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Conozca a Joseph Trujillo, el meteorólogo latino que traduce alertas al español y apuesta al bilingüismo para salvar vidas

Este joven dreamer lidera un grupo de investigadores que ha cambiado el lenguaje de las alertas meteorológicas en Estados Unidos. "La gente no recibe esa información en su idioma natal y eso impide que vayan a refugiarse: es la diferencia entre la vida y la muerte", explica en esta entrevista en el Mes de la Herencia Hispana.

Para el meteorólogo Joseph Trujillo la traducción va más allá de un tema lingüístico o una discusión estética porque, en su trabajo, es una cuestión de vida o muerte. Dice que transmitir con claridad los mensajes de las alertas meteorológicas a las personas que no hablan inglés, o que no lo entienden bien como le sucede a muchas personas hispanas en EE.UU., puede ser la diferencia entre ponerse a salvo o experimentar una gran tragedia.

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Trujillo formó parte de un equipo de investigadores que en marzo visitó varias localidades de Kentucky, Arkansas y Tennessee donde las comunidades fueron afectadas por los tornados de diciembre. Recuerda que escuchó tantas historias trágicas entre las personas hispanohablantes que varias veces rompió en llanto.

Joseph Trujillo, meteorólogo hispano que trabaja en la Universidad de Oklahoma y la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica.
Joseph Trujillo, meteorólogo hispano que trabaja en la Universidad de Oklahoma y la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica.Joseph Trujillo

"Muchas veces la gente no recibe esa información en su idioma natal y eso impide que vayan a refugiarse y, debo ser claro: eso es la diferencia entre la vida y la muerte. También muchas personas no quieren ir a un refugio público por su estatus migratorio o no quieren visitar el hospital porque tienen miedo de ser deportadas y eso me rompe el corazón", asevera Trujillo, de 25 años y quien actualmente es investigador de la Universidad de Oklahoma y la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por su sigla en inglés).

No poder comunicarse en el idioma nativo de las personas afectadas tiene consecuencias catastróficas"

Joseph Trujillo

Los incidentes que muestran los riesgos que corren las personas que no comprenden bien el sistema de alertas meteorológicas han sido recurrentes en los últimos años. En 2013, durante el desarrollo de un tornado en la ciudad de El Reno, Oklahoma, siete miembros de una familia guatemalteca escucharon las alertas y decidieron buscar refugio en un desagüe pluvial cercano a su hogar: los siete murieron después de que las inundaciones repentinas los arrastraron en medio de las corrientes turbias y los escombros.

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En Hazardous Weather Communication En Español: Challenges, Current Resources, and Future Practices, un ensayo publicado el año pasado, Trujillo y sus colegas citan el caso de Oklahoma como un ejemplo de los peligros que corren los inmigrantes que no entienden los mensajes de alerta porque una evaluación de la NOAA reveló que la falta de productos y recursos meteorológicos expresados ​​en español impidió que esas comunidades tomaran las medidas para salvar sus vidas.

Joseph Trujillo con su madre, durante su graduación en Texas A&M University.
Joseph Trujillo con su madre, durante su graduación en Texas A&M University. Joseph Trujillo

"A pesar del tiempo de anticipación que proporcionaron los meteorólogos, quedó claro que no importa cuán oportuno sea el pronóstico: no poder comunicarse en el idioma nativo de las personas afectadas tiene consecuencias catastróficas", dicen los expertos en el documento.

Hace tres años, Trujillo y un grupo de investigadores comenzaron a analizar las tendencias idiomáticas de las comunidades bilingües notando que muchos comunicadores y los organismos de emergencias utilizaban las categorías de riesgo en español de la NOAA, que se publicaron en 2015, pero el uso era inconsistente.

"Estamos traduciendo directamente del inglés al español, pero al ser bilingües debemos comprender que muchas veces una traducción directa no funciona. En vez de traducir una palabra, lo que debemos hacer es traducir el mensaje, y eso es lo que nos propusimos", afirma Trujillo.

Trujillo visitando una de las zonas afectadas por los huracanes en Kentucky, en marzo de 2022.
Trujillo visitando una de las zonas afectadas por los tornados en Kentucky, en marzo de 2022.NOAA

Entre tormentas y tronadas

Al investigador se le ilumina el rostro cuando explica la belleza del español, idioma que habla con la cadencia andina de su Lima natal. Un ejemplo que le gusta usar sobre las complejidades que entraña la traducción de los términos meteorológicos se centra en la palabra tormenta.

"En Estados Unidos usamos esa palabra para thunderstorm pero, por ejemplo, en Puerto Rico mucha gente usa la palabra 'tronada' para referirse al mismo fenómeno (...) puedes describir una tormenta de diferentes maneras dependiendo de dónde vienes", explica el investigador.

La riqueza del español se expresa en sus dialectos y las particularidades de cada país que hacen que sea un idioma vivo, en constante renovación debido a sus más de 590 millones de hablantes. Según las últimas cifras del censo de 2020, casi uno de cada cinco estadounidenses, 62.6 millones, son hispanos, y unos 42 millones de personas hablan español de manera nativa.

Pero esa vitalidad conlleva grandes retos al momento de traducir información de emergencia, como es el caso de las alertas meteorológicas.

Debido a eso, el equipo de Trujillo contactó a expertos lingüísticos de la Universidad Penn State que detectaron que las traducciones directas no siempre eran relevantes por los distintos dialectos de las comunidades, y diseñaron una nueva lista de categorías de riesgo que reflejan mejor el riesgo de las emergencias climáticas que ahora se expresa con los términos: mínimo, bajo, moderado, alto y extremo.

Las nuevas categorías usadas por la NOAA, que fueron propuestas por los estudios de Trujillo y sus colegas.
Las nuevas categorías usadas por la NOAA, que fueron propuestas por los estudios de Trujillo y sus colegas.NOAA

"El detalle más clave de la investigación ha sido determinar significados universales en español para lo que es una posibilidad inmediata, pero que todavía no es real, y la inmediatez (...) palabras como aviso, alerta y alarma tienen significados distintos en muchos países, sobre todo, porque nuestros amigos en Latinoamérica no experimentan los fenómenos que suceden en Estados Unidos", asevera John Lipski, lingüista y académico de la Universidad Penn State que, en plena pandemia, fue contactado por Trujillo para unirse a esta investigación. 

Con el fin de garantizar que los nuevos términos se entienden de manera universal en todos los dialectos, los investigadores hicieron una encuesta representativa en la que participaron 1,050 hispanohablantes en EE.UU. y, con base en esas respuestas, se confirmó que esas palabras transmiten mucho mejor la urgencia de las alertas, en comparación con las traducciones iniciales.

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"Encontramos formas neutrales de dialecto para poder traducir esas palabras de riesgo y lograr comunicar los mensajes de riesgo. Por primera vez el Centro Nacional de Meteorología adoptó la terminología que propusimos y, aunque seguimos adelante con estas investigaciones, eso ya es una victoria para nosotros", dice Trujillo con una amplia sonrisa.

La emergencia climática vs. los latinos

Michael Méndez, investigador de la Universidad de California, y otros expertos sostienen que, a medida que avanza el cambio climático, los inmigrantes latinos e indígenas indocumentados son particularmente vulnerables a los desastres y requieren una consideración especial en los casos de desastres naturales.

"Se ven afectados de manera desproporcionada por la discriminación racial, la explotación, las dificultades económicas, el menor dominio del inglés y el español y el miedo a la deportación en su vida cotidiana", escribe Méndez, junto con otros expertos en el ensayo The (in)visible victims of disaster: Understanding the vulnerability of undocumented Latino/a and indigenous immigrants

En esa investigación, Méndez y sus colegas analizan la respuesta del Gobierno estadounidense al incendio Thomas, un incidente sucedido en California en diciembre de 2017 y que duró más de 40 días destruyendo 1,063 estructuras, provocando apagones masivos, obligando a evacuar a más de 104,000 residentes y con daños estimados en más de 2,200 millones de dólares.

"Los esfuerzos de respuesta y recuperación de emergencia ignoraron sus necesidades. Los recursos se dirigieron a personas privilegiadas, dejando que los grupos locales de derechos de inmigrantes y justicia ambiental brindaran servicios esenciales como acceso lingüístico a información de emergencia en español y lenguas indígenas", concluye ese estudio.

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Según el Pew Research Center, alrededor de ocho de cada diez hispanos en EE.UU. (un 81 %) dicen que abordar el cambio climático global es una de sus principales preocupaciones.

Trujillo está consciente de los cambios inminentes que la emergencia climática conlleva y cómo impactará a las comunidades hispanas que cada vez más tendrán que prepararse para enfrentar eventos como huracanes, tormentas y olas de calor o frío extremo.

"Nuestro clima está cambiando cada día, y aunque a veces eso nos puede poner un poco nerviosos, creo que con la información correcta podremos seguir adelante como comunidad. Es importante entender estos fenómenos y pelear para que se aprueben las leyes que pueden garantizar un futuro más seguro", asevera.

"El cielo comenzaba a explotar"

Trujillo nació en Lima, Perú, y se ríe cuando confiesa que ama las papas a la huancaína y el pollo a la brasa. Cuando tenía 5 años de edad, su madre emigró a la ciudad estadounidense de Dallas y se lo llevó con el objetivo de darle mejores oportunidades académicas.

En su caso, el descubrimiento de una nueva cultura y su temprana fascinación por el idioma inglés le llegó a través de la voz potente de Shania Twain. Una amiga de su madre le recomendó que escuchara música country porque era más lenta y se pronunciaban bien las palabras.

"Yo solo estaba tratando de aprender las palabras, pero ni sabía lo que significaban. Así que una de mis primeras frases en inglés fue Man, I feel like a woman! Así es la vida, ¿no?", comenta mientras estalla en carcajadas.

El otro gran cambio en su infancia vino literalmente desde el firmamento. En Lima nunca llueve, así que no estaba acostumbrado a los torrenciales aguaceros texanos, además de los huracanes y otros eventos meteorológicos que jamás había presenciado.

"El cielo comenzaba a explotar y yo gritaba: '¿Por qué hay relámpagos? ¿Qué son los truenos? ¿Por qué cae granizo?'. Y todo eso me daba mucho, mucho miedo. Tanto, que me escondía debajo de la cama y mi mamá me tenía que agarrar de las orejas para sacarme", recuerda con asombro. 

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Poco a poco, Trujillo hizo el tránsito del pánico a la maravilla y desde sus primeros años en la escuela se obsesionó con la meteorología. Sin embargo, cuando estaba en secundaria tenía que hacer un trabajo sobre esa rama científica y contactó a todas las estaciones de televisión en Dallas Fort-Worth, pero nadie le contestaba.

"Solo me regresó la llamada el meteorólogo Néstor Flecha, de Telemundo Dallas, y se convirtió en mi primer mentor. Él me invitó a su estación cuando tenía 18 años ahí como de un bebito y pude aprender cómo funcionaba una estación de televisión y Telemundo y NBC que era una gran familia", explica con emoción.

Esa primera experiencia lo llevó a presentar su trabajo al Servicio Nacional de Meteorología y cree que fue un momento determinante en su vocación científica.

"Recuerdo cuando él empezó a hacer esa investigación y no entendía el proceso de buscar la data, hacer un análisis, etcétera. Y yo le decía que hay que validar los hallazgos ante expertos para que sea algo irrefutable, fue una linda experiencia y ahora me da orgullo ver que es todo un científico", explica Néstor Flecha, jefe de meteorología en el Noticiero Telemundo 39, en Dallas.

A sus 25 años, Trujillo ha recibido múltiples reconocimientos como el Award Early Career Professional Achievement, un galardón concedido por la American Meteorological Society, y otras distinciones. Sin embargo, su rostro se ensombrece cuando recuerda que todavía no puede viajar al extranjero a exponer sus descubrimientos, ni tampoco podría trabajar a tiempo completo como funcionario federal porque es dreamer.

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"La primera vez que me di cuenta de mis limitaciones fue cuando estaba en middle school y en unas vacaciones quise ir a Nueva York. Tuvimos que manejar como 24 horas en carro, y yo preguntaba por qué no nos podíamos ir en avión como todo el mundo. Luego tuve suerte porque entré al DACA y tuve mi número de seguridad social y pude trabajar y estudiar. Pero eso no es suficiente", dice con tristeza.

Al formar parte de los más de 800,000 dreamers que siguen exigiendo al Congreso una reforma migratoria que les ofrezca un camino a la ciudadanía, Trujillo recalca la importancia de su experiencia como estadounidense.

"Yo no soy alguien que trata de hacerle daño a nuestra nación. Aquí es donde crecí y aquí es donde quiero contribuir, pero hay una posibilidad de que el programa se elimine. Si mañana revocan el DACA, pierdo las oportunidades por las que he trabajado durante toda mi vida. Y eso no es justo", asevera.