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'El Grande' y 'El Futbolista' fueron narcos y ahora ejercen de testigos protegidos clave contra García Luna a cambio de beneficios

Convocados al estrado en el juicio contra el exsecretario mexicano de Seguridad, comparten un pasado común y la misma esperanza: una 'green card' en EE.UU. a salvo de los carteles.

Los dos primeros testigos contra Genaro García Luna en su juicio en la ciudad de Nueva York no sólo tienen en común un pasado ligado al narcotráfico en México, con millones de dólares ganados, sino que comparten además un blindaje especial como colaboradores de las autoridades judiciales estadounidenses: fueron condenados por contrabando de drogas, pero han pasado apenas tiempo en la cárcel y están a la espera de lograr la green card en Estados Unidos. 

El juicio contra el exsecretario mexicano de Seguridad Pública evidencia, una vez más, los beneficios que obtienen algunos narcos extraditados a cambio de cooperar con el Gobierno, y al tiempo, lo fundamentales que son estos testimonios para enjuiciar a presuntos capos de los carteles mexicanos de la droga.

Los dos primeros testigos de la Fiscalía ante la corte federal de Brooklyn son Sergio El Grande Villarreal Barragán y Tirso El Futbolista Martínez Sánchez, exmiembros de cárteles mexicanos que vivieron el boom de los 1990, traficando toneladas de droga hacia Estados Unidos con capos como Joaquín El Chapo Guzman. En la cruenta guerra contra las drogas de los años siguientes acabaron en manos de EE.UU. y alimentando las investigaciones contra los cárteles mexicanos. 

Sergio Enrique Villarreal, alias "El Grande", del cártel de los Beltrán Leyva, uno de los hombres más buscados de México, es presentado ante la prensa en la sede de la Armada de México en la Ciudad de México, el 13 de septiembre de 2010.
'El Grande', custodiado por la Armada en la Ciudad de México en 2010.ALFREDO ESTRELLA / AFP via Getty Images

El Grande y El Futbolista fueron condenados por tráfico de drogas y lavado de dinero pero ya fueron excarcelados y actualmente viven en ciudades estadounidenses gracias a un permiso discrecional conocido como Acción Diferida, que aplaza la deportación de una persona mientras el Gobierno lo considere necesario.

La estrategia de la defensa de García Luna ha sido precisamente poner en evidencia a estos narcos frente al jurado, asegurando que fueron víctimas del trabajo policial que hizo el exsecretario de Seguridad Pública durante la presidencia de Felipe Calderón (2006-2012) y acusándolos de “buscar una venganza” por sus arrestos.

El juicio debe determinar si García Luna es culpable de participar en una conspiración de tráfico de cocaína, que incluye sobornos multimillonarios del cártel de Sinaloa entre 2001 y 2012. Para el Gobierno, el relato de los exnarcos es crucial. “El cártel no hubiese logrado todas las muertes, el tráfico de drogas, todo lo que hizo, sin el apoyo de Genaro”, señaló en sus argumentos de apertura el fiscal Philip Nathan Pilmar. 

El Grande dijo en su testimonio que fue testigo del pago de una colecta mensual de narcos a García Luna a cambio de protección y ayuda durante casi una década: "Era la mejor inversión del Cártel de Sinaloa". También detalló en anécdotas cómo ese entramado de poder, con allanamientos frustrados, extorsiones con secuestros y más. Y aunque el testimonio de El Futbolista fue desestimado en parte este miércoles, y el juez lo calificó de un “rumor” y de “pérdida de tiempo”, sí tuvo mayor peso cuando testificó contra El Chapo Guzmán, quien fue luego sentenciado a cadena perpetua.

Martínez Sánchez dijo en el juicio a Guzmán, que fue en la misma corte y ante el mismo juez, Brian Cogan, que introdujo de contrabando entre 30 y 50 toneladas de cocaína a EE.UU. entre 2000 y 2003 en compartimentos ocultos soldados en vagones petroleros. “Nunca he visto a un acusado que se expusiera a un riesgo tan extraordinario como él”, fue la reacción del juez, calificando el testimonio como “el más valioso para el Gobierno”.

Pero estos testigos son, al final de cuentas, antiguos narcos, remarca la defensa. Este miércoles, a preguntas del abogado de García Luna, El Futbolista aceptó su responsabilidad por “inundar las calles de EE.UU. de cocaína” y contribuir al consumo de crack en el país.

“Los testigos cruciales del Gobierno son todas bajas del trabajo de García Luna […] unidos contra un enemigo común”, dijo el abogado defensor, César de Castro.  “¿Qué mejor venganza que enterrar al hombre que lideró la guerra contra los carteles?”, apuntó. 

El juicio continúo en tanto este miércoles con el testimonio de cinco policías, entre ellos Ernest Cain, un oficial retirado de Chicago y Matthew Coleman, un agente de la DEA, quienes hablaron de varios decomisos de droga en EE.UU., cuando García Luna era jefe de la Policía Federal, entre ellos un operativo en el que se incautaron de 1,500 kilos de cocaína en una bodega de Queens, Nueva York, en enero de 2003, unos de los mayores golpes al narco de la historia en territorio estadounidense.

En esa ocasión, la DEA descubrió una serie de bodegas en Nueva York y Nueva jersey que utilizaba el cártel de Sinaloa para traer la cocaína por tren en tanques llenos de aceite de soya.

También pasó por la sala de juicio el ex líder de la pandilla neoyorquina Los Trinitarios, Héctor Tolentino, actualmente preso y acusado de trafico de drogas, quien contó como su proveedor de cocaína, fentanilo y oxicodona estaba en México, Incluso aseguró haber hablado por teléfono en una ocasión con Iván Archivaldo Guzmán Salazar, hijo de El Chapo Guzmán.

Estos testimonios van dirigidos a establecer con claridad frente al jurado, por parte de la Fiscalía, que tiene la droga enviada por el cartel de Sinaloa llega a Nueva York y reafirmar la conexión de este tipo de casos que se procesan y juzgan el corte del Distrito Este.

Se espera que en las próximas semanas más líderes narcos pasen por el estrado, como así también exfuncionarios

El Futbolista: a la espera de la residencia

Martínez Sánchez, un excolaborador de El Chapo cuyo testimonio ayudó a condenar al capo, fue sentenciado en febrero de 2020 a siete años de prisión en la misma corte que juzga a García Luna.

Tirso Martínez Sánchez.
Tirso Martínez Sánchez, en una imagen difundida en su pedido de captura.Departamento de Estado

En México, trabajó con el cártel de Sinaloa y el de Ciudad Juárez, aunque también lideró su propia organización, según los registros de investigadores federales, organizando la importación y distribución de cocaína a Estados Unidos.

Ha sido conocido como El Doctor, El Centenario y El Tío, pero su apodo de mayor renombre es El Futbolista porque compró equipos de fútbol en México con las ganancias de las drogas (y una cadena de boutiques de ropa de alta gama). Fue arrestado en Guanajuato en 2014 y extraditado a Nueva York en 2015. Salió de prisión en diciembre del 2021, porque se le contabilizó el tiempo que estuvo encarcelado previamente.

Desde entonces vive en una ciudad de Estados Unidos (que no se ha desvelado), gracias al permiso migratorio. Este martes dijo en la sala que parte de su negociación con la Fiscalía al declarar contra García Luna es que el Gobierno le "siga dando la estadía legal”.

El narco, de 56 años, se comprometió antes de ser sentenciado a pagarle al Gobierno estadounidense dos millones de dólares como parte del arreglo, pero aún no lo ha hecho. “Estoy trabajando en eso para comenzar a pagar”, dijo.

Además, está a la espera de que las autoridades pidan una visa S a su nombre, una residencia permanente que se le otorga a un “individuo que ha ayudado a una agencia de la ley como testigo o informante”, según detalla el Servicio de Inmigración y Ciudadanía.

Tirso Martínez Sánchez da su testimonio en el juicio el miércoles 25 de enero.
Tirso Martínez Sánchez da su testimonio en el juicio el miércoles 25 de enero.Jane Rosenberg

En el juicio, Martínez Sánchez dijo que no conoció en persona ni le pagó directamente dinero a García Luna, pero detalló su paso por los cárteles de Juárez y Sinaloa entre 1994 y 2003. El capo era encargado de la ruta de tren que traía la cocaína desde México a ciudades como Nueva York, Los Ángeles y Chicago. 

La defensa de García Luna protestó en la primera parte del testimonio, el miércoles, contra el testigo ya que los hechos a los que se podría referir ocurrieron en los años 1990 y en 2000 o 2001, cuando los supuestos crímenes por los que está siendo juzgado el exsecretario son los comprendidos entre los años 2001 y 2012.

El juez pidió a los fiscales considerar si vale la pena mantener el interrogatorio, que describió como "un acontecimiento secundario y una pérdida de tiempo". El Futbolista hablaba de cómo dos socios, identificados como Jorge y Anselmo, le ofrecieron la posibilidad de hablar con García Luna para pagarle sobornos, sin dar nombres.

La Fiscalía dijo que esperaba incidir a través de este testigo en que García Luna cooperaba de manera habitual con la banda criminal y que se encontraba disponible para ser contactado por miembros.

En su declaración el miércoles, aseguró que solo entre 2000 y 2003, logró unos 35 millones de dólares, “un 5% de lo que ganaban” sus jefes del cártel de Sinaloa, dijo. “Gran parte [del dinero] lo gasté en equipos de fútbol, peleas de gallos, fiestas, mujeres, carros, compré un avión y propiedades”, detalló al jurado.

El Futbolista contó en el juicio que durante su actividad como narco amenazó personas y estuvo involucrado de forma indirecta en actos de violencia que terminaron en la muerte de dos narcotraficantes en México. “Si las personas sabían que yo pertenecía al cártel no se iban a meter conmigo, me iban a tener respeto”, dijo en la sala.

También detalló que pagaba a policías hasta 400,000 de dólares para mover la droga que recibía de Colombia a través del territorio mexicano. 

El Grande y su sentencia reducida

Una situación similar vive Sergio El Grande Villarreal Barragán, lugarteniente del cártel de Sinaloa y mano derecha del ex capo Arturo Beltrán Leiva hasta su muerte en diciembre de 2009.

Villarreal Barragán fue detenido en México en 2010 y extraditado a Estados Unidos un par de años después. En 2017 fue sentenciado a 10 años de prisión por conspiración para traficar drogas y lavado de dinero, aunque la sentencia se le redujo debido a su cooperación con el Gobierno, quien lo ha utilizado como informante repetidamente en varios casos contra otros narcotraficantes.

El Grande aceptó dar al Gobierno estadounidense 100 millones de dólares provenientes de su actividad con el cártel de Sinaloa como parte de su arreglo. Actualmente vive con su familia protegido en alguna ciudad estadounidense, a la espera de la residencia permanente.

El exnarco ha detallado ante el jurado cómo García Luna recibía esos supuestos sobornos del narco, primero en persona, cuando estaba en la Policía Federal, y luego por un intermediario, cuando fue designado secretario por Calderón, en "maletas negras repletas de dinero". Habló de una relación cercana del exfuncionario con los líderes narcos, y de extorsiones, como un secuestro exprés.

En la segunda parte de su testimonio el martes, El Grande contó que siempre iba armado con pistolas o armas largas como un rifle militar M16 con lanzagranadas y una metralleta MP5. Reconoció que algunas ocasiones disparó contra la policía en México y que estuvo involucrado “en unos 20 tiroteos”, aunque dijo no estar seguro de que algunas de sus balas hubieran matado a alguien.

El abogado de García Luna, además de insistir en el carácter criminal de El Grande subrayó que no había grabaciones de audio o vídeos de los encuentros, como declaró el narco, y que el cártel solía grabar sus conversaciones con políticos. Asimismo, el abogado puso en duda que, como aseguró El Grande, García Luna se reuniera con una asiduidad mensual con Arturo Beltrán Leyva en ciudad de México, donde miembros del clan lo recogían supuestamente en el estacionamiento público de un supermercado antes de llevarlo a una “casa segura” donde supuestamente se reunían para los pagos.


*Ronny Rojas reporta desde la corte en Nueva York.