Cuando Joaquín El Chapo Guzmán fue arrestado hace cinco años, las autoridades celebraron “la importante victoria” que suponía para la lucha contra el narcotráfico. Su detención, sin embargo, no ha impedido que los negocios del cártel de Sinaloa estén mejor que nunca.
En saco roto quedan las palabras que pronunció entonces el exfiscal del distrito este de Nueva York Richard Donoghue, cuando afirmó que la organización que dirigía El Chapo no volvería a "verter veneno en nuestro país, ni a ganar millones mientras se pierden vidas inocentes".
Datos oficiales del Gobierno de Estados Unidos, analistas de seguridad y hasta alguno de sus abogados apuntan lo contrario.
En 2016, año en el que fue detenido en México, fueron decomisadas en Estados Unidos más de 23 toneladas de cocaína. Al año siguiente, cuando fue extraditado a territorio estadounidense, la cifra subió a más de 28 toneladas. En abril, al cumplirse los seis primeros meses del año fiscal de 2021 (que va del 1 de octubre de 2020 al 30 de septiembre de este año), ya se había alcanzado esa cifra.
Del lado de las metanfetaminas, las autoridades estadounidenses confiscaron 13 toneladas en 2015, cuando Guzmán estaba en paradero desconocido. Cinco años más tarde, rebasaron las 53 toneladas.
Falko Ernst, analista en México del International Crisis Group, cree que es un error considerar la detención o el asesinato de líderes de cárteles como Guzmán como un golpe mortal para terminar con estas organizaciones criminales.
"La detención de El Chapo es una ilusión que se basa en creer que se puede descabezar a una organización criminal y disminuir sus operaciones", sostiene el experto. "Las autoridades estadounidenses utilizaron el caso de El Chapo para justificar su presencia en México, pero [su detención] no resuelve nada", añade.
Guzmán cumple actualmente cadena perpetua más 30 años por narcotráfico en una cárcel de máxima seguridad, tras ser declarado culpable en un juicio que duró 11 semanas.
¿Estructura vertical u horizontal?
Un reporte de la firma Lantia Consultores señala que cárteles en México han pasado de 20 en el 2000 a más de 200 en 2021, un aumento atribuído principalmente a la división de estos grupos por el arresto o asesinato de sus líderes.
Se cree que el Cártel de Sinaloa no funciona siguiendo una estructura jerárquica, sino como una confederación de facciones. Aunque el Gobierno estadounidense presentó pruebas para demostrar que El Chapo es su líder, su abogado afirmó que era un lugarteniente más.
Schneider dijo a la revista Business Insider que Guzmán "no podía ser el líder de un sindicato criminal global" porque es "extremadamente difícil para alguien como Guzmán, sin educación, dirigir una empresa así".
"Si crees que el cártel de Sinaloa es un cártel, tienes mucho que aprender", señaló Schneider. "Hay muchas cosas que la gente describe como más organizadas de lo que realmente son", dejó entrever.
El futuro negro de su esposa
La idea de que los cárteles están jerarquizados también es rechazada por analistas.
El experto en seguridad y exagente de la agencia de inteligencia civil mexicana, CISEN, Alejandro Hope, contó a la revista que “funcionan como redes descentralizadas”.
Una de las personas que podría haber jugado algún tipo de función en esta estructura es la esposa de Guzmán, Emma Coronel, quien se declaró culpable el 10 de junio de narcotráfico y lavado de dinero ante un tribunal federal de Washington D.C.
Coronel, arrestada en febrero en un aeropuerto de Estados Unidos, podría ser condenada a una pena de 10 años de cárcel o menos como parte de un acuerdo con la fiscalía.
Con información de Business Insider.