Por Denise Chow - NBC News
Las infecciones potencialmente mortales provocadas por un tipo de bacteria carnívora podrían aumentar significativamente en las próximas décadas, ya que la emergencia climática provoca el calentamiento de los océanos y ayuda a estos organismos a propagarse por nuevas zonas costeras.
Según un estudio publicado el jueves en la revista Scientific Reports, las infecciones causadas por Vibrio vulnificus en la costa oriental de EE.UU. podrían duplicarse en los próximos 20 años, sobre todo porque el aumento de la temperatura de la superficie del mar permite a esta bacteria carnívora desarrollarse en aguas más septentrionales que nunca.
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Aunque las infecciones por V. vulnificus siguen siendo raras, los resultados demuestran una vez más que la salud humana y la salud del planeta están inextricablemente unidas. El estudio también se suma a un creciente corpus de investigación sobre los riesgos para la salud pública asociados a los cambios en los ecosistemas y el medio ambiente.
Iain Lake, coautor del estudio y catedrático de Ciencias Ambientales de la Universidad de East Anglia, Reino Unido, explicó que él y sus colegas se centraron en el V. vulnificus porque responde incluso a pequeños cambios de temperatura en su entorno marino.
“Se ha dicho que es una especie de barómetro de lo que ocurre en las zonas costeras porque es muy sensible al medio ambiente”, explicó Lake.
La bacteria V. vulnificus prospera en aguas costeras cálidas y poco profundas, y las infecciones suelen alcanzar su punto álgido en los meses de verano. Las personas pueden infectarse a través de cortes u otras lesiones en la piel que entran en contacto con el agua de mar.
Lake calificó la V. vulnificus de “bichito desagradable”, porque las infecciones se propagan rápidamente y la bacteria puede dañar gravemente la carne de una persona. Añadió que 1 de cada 5 casos es mortal y que muchos pacientes requieren amputaciones para sobrevivir.
Los investigadores utilizaron datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos para rastrear las infecciones por V. vulnificus desde 1988 hasta 2018. Los científicos se centraron en los casos reportados a lo largo de la costa este, que Lake dijo que se sabe que es un punto caliente global para tales infecciones.
El estudio encontró que las infecciones aumentaron de 10 a 80 al año durante el período de 30 años y que los casos ocurrían en nuevas regiones.
La autora principal del estudio, Elizabeth Archer, investigadora de posgrado de la Universidad de East Anglia, dijo que a finales de los años 80 las infecciones se daban sobre todo en los estados de la costa del Golfo y en zonas de la costa atlántica meridional, pero rara vez al norte de Georgia.
En los últimos años, la bacteria carnívora parece estar migrando hacia el norte.
“Ahora el límite superior de nuestra área de distribución se sitúa en torno a Philadelphia, por lo que se está produciendo una verdadera expansión de los lugares afectados”, afirmó.
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Según los investigadores, esta expansión hacia el norte se ve acentuada por el cambio climático, ya que las aguas más cálidas permiten la proliferación de la bacteria. Archer dijo que es un ejemplo de cómo los cambios en el medio ambiente pueden tener efectos dominó de gran alcance.
“Existen interacciones complejas entre el medio ambiente y los agentes patógenos, y es importante ser conscientes de cómo está cambiando el mundo y de cómo estos cambios están generando riesgos para la salud humana”, afirmó.
En su estudio, los científicos utilizaron diferentes modelos de emisiones de gases de efecto invernadero para calibrar el efecto sobre las infecciones por V. vulnificus en las próximas décadas. Un modelo preveía un futuro con un nivel de emisiones medio-alto, mientras que el otro preveía un descenso de las emisiones como resultado de diversas intervenciones para ralentizar el ritmo del calentamiento global.
Los investigadores pronosticaron que las infecciones por V. vulnificus seguirían avanzando por la costa y que, en la década de 2040, podrían extenderse hasta abarcar zonas densamente pobladas alrededor de Nueva York. Según los investigadores, en el escenario de mayores emisiones, podrían producirse entre 140 y 200 infecciones al año y la bacteria podría estar presente en todos los estados de la costa este.
La doctora Louise Ivers, directora del Instituto de Salud Mundial de Harvard, afirmó que, aunque las infecciones por V. vulnificus son extremadamente raras, suelen ser devastadoras. Además, son difíciles y caras de tratar. Según el estudio, el tratamiento de las infecciones por V. vulnificus cuesta más de 28 millones de dólares al año.
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“A veces las enfermedades más raras son las que más cuestan al sistema sanitario, sobre todo si son inesperadas y muy agresivas”, afirma Ivers, que no participó en el estudio.
Amy Sapkota, catedrática de salud ambiental de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Maryland, que tampoco participó en el estudio, señaló que los resultados deberían utilizarse para concienciar a la población y a los profesionales sanitarios, sobre todo en las zonas del país donde pueden producirse este tipo de infecciones en el futuro.
“Es fundamental difundir mensajes de salud pública, como cuándo no es aconsejable bañarse o cuándo se deben evitar estas aguas si se tiene una herida abierta”, dijo Sapkota. “Tenemos que hacer llegar este tipo de mensajes a los recreacionistas, así como a las personas cuyo medio de vida se basa en estar en el agua”, agregó.
Ivers afirmó que este tipo de investigación necesita más inversión para que los expertos comprendan los vínculos directos entre las catástrofes ecológicas y la salud humana y cómo mitigar los riesgos.
“Tenemos que asegurarnos de que los sistemas de salud pública son resistentes y de que comprendemos la conexión entre lo que está ocurriendo con la crisis climática y lo que significa para la salud humana”, señaló. “Este estudio se centra en algo poco frecuente, pero conecta la microbiología bacteriana con lo que significa para la comunidad de la salud pública”, añadió.