanos resulten decisivos en la votación para gobernador en Texas, el segundo estado con mayor población hispana del país.

Según los analistas, la candidata demócrata Wendy Davis necesitaría de un apoyo masivo de los hispanos y de las mujeres para derrotar el 4 de noviembre al republicano Gregg Abbott en un estado que elige gobernadores republicanos desde hace 35 años.

Movilizar al electorado hispano, no obstante, no es fácil.

"La apatía es el principal enemigo del votante hispano", dijo a The Associated Press Gilberto Hinojosa, titular del Partido Demócrata de Texas, por teléfono desde Brownsville. "Es culpa nuestra todo esto que está pasando, porque no votamos".

"A veces le pregunto a la gente, \'¿Van a ir a votar?\' y me dicen, \'No, nuestro voto no cuenta\'\'\', agregó. "Mi respuesta siempre es: \'Si tu voto no cuenta, ¿por qué los republicanos te lo quieren quitar?\' Los republicanos saben muy bien que el voto hispano cuenta, por eso no quieren que voten".

Hinojosa aludía a una nueva ley auspiciada por los republicanos que estipula que el votante debe presentar una de siete formas de identificación, la cual podría marginar del proceso a cientos de miles de personas, en su mayoría hispanos.

Una jueza de distrito calculó que 608.470 personas de raza negra o hispanas, o el 4,5% de los votantes inscriptos, no tienen ninguna de las siete formas de identificación contempladas en la ley. La jueza, Nelva González Ramos, de Corpus Christi, dijo que llegó a esa cifra en base a los "testimonios y numerosas estadísticas analíticas" presentados en una corte que suspendió la ley temporalmente a fines del año pasado.

Si bien no se hizo una distinción entre los dos grupos, se especula que el grueso de los afectados serían hispanos, pues el 37% de la población, casi 9,5 millones de personas, son de origen latinoamericano, mientras que solo el 13% son negros, según el censo del 2010.

California, con 14 millones, es el único estado con más residentes de origen latinoamericano.

Una cuarta parte (26 de los potenciales votantes de Texas son hispanos, de acuerdo con el Centro de Investigaciones Pew.

La ley aprobada por la legislatura de Texas fue cuestionada en los tribunales ya que es la más severa de su tipo en el país y afecta mayormente a minorías que tienden a votar por los demócratas.

El 9 de octubre una corte federal de distrito en Texas anuló la ley, pero días después la 5ta. Corte Federal de Apelaciones --una de las más conservadoras del país-- la dejó en suspenso y el 14 de octubre la Suprema Corte de Justicia, argumentando que no se pueden cambiar las reglas de juego a tan pocos días de las elecciones, confirmó la decisión de la Corte de Apelaciones con un voto de 6-3. Las juezas Ruth Bader Ginsburg, Sonia Sotomayor y Elena Kagan disintieron.

Al justificar su voto Ginsburg dijo que se trataba de una ley "intencionalmente discriminatoria, que muy probablemente impone un costo electoral inconstitucional y podría negar el derecho al voto a centenares de miles de votantes elegibles".

Un porcentaje altamente desproporcionado de esos votantes son de raza negra o hispanos", escribió Ginsburg, agregando que "la discriminación racial en las elecciones de Texas no son un mero artefacto histórico".Se estima que la ley conspirará contra las posibilidades de Davis, quien según las encuestas está entre 9 y 14 puntos porcentuales de bajo de Abbott, que sería el principal beneficiado si hay un fuerte ausentismo hispano.

Le descontento reinante entre muchos hispanos en torno a la falta de una acción decidida de parte de los demócratas a favor de los inmigrantes que están en el país ilegalmente podría alejar a muchos votantes de las urnas en un estado particular, donde el hispano no apoya tanto a los demócratas como en el resto del país.

Según una encuesta de Gallup publicada en febrero, un 46% de los hispanos de Texas votan por los demócratas y un 27% por los republicanos. La diferencia de 19 puntos es mucho menor al promedio de 30 puntos a favor de los demócratas en el resto del país y, desde 2008 en Texas, el voto hispano por los republicanos subió del 21 al 27% (en el resto del país bajó del 22 al 21. En las elecciones presidenciales de 2012, 63% de los hispanos de Texas votaron por Barack Obama, pero Mitt Romney ganó el estado por un margen de más de 15 puntos porcentuales.

La ley de Texas dice que el votante debe presentar una de siete formas de identificación: licencia de conducir, tarjeta de identificación electoral, tarjeta de identidad, permiso de portación de armas, tarjeta militar, certificado de ciudadanía o pasaporte de Estados Unidos. No acepta documentos universitarios de identificación, que sí son admitidos en otros estados con leyes similares. Numerosos hispanos y afroamericanos, especialmente ancianos y mujeres, no tienen ninguna de esas formas de identificación y deben viajar horas para obtener los documentos requeridos.

La tesis principal de los republicanos es que la ley es necesaria para evitar los votos fraudulentos, pero desde 2002 el Departamento de Justicia federal sólo halló 100 casos de fraude en todo el país. En el mismo período la oficina del Procurador General de Texas, liderada por el propio Abbott, sólo identificó alrededor de 50 casos.

Los demócratas insisten en que se trata de una estrategia republicana para quitarles votos.

"Ese argumento es una tontería", sostuvo Robert Stovall, titular del Partido Republicano en el condado de Bexar, en San Antonio. "Todos tenemos una tarjeta de identificación para algo, estamos en 2014".

Una de las razones que esgrimen los demócratas para oponerse a la ley es que los requisitos de identificación no se aplican a los votos por correo, que tradicionalmente benefician a los republicanos. Según un estudio de 2012 de Michael McDonald, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Florida, más del 75% de los que votan por correo son blancos.