Tras 15 años de supuesta mala suerte, una pareja canadiense devolvió esta semana cinco artefactos que robó del sitio arqueológico de Pompeya, la ciudad romana devastada por una erupción volcánica.
En 2005, esta pareja de turistas viajó al Parque Arqueológico de Pompeya, de donde robó dos mosaicos blancos, dos piezas de jarrón de ánfora y una pieza de cerámica de pared. En una carta enviada a una agencia de viajes, y compartida con el personal del parque, la pareja explicó la serie de infortunios que sufrieron desde entonces.
"Tomé un fragmento de la historia capturado en un tiempo con tanta energía negativa", escribió la mujer, que se identificó como Nicole, "la gente murió de una manera tan horrible y yo tomé cerámicas relacionadas con ese tipo de destrucción".
Desde el robo de los artefactos “malditos”, la mujer sufrió dos episodios de cáncer de mama y una doble mastectomía. Además, su familia ha enfrentado severas dificultades financieras. En su carta, la mujer aseguró que ha pedido perdón a Dios y que se arrepiente de sus acciones.
La pareja regaló un mosaico robado a una amiga de la familia de quien, dijeron, desconocen si también la devolverá al parque.
“Somos buenas personas y no quiero transmitir esta maldición a mi familia”, añadió Nicole.
El robo y devolución de piezas presuntamente malditas del sitio arqueológico es algo común, dijo Massimo Osanna, directoral temporal del parque, al diario USA Today.
“Desde hace varios años, el Parque Arqueológico de Pompeya recibe cartas de visitantes que, con motivo de su visita, se han llevado pequeños objetos (estamos hablando de mosaicos, pequeños fragmentos, piedras, pedazos de yeso) de poco valor, pero parte de un patrimonio arqueológico único, y que después de años decidieron regresar, alegando haber derivado sólo mala suerte de ese acto”, indicó el parque en un comunicado.
El mismo paquete contenía la carta de otra pareja canadiense, quien devolvió unas piedras robadas del sitio. En su carta confesional, pidieron perdón al parque e hicieron una plegaria por el descanso eterno de las personas que murieron en el lugar.
“Los tomamos sin pensar en el dolor y el sufrimiento que estas pobres almas experimentaron durante la erupción del Vesubio y su terrible muerte”, lee la carta.
El robo es tan común que los oficiales del parque exhiben en el museo los artefactos devueltos y las cartas de confesión de los turistas. De acuerdo con los oficiales, las cartas son interesantes para el público desde una perspectiva antropológica.