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"Reliquias de un mundo perdido": manglares mexicanos ofrecen pistas de la emergencia climática

Los antepasados de estos árboles llegaron a la zona hace unos 125,000 años cuando el nivel del mar era varios metros más alto. ¿Qué prueba este inusual hallazgo, ubicado a más de 160 kilómetros del océano más cercano?

Durante su infancia, Carlos Burelo solía surcar las aguas verdosas cercanas a las cascadas de Reforma, en Tabasco, junto a su padre. Pescaban róbalos, y veían tortugas y pájaros mientras navegaban por las aguas rumorosas del río San Pedro Mártir.

En sus excursiones solían ver los manglares de la zona que, a medida que pasaba el tiempo, se hacían cada vez más escasos por la tala y la quema indiscriminada.

Yo siempre los veía y me daba cuenta de que eran distintos a todos los árboles de la región. Pero también iban desapareciendo por la acción del ser humano”, explica Burelo quien, con el paso de los años, se convirtió en biólogo.

El bosque de manglares cerca de la frontera de México y Guatemala.
El bosque de manglares cerca de la frontera de México y Guatemala.Octavio Aburto / Mares Mexicanos

Al regresar a su región, se dedicó a la investigación de diversas plantas como orquídeas, cactáceas y helechos, entre otras. Su pasión por analizar lugares poco alterados y estudiados lo llevó a nombrar dos nuevas especies, lo que equivale a descubrirlas para la ciencia: la Pinguicula olmeca, una planta carnívora, y la Anemia tabascana, un helecho.

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Armado con su arsenal de conocimientos, y mucha experiencia, volvió a toparse con los manglares de su niñez y las dudas florecieron en su sensibilidad de científico. “¿Cómo es posible que haya manglares en este lugar?, ¿cómo llegaron y hace cuánto? Según los libros, los mangles generalmente están asociados al agua marina, y aquí están en un lugar con agua dulce”, dice con los ojos brillantes.

Esas preguntas fueron el inicio de una aventura que lo llevó, junto con un grupo multidisciplinario de diversos especialistas, hasta una zona alejada en la frontera de México y Guatemala. Allí, a más de 160 kilómetros de la costa consiguieron algo único: un bosque de manglares en todo su esplendor. Cuando se acercaron con las lanchas, se miraron con sorpresa.

El bosque alberga casi 100 especies que suelen habitar climas salinos, pero que se adaptaron a un ambiente de agua dulce.
El bosque alberga casi 100 especies que suelen habitar climas salinos, pero se adaptaron a un ambiente de agua dulce. Octavio Aburto / Mares Mexicanos

“Navegamos muy lento por los canales, fue un viaje largo pero, de repente, nos impactó que llegamos a una zona que parece Jurassic Park, son reliquias de un mundo perdido que se quedó atrapado en el tiempo por más de 100,000 años”, dice Octavio Aburto-Oropeza, ecólogo marino del Instituto Scripps de Oceanografía, en tono emocionado.

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Los mismos manglares que intrigaron a Burelo durante toda su vida, maravillaron a las diversas excursiones de académicos y científicos que, entre 2016 y 2019, visitaron la zona en repetidas oportunidades para seguir investigando.

Estamos a 15 metros sobre el nivel del mar, son los manglares más tierra adentro del mundo, y los de mayor altitud sobre el nivel del mar. Eso es lo que los hace únicos porque en esa zona no tenemos entrada de mar, la conexión con el océano perdió hace más de 100,000 años”, asevera Burelo.

Después de diversos análisis, que integraron datos geológicos, geográficos, genéticos, estudios de la vegetación y una modelización del nivel del mar, el equipo descubrió que los manglares son una reliquia de un mundo muy antiguo.

Los antepasados de estos árboles llegaron a la zona hace unos 125,000 años, cuando el planeta era tan cálido como en la actualidad, pero el nivel del mar era varios metros más alto.

"Si seguimos perdiendo hielo en este planeta, se inundarán todas las costas".

Octavio Aburto-Oropeza, Instituto Scripps de Oceanografía

“Cada parte de la historia por sí sola no es suficiente pero, en conjunto, la genética, la geología, la botánica y las observaciones de campo cuentan una historia increíble. Cada investigador involucrado compartió toda su experiencia y eso nos permitió descubrir el misterio de un bosque de más de 100,000 años”, dijo Paula Ezcurra, investigadora del Instituto Scripps de Oceanografía.

¿Por qué es importante este descubrimiento?

Los investigadores descubrieron que los manglares de San Pedro llegaron a su ubicación actual durante el último periodo interglaciar y han persistido allí de forma aislada, mientras los océanos retrocedían durante la última glaciación.

La investigación, publicada el 12 de octubre en Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS), ofrece una visión del planeta durante una era en la que la Tierra se calentó mucho y los casquetes polares desaparecieron.

“Nuestra hipótesis es que, si seguimos perdiendo hielo en este planeta, se inundarán todas las costas y seguramente el nivel del mar podría llegar hasta 10 metros de altura, lo cual sería catastrófico porque desaparecerían grandes ciudades y franjas de territorio. Solo en México se sumergiría buena parte de Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo”, advierte Aburto-Oropeza.

El equipo de investigadores descubrió que los manglares son una reliquia de un mundo muy antiguo.
El equipo de investigadores descubrió que los manglares son una reliquia de un mundo muy antiguo.Octavio Aburto / Mares Mexicanos

Se calcula que casi 800 millones de personas viven en elevaciones de menos de cinco metros por encima del nivel del mar actual, por lo que este estudio corrobora la urgencia de implementar medidas contra la emergencia climática.

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático advirtió recientemente que, si los niveles de calentamiento global se mantienen entre 2 y 3 grados, las capas de hielo podían derretirse de forma irreversible durante miles de años hasta casi desaparecer por completo.

“Digamos que esta investigación es la confirmación del proceso de incremento de elevación del mar debido a los procesos geológicos. Cuando se retira el océano se mantienen especies que pertenecen a ese sistema y, a lo largo del tiempo, se van adaptando a las nuevas condiciones como sucedió en este caso”, explica Jorge Herrera, investigador de la Escuela Nacional de Estudios Superiores en Mérida, Yucatán, quien no participó en el estudio.

Entre sus hallazgos, los especialistas descubrieron que el bosque alberga casi 100 especies que suelen habitar climas salinos, pero se adaptaron a un ambiente de agua dulce.

Burelo y otros investigadores atribuyen el éxito de los manglares para adaptarse a este ecosistema al hecho de que el cauce del río corre a través de piedras calizas, por lo que su agua es rica en carbonato de calcio.

“Sin duda, hay más cosas que descubrir sobre cómo se han adaptado las numerosas especies de este sistema a lo largo de las diferentes condiciones ambientales durante todos esos años. Estudiar estas adaptaciones será muy importante para entender mejor las condiciones futuras en un clima cambiante”, explicó Aburto-Oropeza.

La zona del descubrimiento ha sufrido quemas y deforestaciones continuas desde 1970.
La zona del descubrimiento ha sufrido quemas y deforestaciones continuas desde 1970.Octavio Aburto / Mares Mexicanos

La necesidad de proteger la zona

Los científicos advierten sobre la importancia de que el Estado mexicano actúe para proteger la región del hallazgo, una zona que ha sufrido de quemas y deforestaciones continuas desde 1970. Además, en este momento, la construcción del Tren Maya en las cercanías es otro factor que podría afectar la preservación del ecosistema.

Convertir a esa región en una reserva o al menos un sitio Ramsar, que es un tratado intergubernamental para la conservación y el uso racional de los humedales y sus recursos, es una posibilidad planteada por los científicos que quieren seguir investigando la flora y fauna del bosque prehistórico, donde estiman que aún existen muchos hallazgos por descubrir.

Este año, México experimentó la peor sequía que se ha registrado en tres décadas: tres cuartas partes del país, es decir, 16 de los 32 estados fueron afectados en todos sus territorios. Los 60 embalses de agua más importantes del país, sobre todo en el norte y centro, llegaron a estar por debajo del 25% de su capacidad.

Carlos Burelo, al fondo, durante las labores de investigación de los manglares.
Carlos Burelo, al fondo, durante las labores de investigación de los manglares.Octavio Aburto / Mares Mexicanos

Burelo todavía recuerda cuando esa región era una jungla alta y continua, de hasta 40 metros, con una diversidad enorme de especies animales y vegetales.

Pero el plan Balancán-Tenosique, una fallida estrategia de desarrollo gubernamental impulsada en la década de 1970, quiso convertir esas tierras en el granero de México tumbando árboles y quemando largas extensiones de tierra para sembrar cultivos como frijoles, arroz, yuca y maíz.

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“Y nada de eso funcionó, solo arrasaron la selva. Yo espero que la gente vuelva a querer al río, porque viven de la pesca y solo preservando los manglares pueden continuar con esa actividad. Tú puedes destinar un área para la conservación y hacer el evento del año, pero si la gente sigue con sus malas mañas todo se pierde”, asevera Burelo.