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"Se va a degradar toda nuestra selva": ambientalistas y líderes indígenas denuncian la devastación del Tren Maya

La obra ferroviaria que recorrerá unas 948 millas a través de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo atraviesa múltiples reservas ecológicas. Organizaciones ambientalistas exigen estudiar los impactos que tendrá en los ecosistemas locales.

Por Albinson Linares, Valeria León y Carmen Montiel

PLAYA DEL CARMEN, Quintana Roo.— La selva reina con un verdor casi infinito, desde las copas de los árboles hasta los arbustos que abundan por todos lados, mientras se escucha el canto de los pájaros y el revoloteo de algunos insectos. 

Es un territorio donde la naturaleza se enseñorea, un lugar sagrado para los mayas que está impregnado de vestigios arqueológicos y tradiciones milenarias hasta que, de repente, el frescor de la vegetación y todo el verde selvático se acaba. Y empieza el desierto ocre y marrón de la devastación ocasionada por la construcción del tramo 5 sur del Tren Maya.

"Si intentas proteger un lugar no haces esto", dice Tania Ramírez, espeleóloga y activista del medio ambiente, mientras señala los kilómetros de tierra removida, piedras, raíces y los troncos de los árboles cortados. 

La zona donde se construye el tramo 5 sur del Tren Maya, que conectará a las ciudades de Cancún y Tulum.
La zona donde se construye el tramo 5 sur del Tren Maya, que conectará a las ciudades de Cancún y Tulum.Noticias Telemundo

"Si el tren continúa, pues obviamente se ve que todos estos lugares no están pensando en respetarlos y serían tapados. Eso es como tapar las venas del agua, del acuífero", explica Ramírez, de 32 años, mientras explica que la entrada a la cueva Dama Blanca, encontrada a principios de abril, fue tapiado con los escombros producidos por los trabajos de infraestructura.

El Tren Maya es una de las obras insignia del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador y ha sido presentado como un proyecto integral que busca "lograr el desarrollo sustentable del sureste de México". Está planteado que recorra una distancia de unas 948 millas a través de estados como Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo con una inversión aproximada de 9,800 millones de dólares.

"Independientemente de la comunicación, del impulso al turismo, del traslado de carga, va a significar la generación de muchos empleos ahora que se necesita. Calcula más de 80 a 100,000 nuevos empleos con esta obra", dijo el mandatario en 2020, durante la primera fase de los trabajos.

Una de las paradojas de este megaproyecto radica en su mismo nombre, porque muchas de las comunidades maya ubicadas en las zonas cercanas al trazado de las vías del tren se han pronunciado en contra de los trabajos debido al grave impacto ambiental que tendrán en las riquezas naturales que son cruciales para la conservación de la selva maya.

[Suspenden las obras del Tren Maya por falta de estudio de impacto ambiental]

"Los lugares por donde va a pasar sabemos que son muy frágiles. Entonces la obra no es viable porque simplemente se les va a caer o, para hacer el pilotaje, van a tener que meter estos pilotes de cemento dentro de las cuevas", afirma Ramírez, quien se muestra horrorizada ante la perspectiva de que alguna estructura de concreto atraviese la delicada superficie de la zona.

"El tren va"

Una característica única de la geografía de estas regiones de Quintana Roo y Yucatán reside en que se ubica en una gran plataforma de rocas calcáreas que, desde hace millones de años, ha emergido del mar Caribe. También conocida como la losa de Yucatán, tiene pocos cuerpos de agua superficiales pero abundantes ríos subterráneos y los cenotes, pozos de agua de gran profundidad, que son uno de los grandes atractivos turísticos de la zona. 

"Vendrá todo un crecimiento urbano cuando no tenemos suficiente agua potable, ni servicios mínimos. Creemos que va a ser un impacto mayor y se va a degradar toda nuestra selva mucho más rápido, y todo lo que tenemos", advierte Ramírez, mientras señala diversos puntos alrededor de las máquinas usadas para la deforestación donde hay otras cuevas y cenotes escondidos.

Estaba previsto que el tramo 5, que conectará a las ciudades de Cancún y Tulum, se construyera junto a la carretera que ya existe entre ambas poblaciones por lo que es un área que ya ha sido impactada. Pero, para Ramírez y otros defensores del medio ambiente, la pesadilla comenzó en enero cuando las autoridades anunciaron el cambio del trazado de las vías metiéndolas en medio de la selva, en una zona rica en cenotes y sistemas de cuevas como Sac Actún y Garra de Jaguar. 

Valeria León, corresponsal de Noticias Telemundo, y Tania Ramírez, activista medioambiental de Quintana Roo, en el tramo 5 sur del Tren Maya.
Valeria León, corresponsal de Noticias Telemundo, y Tania Ramírez, activista medioambiental de Quintana Roo, en el tramo 5 sur del Tren Maya.Noticias Telemundo

Para ese entonces habían transcurrido más de 11 meses de obras y ya se habían talado más de 20,000 árboles en la otra zona. "Estamos en contra de cómo se está haciendo este tramo y nos preocupa mucho cómo se está haciendo en general, por la falta de estudios [ambientales]", aseveró Ramírez. 

[Kate del Castillo y Eugenio Derbez alzan la voz en contra del Tren Maya]

Numerosas protestas y decenas de demandas y amparos se han interpuesto para suspender los trabajos del megaproyecto que ha sido criticado por, entre otras cosas, carecer de la Manifestación de Impacto Ambiental, un requisito fundamental para emprender construcciones que alterarán grandes franjas de territorio y ecosistemas en el país. Recientemente las autoridades admitieron que cuatro de los siete tramos de la obra no cumplen con esa exigencia y adelantan los trabajos con permisos provisionales. 

La medida más reciente en contra del tren fue establecida el 3 de este mes cuando un juez de Quintana Roo ordenó que se "suspenda o paralice" la construcción del tramo 5. 

El Gobierno de López Obrador ha respondido a esos fallos legales con diversas estrategias como declarar a las obras de infraestructura más emblemáticas de su gestión —el aeropuerto Felipe Ángeles, la Refinería de Dos Bocas y el mismo Tren Maya— de "interés público y de seguridad nacional", lo que evitaría que sean suspendidas por los amparos y otros procesos jurídicos. 

"Vamos a enfrentar a estos grupos de intereses creados a sus voceros y achichincles, pero el tren va (...) Ese acuerdo está validado por la autoridad judicial, por la Suprema Corte, es legal", dijo el mandatario mexicano en su conferencia matutina del 4 de mayo.

Para activistas como Ramírez, la obra representa una oportunidad perdida para el desarrollo de la región y advierte que podría afectar la economía y las comunidades indígenas.

"Deberíamos estar muy orgullosos de lo que tenemos y enaltecerlo y reconocerlo. Este modelo de desarrollo que ha sido Playa del Carmen y Cancún no es perfecto. Ha traído un montón de violencia, de drogas, y muchas cosas que no queremos replicar en las comunidades mayas", dijo entre lágrimas. 

Raúl Padilla, ambientalista y guía turístico, en el complejo de cuevas Garra del Jaguar, cerca de Playa del Carmen, Quintana Roo.
Raúl Padilla, ambientalista y guía turístico, en el complejo de cuevas Garra del Jaguar, cerca de Playa del Carmen, Quintana Roo.Noticias Telemundo

"Estamos a tiempo de evitar una catástrofe"

Raúl Padilla suele gritar cuando descubre algo. El sonido estentóreo de su voz atraviesa el follaje de la selva cuando mira, embelesado, alguna serpiente que cuelga de los árboles o sus carcajadas retumban por las cuevas, en medio de estalactitas y cenotes, cuando en la penumbra se topa con algún hallazgo que lo llena de regocijo.

"¡Creo que esto es de un jaguar!", dijo en una mañana reciente, mientras señalaba una mancha oscura en el suelo terroso de Garra del Jaguar, uno de los sistemas de cuevas más célebres de Playa del Carmen. De inmediato, se tiró al suelo, sacó una tarjeta con escalas y medidas para corroborar que se trataba de una huella. "Este es el cojinete plantar y los digitales son estos. También hay algunas huellas de otras especies", afirmó con una sonrisa.

El amor que siente por la naturaleza se manifiesta en las inflexiones de su voz cuando narra las bellezas de los complejos sistemas de cuevas de la zona.

"Además de la biodiversidad de especies, está la parte histórica. Hemos encontrado adoratorios, escalinatas, altares, basamentos piramidales, mucha evidencia de cerámica", explica Padilla, quien con su fundación llamada Jaguar Wildlife Center realiza una valiosa labor de monitoreo de la fauna de la zona instalando cámaras que registran la presencia de los animales. 

[Un dibujo animado promueve proyecto del tren maya en México]

"Estamos a tiempo de evitar una catástrofe como la de la línea 12 del metro en Ciudad de México. Estas bóvedas tan amplias no tienen el grosor para una infraestructura de trenes de carga con una velocidad de 160 kilómetros por hora. Es una locura, lo que están haciendo, la verdad es que no tiene ni pies ni cabeza. Estamos en riesgo de perder el gran acuífero maya", afirma con urgencia.

Además de las afectaciones al medio ambiente, el Tren Maya también ha sido muy criticado por los daños a los vestigios arqueológicos que suelen suceder cuando se emprende una obra de esta magnitud.

El arqueólogo Miguel Covarrubias, a la derecha, mostrando las ruinas de un templo maya en Quintana Roo, México.
El arqueólogo Miguel Covarrubias, a la derecha, mostrando las ruinas de un templo maya en Quintana Roo, México.Noticias Telemundo

A inicios de este mes, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (Inah) anunció que se han identificado más de 25,000 monumentos arqueológicos y otros hallazgos como 500,000 tepalcates o tiestos de cerámica, además de 129 enterramientos humanos —la mayoría con ofrendas— y 835 elementos naturales asociados a contextos arqueológicos como cuevas y cenotes.

Arqueólogos como Miguel Covarrubias Reyna han alzado la voz para alertar sobre los peligros que implica la construcción de un tren, en medio de una selva donde abundan los asentamientos arqueológicos. En el caso específico de los mayas, sus poblaciones solían ser extensas y abarcaban mucho territorio por lo que, a veces, se juntaban las comunidades y eso puede evidenciarse en los miles de hallazgos que se han hecho en la zona.

"Yo creo que debieron haberlo planteado como un proyecto transexenal, tal vez asegurado con un fideicomiso porque simplemente la fase de prospección para 1,500 kilómetros, bien hecha, habría tomado más de un año usando la tecnología más moderna. Porque, finalmente, la arqueología se hace caminando", afirma Covarrubias quien, aunque no forma parte del grupo de arqueólogos del INAH que supervisan la construcción del Tren Maya, ha participado en la elaboración de una base de datos que supera los 3,800 registros arqueológicos en Yucatán, Campeche y Quintana Roo.

El arqueólogo asegura que las promesas de progreso que hacen las autoridades tienen grandes matices porque la construcción del megaproyecto implica un desarrollo frenético que podría urbanizar zonas protegidas y ayudar muy poco a combatir la pobreza en la región. Además advierte que eso ya se ha visto en Quintana Roo con el establecimiento de condominios y hoteles lujosos que solo ofrecen "fuentes de empleo mal pagadas y marginadas" para las personas de la zona. 

"Esto es una guerra perdida. El señor presidente es muy necio y no va a parar aunque hayan amparos o sentencias de suspensión definitiva e irrevocable (...) Lo que sigue, lo vamos a ver en el próximo sexenio, a ver quién se va a ir a la cárcel por todo eso, pero el daño va a estar hecho, no lo vamos a recuperar", dice con desaliento.

Cuidar el pasado

Para algunas personas, el daño ambiental y cultural es un tema personal. Ignacio Pat Tzuc, de 57 años, se define como indígena maya auténtico y campesino legítimo, por lo que conoce como la palma de su mano todos los terrenos devastados por el trazo del Tramo 3 del Tren Maya que pasa cerca de Xalachó, su pueblo de Yucatán.

Con tristeza señala los restos de unas cámaras mortuorias donde habían restos humanos de sus antepasados mayas, y luego explica que a su comunidad no la consultaron sobre el destino de esos huesos. Las autoridades simplemente se los llevaron y ellos, los mayas, se enteraron por las noticias.

Ignacio Pat Tzuc, líder indígena maya, en los vestigios arqueológicos encontrados durante la construcción del tramo 3 del Tren Maya.
Ignacio Pat Tzuc, líder indígena maya, en los vestigios arqueológicos encontrados durante la construcción del tramo 3 del Tren Maya.Noticias Telemundo

"Ellos sacaron vestigios mayas que tienen mucho valor y cuando vinimos a verlos no nos querían pagar. Por eso tomamos la decisión de tomar ese puente que estaban construyendo, hicimos un paro como marca la ley porque violaron nuestros derechos", dice con tristeza.

Sin embargo, no fue lo único que no les informaron. El líder indígena dice que el Gobierno de López Obrador no hizo el proceso de consultas necesarias para poder ejecutar el megaproyecto en territorio maya, así que tuvieron que parar las obras del tren durante seis meses para que les pagaran por las tierras que atraviesan las vías. 

Pat Tzuc afirma que las autoridades los robaron porque aspiraban un pago de 30 millones de pesos, pero solo consiguieron 13 millones por casi 30 hectáreas, una suma que se repartió entre 1,825 personas por lo que a cada una le tocó poco más de 7,000 pesos (unos 345 dólares). Con las leyes en la mano, el líder dice que va a seguir luchando por conseguir una retribución justa durante lo que le quede de vida. 

Quieren ganar el 100% sin importar nada"

Ignacio pat tzuc líder maya

Después mira el erial de escombros que ha dejado la construcción y dice con amargura: "Nosotros sabemos qué es un megaproyecto donde viene gente de dinero que son unos capitalistas e invierten acá, pero ellos no son los dueños de nuestra tierra. Ellos quieren ganar el 100% sin importar nada y se llevan todo de aquí".

Sin embargo, no todos los pobladores de Xalachó están en desacuerdo con las obras. David Reyes Rodríguez, comisario ejidal, dice que toda la gente aceptó la idea del tren y los apoyos económicos del Gobierno. Lo único que lamenta es que la estación no haya sido ubicada en su pueblo.

"Debieron ponerla aquí porque eso iba a traer grandes beneficios. Xalachó tiene sus artesanías, canastas, telas de bordado y huipiles que podían venderse ahí y hacer una derrama económica para este pueblo, pero nadie habló y no nos avisaron", explica. 

Pedro Valle Centeno, otro vecino del lugar, dice que el tren ha sido un factor positivo para la economía de la zona que quedó muy afectada por la pandemia. Explica que muchos pobladores consiguieron trabajo como carpinteros, albañiles y obreros, además cree que va a ser algo bonito para sus hijos que no conocieron "la época antigua de los ferrocarriles".

¿Quién sabe qué está haciendo el Gobierno?"

pedro valle vecino de xalachó

Aunque no trabaja en las obras, afirma que muchos campesinos se han visto beneficiados por las ayudas. Pero cuando se le pregunta qué opina sobre los impactos del megaproyecto en la sociedad y el medioambiente, solo se encoge de hombros y exclama: "En primer lugar, pues ¿quién sabe qué está haciendo el Gobierno?".

A fines de abril, Pat Tzuc estaba caminando por un tramo que tiene casi tres millas de longitud y divide los terrenos de Xalachó, que tiene unos 13,000 habitantes, de los cuales se calcula que 2,000 son campesinos. 

Frente al sitio donde se encontraron los restos de sus ancestros, en medio de la tierra rojiza y ocre, Tzuc entonó una súplica en maya que resonó por los parajes devastados: "Este territorio lo consideramos como la Madre Tierra porque sembramos y nos da muchos frutos como el maíz y el cacao que nos sirven para alimentarnos. Nunca se nos informó todo lo que se hizo acá, entonces eso está mal".

"No se puede tener miedo de reclamar lo que es de uno", dijo con vehemencia, mientras señalaba la destrucción de todo lo que lo rodeaba. 

No se puede tener miedo de reclamar lo que es de uno"

ignacio pat tzuc

Sin embargo, Tania Ramírez y otros ambientalistas dicen que sí tienen miedo. No pueden olvidar que México, según Global Witness, es el segundo país más mortífero para los defensores del medio ambiente: solo en 2020 se registraron 30 asesinatos. Organizaciones como el Centro Mexicano de Derecho Ambiental afirman que, en lo que va del sexenio de López Obrador, han sido asesinados 58 activistas.

Además, el mandatario le encomendó a los militares mexicanos la ejecución del algunos tramos del tren, así como la administración de los ingresos y recursos, lo que ha generado una gran desconfianza entre diversas organizaciones sociales.

"Para nosotros es una preocupación muy fuerte. Levantamos la voz, con miedo, porque vivimos en un país donde matan a los ambientalistas, imagínate en una zona maya con militares. Han sido violados muchos derechos", asevera Ramírez.