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¿Siente presión para comprar regalos de Navidad? Lea esto (y piénselo dos veces antes de comprar velas)

Hay muchas maneras de dar obsequios útiles y ecológicos en estas fiestas. Ofrecemos algunas recomendaciones para mantener la tradición de compartir, sin generar desperdicios ni malos ratos.
Una compradora revisaba la mercancía en Louisville, Kentucky, en diciembre.
Una compradora revisaba la mercancía en Louisville, Kentucky, en diciembre.Reuters

Gary Mortimer y Jana Bowden – The Conversation

La Navidad marca un hito en el consumismo en Occidente. A pesar de la recesión por el COVID-19, es poco probable que se reduzca el gasto frenético en esta temporada de fiestas.

Una encuesta sobre la confianza del consumidor mostró que alrededor del 12% de las personas esperan gastar más esta Navidad que en años anteriores. Se esperaba que alrededor de un tercio gastara menos, un resultado similar al de otros años. Los minoristas también se sienten optimistas: más de uno de cada tres esperan que las ventas navideñas superen a las de 2019 en más del 5%.

Todo este gasto festivo genera un desperdicio significativo, particularmente en forma de obsequios no deseados.

Entonces, antes de que termine con sus compras navideñas, vale la pena considerar por qué nos vemos obligados a gastar mucho en regalos durante esta temporada y si existen alternativas mejores y más ecológicas.

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"De verdad... no debiste"

Una investigación de ING encontró que se obsequiaron regalos no deseados por un valor de 400 millones de dólares en la Navidad de 2018, que comprenden alrededor de 10 millones de artículos.

Encabezando la lista estaban los artículos novedosos (51%), velas (40%), productos de cuidado personal (40%), pijamas o pantuflas (35%) y ropa interior o calcetines (32%).

Las organizaciones de caridad se ven inundadas de bienes no deseados inmediatamente después de Navidad. No todos se revenden: las organizaciones benéficas envían alrededor de 60,000 toneladas de artículos no deseados al basurero cada año.

Este desperdicio tiene un costo enorme, no solo para los presupuestos domésticos sino también para el medio ambiente. Es difícil conseguir investigaciones recientes sobre el tema, pero en 2007 investigadores del Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo examinaron el consumo durante la temporada festiva y descubrieron que se podrían ahorrar 80 kg de dióxido de carbono por persona si no se compraran regalos no deseados.

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¿Por qué nos sentimos obligados a comprar?

La entrega de regalos es un proceso emocional complejo. Y no siempre es necesariamente una experiencia positiva: una encuesta de 2016 encontró que el 43% de los compradores australianos se sintieron obligados a gastar dinero en Navidad.

Las investigaciones sugieren que dar regalos de Navidad tiene menos que ver con el altruismo y se está volviendo más una presión social para corresponder —la expectativa de que cuando recibimos un regalo daremos otro a cambio. Y la reciprocidad no necesariamente trae felicidad. Un estudio que data de 1990 encontró que, quienes dieron un obsequio por compromiso, posteriormente tenían sentimientos negativos sobre esa acción.

En particular, algunos encuestados sintieron que su libertad para elegir un obsequio se vio restringida por las obligaciones percibidas, que tenían que corresponder con un obsequio de tipo, precio o marca similar. Esto desencadenó una “reactancia” psicológica: la excitación desagradable que experimentan las personas cuando sus comportamientos libres se ven amenazados.

Dar regalos puede ser una forma de mostrar agradecimiento, pero no es necesario gastar mucho. Las investigaciones muestran que si bien quienes regalan pueden esperar que un obsequio sea más apreciado si es caro, los destinatarios no comentaron esa asociación.

O podría no gastar nada en absoluto al devolver un regalo no deseado. En algunos círculos de la sociedad contemporánea, regalar algo que nos han dado está mal visto. Los encuestados en un estudio llegaron a describir a las personas que hacen eso como perezosas, irreflexivas e irrespetuosas.

Sin embargo, en algunas culturas, ceder los regalos que nos hacen se considera normal. Por ejemplo, un estudio etnográfico clásico de 1922 describe un ritual seguido por la gente del archipiélago Massim en Papúa Nueva Guinea.

Esa práctica, llamada Kula, involucra a personas que viajan a una isla cercana y les obsequian conchas y collares a los residentes. Los destinatarios se quedan con los obsequios por un tiempo, luego se los pasan a otros y así continúan.

Para esos isleños, guardar los regalos destruía el valor creado por el acto de dar, mientras que volver a regalarlos lo mantenía.

Cinco formas de tener una Navidad verde

Hay muchas maneras de hacer un regalo sin dañar el planeta. Y como la pandemia de COVID-19 obligó a realizar muchas actividades en línea, ahora hay más alternativas. Aquí presentamos cinco opciones:

1. Regalos virtuales y digitales: van desde tarjetas de regalo electrónicas que permiten al receptor comprar lo que realmente desea, hasta suscripciones a servicios de streaming, audiolibros e incluso ramos de flores virtuales.

Debido al COVID-19, los viajes virtuales, que comenzaron para muchos como una medida temporal, ahora pueden estar disponibles para quedarse. O puede regalar un evento virtual de Navidad, como clases de cocina, experiencias de preparación de cócteles y talleres de manualidades en línea.

2. Regale una experiencia: las experiencias son eventos como conciertos, paseos en lancha, tratamientos de spa o un crucero nocturno romántico. Las investigaciones muestran que los obsequios basados ​​en experiencias contribuyen más a la felicidad del consumidor que las compras materiales.

Dar regalos basados ​​en experiencias también fortalece las conexiones sociales entre quien regala y la persona que recibe el obsequio.

3. Volver a regalar lo que nos obsequiaron: si se hace cuidadosamente, puede ser una forma excelente de evitar que los regalos no deseados acaben en el basurero.

Es una práctica bastante común. Una encuesta de consumidores muestra que cuando las personas reciben regalos no deseados, el 25% se los da a otra persona. Y en sitios web como Gumtree, incluso puede comprar regalos no deseados de otras personas. En el momento de redactar este artículo, los productos a la venta incluían un reloj para hombre Maurice Lacroix sin usar, una batería eléctrica y un nuevo televisor inteligente Samsung.

4. Hágalo a mano: los regalos hechos a mano son únicos y ayudan a forjar una conexión entre quien regala y el receptor. Incluso cuando compra el regalo hecho a mano en lugar de hacerlo usted mismo, las investigaciones muestran que los destinatarios generalmente perciben que el regalo contiene simbólicamente “amor”.

Etsy se ha convertido en el mercado mundial de regalos hechos a mano y tesoros antiguos. Pero tenga en cuenta que si pide un regalo hecho a mano desde el otro lado del mundo, transportarlo generará emisiones de carbono.

5. Upcycle: la práctica conocida como Upcycling prolonga la vida de los objetos viejos al remodelarlos creativamente en nuevos productos. Por ejemplo, un frasco viejo podría convertirse en una maceta colgante, o una puerta recuperada podría reutilizarse como una mesa.

Las investigaciones han revelado que cuando se le cuenta a la gente sobre la identidad pasada o la “historia” de un producto reciclado, la persona se siente “especial” y aumenta la demanda del producto.