Por Albinson Linares, Noticias Telemundo, y Carlos Pérez-Beltrán, NBC News
El sol intenso se posaba sobre la casa de Óscar Ramírez en Houston, Texas, donde a fines de julio la temperatura rondaba los 90 grados Fahrenheit y la sensación térmica era sofocante. Como cada verano, las cigarras cantaban con su zumbido omnipresente, pero algo había cambiado. "Se están muriendo por el calor. Se están secando, y ahí se quedan", dijo Ramírez, un trabajador hispano de 55 años que se dedica a la construcción y ha visto cómo las altas temperaturas afectan su salud.
Con la tez enrojecida, explica que en el trabajo no puede protegerse del sol inclemente de Texas porque suelen ser lugares sin techo donde los trabajadores se exponen a temperaturas de hasta tres cifras todo el día. "Incluso ha habido compañeros que se han casi desmayado por el calor. Yo sí lo ha sentido", asevera mientras bebía agua en el patio de su casa.

En julio, la Tierra experimentó los días más cálidos de los que se tiene registro (localidades texanas como Del Rio enfrentaron 18 días seguidos de temperaturas superiores a los 100 grados Fahrenheit), lo que algunos científicos creen que es una señal de que El Niño se está afianzando y aumentando las temperaturas además del calentamiento desencadenado por la crisis climática.
"Me han dado calambres en las manos y en todo el cuerpo. Dan en las piernas y en la espalda, más que nada. Pero algunos compañeros se han caído y todo", afirmó Ramírez.
El año pasado, un estudio de investigadores de la Universidad de Pennsylvania reveló que un día más de calor extremo, o con un índice de calor superior a 90 grados Fahrenheit, se asociaba a un aumento de 0.07 en la tasa de mortalidad.
"El calor es el asesino número uno relacionado con el clima en todo el mundo. Y es una presión tan omnipresente que queríamos llamar la atención sobre eso", explica Andrew Pershing, vicepresidente científico de Climate Central, una organización sin fines de lucro basada en Princeton, Nueva Jersey, que agrupa a científicos y comunicadores dedicados a informar al público y a los formuladores de políticas sobre el cambio climático y cómo afecta la vidas de las personas.
Debido a la emergencia climática, Pershing y su equipo crearon el Climate Shift Index, una herramienta que permite estimar la probabilidad de que se produzca un fenómeno meteorológico debido al cambio climático y lo clasifica en una escala que inicia en cero y termina en cinco, dependiendo de la cantidad de calor que se puede registrar en una zona.
"Todos los días, en todas partes del mundo, ejecutamos cálculos sobre el cambio climático. Y eso nos permite ponerle un número a la fuerza de la influencia del cambio climático en cada lugar del mundo", afirma el especialista en una entrevista en la sede de la organización en Nueva Jersey.
Arizona, que en julio registró más de 20 días seguidos con temperaturas de 110 grados Fahrenheit que produjeron al menos 18 muertes confirmadas, estuvo en el nivel cinco. “Se siente demasiado, pero sobrevivimos porque tenemos que salir adelante”, dijo Eduardo, un trabajador de demoliciones que vivió en carne propia la ola de calor en Phoenix.

Ayuda para el sistema de salud
En general, el índice muestra que el calor extremo es cada vez más intenso y frecuente. Según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, cada año las altas temperaturas matan a más de 600 personas en Estados Unidos: los adultos mayores, los niños muy pequeños y las personas con enfermedades crónicas son los más vulnerables.
“Lo que tratamos de hacer es conectar a la gente, analizar el tiempo que están experimentando y utilizarlo como una forma de conectarlos con la historia más amplia del cambio climático”, afirma Pershing.
También explica que Climate Central acaba de desarrollar, junto con la Universidad de Harvard, un sistema de alertas de calor que busca salvar vidas mediante una mensajería directa y automatizada con clínicas comunitarias que atienden a las zonas de bajos recursos con comunidades diversas en Estados Unidos.
"Hemos construido un montón de herramientas para extraer datos meteorológicos, especialmente en EE.UU. y nos asociamos con médicos de la Escuela de Salud Pública de Harvard para utilizar nuestro sistema con el fin de generar alertas que avisen a las clínicas de todo el país cuando el calor pueda ser peligroso y les permitan implementar sus planes para mantener a los pacientes a salvo", asevera Pershing.
La colaboración con Harvard empezó el verano pasado y ahora el sistema está en fase de prueba en 17 clínicas ―ubicadas en siete estados― con las que están trabajando para desarrollar los métodos, la información transmitida y perfeccionar los mensajes. El investigador señala que el sistema es gratuito y, para entrar, las clínicas deben contactar a Harvard que se encarga de la relación con los médicos.
Los mensajes del sistema les avisan a las clínicas sobre los pronosticos de calor para los próximos dos días y, con la información de los expertos de Harvard, hacen recomendaciones de salud para los pacientes vulnerables con el fin de que se preparen para las temperaturas extremas. Además, muchas de las herramientas que consultan los médicos están disponibles en inglés y español.
“Nos centramos en las clínicas que trabajan con algunas comunidades desfavorecidas, de bajos ingresos en todo el país, porque esas personas son mucho más vulnerables y no necesariamente van a tener aire acondicionado o alguien que los cuide”, afirma Pershing.
Nos centramos en las clínicas que trabajan con algunas comunidades desfavorecidas, de bajos ingresos en todo el país, porque esas personas son mucho más vulnerables"
Andrew Pershing, vicepresidente científico de Climate Central
En 2021, investigadores de la Universidad de California en San Diego analizaron 1,056 condados y concluyeron que el 71% de esas zonas, con población pobre y mayoritariamente negra, hispana y asiática, eran hasta 7 grados Fahrenheit más cálidas en comparación con los barrios más ricos durante los meses de verano.
Según un estudio de Brookings Institution, aproximadamente uno de cada diez hogares estadounidenses no tiene aire acondicionado, una disparidad que se agrava en el caso de los grupos marginados.
Lucy Molina, una madre soltera que vive en Commerce City, una de las zonas más pobres de Denver, dijo que su casa ha llegado a alcanzar los 107ºF sin aire acondicionado.
“Si no ves esta ola de calor como una emergencia apocalíptica, no sé en qué planeta estás viviendo, pero no es la Tierra porque esto está en llamas”, afirmó Molina en una entrevista con The Associated Press a fines de julio.
Aunque se han destinado miles de millones de fondos federales para subvencionar los costos de los servicios públicos y la instalación de sistemas de aire acondicionado, expertos afirman que a menudo sólo ayudan a una parte de las familias más vulnerables y algunas compañías que venden aires acondicionados siguen exigiendo altos pagos iniciales. La instalación de un sistema centralizado de calefacción y aire frío puede costar unos 25,000 dólares.
"Tres aires tuvimos que instalar y eso es más luz, es más power el que se gasta", explica Rodríguez, a quien también le preocupa el costo de la energía, al punto de que casi no usa el aire acondicionado. "Todo el día están apagados", dice con desaliento.
"Salvaremos vidas"
La Clínica San José, en Houston, Texas, forma parte del primer grupo de centros de salud que ha adoptado el sistema de alertas desarrollado por Climate Central y Harvard. Desde hace un siglo, la clínica ofrece sus servicios de manera gratuita y atiende a una comunidad diversa, mayoritariamente hispana, enfocándose en atender a pacientes sin seguro.
"Solicitamos subvenciones y dependemos en gran medida de las donaciones de la comunidad y las oportunidades filantrópicas. Sólo tenemos unos 50 empleados, más de 70 proveedores voluntarios y unos 600 voluntarios en total", explica Adlia Ebeid, directora clínica de la institución.
Ebeid y su equipo han comprobado la utilidad del sistema de alertas de calor, porque Texas ha sido uno de los epicentros de las temperaturas calcinantes.
Solo en junio se registraron varios incidentes mortales: el 19 murió un operario de una compañía eléctrica por una enfermedad relacionada con el calor. El 20 falleció un empleado de correos de Dallas, y al día siguiente, un joven de 17 años murió tras sufrir un colapso en Amarillo. Un par de días después, un excursionista y su padrastro fallecieron en el parque nacional de Big Bend, donde las temperaturas alcanzaron los 119 grados Fahrenheit.
"El sistema nos avisa del calor extremo, de lo que ocurre en nuestra zona. Pero también nos recomienda lo que podemos hacer como administradores, lo que pueden hacer nuestros pacientes, lo que pueden hacer nuestros proveedores y nos da un kit de herramientas para obtener recursos más específicos", asevera la directora.

Ebeid destaca que el sistema hace recomendaciones sobre el componente sanitario de la carga climática, y no sólo se centra en pronosticar las temperaturas exteriores o aconsejar que la gente acuda a un un centro de refrigeración. Para ella lo más importante es que las alertas se enfocan en ciertas características de las enfermedad y lo que las personas pueden hacer para controlarlas durante los episodios de temperaturas extremas.
"Atendemos pacientes que tienen enfermedades crónicas muy complejas y, a menudo, han estado desatendidos durante mucho tiempo por falta de acceso a la atención sanitaria. Hablamos de personas que tienen diabetes, hipertensión, colesterol alto, sobrepeso, y si todo eso crea una situación muy compleja en un clima normal, al agregarle el impacto climático vemos que se traduce en más visitas a urgencias, más hospitalizaciones, y más carga financiera para el paciente", comenta.
Atendemos pacientes que tienen enfermedades crónicas muy complejas y, a menudo, han estado desatendidos durante mucho tiempo por falta de acceso a la atención sanitaria"
Adlia Ebeid, clínica san josé
Según su informe más reciente, en 2022 la clínica atendió a 3,619 personas, con un total de 30,020 visitas. Un 78% de los pacientes fueron hispanos. Ebeid dice que su trabajo requiere de una gran vocación y "no es para los débiles de corazón", y comenta que tiene un vínculo emocional con la clínica porque en varias ocasiones sus familiares consiguieron ayuda en momentos de emergencia.
"Cuando veo a estas personas, veo a mi madre, a mi tía, y me doy cuenta de que son mucho más que otro paciente que entra por nuestras puertas", explica.
Luego de su experiencia con el sistema de alertas, afirma que ha visto el impacto que tiene en las consultas médicas y cree que su uso será beneficioso debido a la emergencia climática.
"Esto nos permitirá ser más proactivos y abordar los problemas mucho antes. Así que, como mínimo, evitaremos que la gente termine en urgencias y, en última instancia, salvaremos vidas", asevera.
"El calor puede afectar todo el mundo"
Rodríguez, el trabajador hispano en Houston, es una de las personas que acude regularmente a la Clínica San José en busca de atención médica vital porque sufre de hipertensión. Como sucede con muchas personas de la población hispana en esa ciudad, no tiene seguro. Con casi 1 de cada 5 residentes sin seguro médico, Texas lidera las estadísticas del país en ese rubro, según datos de la Oficina del Censo.
La sed no para, está sudando uno y todo está caliente"
ÓScar rodríguez TRABAJADOR HISPANO
Sus condiciones de trabajo en las obras de construcción lo exponen a la intemperie desde muy temprano en la mañana, cuando inician sus tareas acarreando piedras, pegando ladrillos o instalando pisos. Aunque trata de mantenerse hidratado, además de usar sombreros y otras protecciones, ha visto cómo el calor lo afecta hasta el borde del desvanecimiento. "La sed no para, está sudando uno y todo está caliente", comenta.
Una de sus mayores preocupaciones es evitar un golpe de calor, un trastorno que surge como consecuencia de la exposición prolongada a altas temperaturas o del esfuerzo físico en esas condiciones. Según la Clínica Mayo, puede dañar rápidamente el cerebro, el corazón, los riñones y los músculos.
"El calor puede afectar todo el mundo. Especialmente a pacientes que tienen problemas crónicos como diabetes, presión alta o problemas mentales. El calor puede afectar la capacidad del cuerpo para enfriarse. También las medicinas que les damos a esas personas pueden afectar su capacidad para lidiar con el calor", explica Sara Fernández, la doctora que atiende a Rodríguez en la Clínica San José.
Ahora Fernández usa el sistema de alertas de manera habitual y ha visto los beneficios de recibir los pronósticos cuando las temperaturas sean muy altas. Explica que eso le permite ofrecerle ayuda a los pacientes con medidas especiales como puestos de hidratación y recomendaciones específicas sobre los síntomas y los medicamentos de cada caso, tomando en cuenta los efectos del calor.
[La sequía y el calor extremo preocupan a los agricultores, y apenas estamos en julio]
"El sistema también cubre los incendios forestales y huracanes que vemos en Houston, así que creo que nos ayudará a prepararnos para una serie de situaciones diferentes y será algo fácil de incorporar en nuestra práctica", afirma.
En su última consulta con Rodríguez, la doctora le dio los consejos habituales de hidratación, mantenerse en la sombra y comer alguna fruta para ayudar a su organismo durante las jornadas laborales. También le mostró en la pantalla del una computadora el sistema de alertas creado por Climate Central y Harvard.
“Han hecho este website que tiene información de qué hacer con el calor. Aquí vemos situaciones diferentes como incendios, huracanes, inundaciones”, explica en tono didáctico. “Por ejemplo, puedo ver sobre las personas que tienen problemas del corazón y las alertas están en inglés y español”, comenta.
La consulta finaliza con recomendaciones especiales en caso de golpes de calor, Rodríguez debe estar atento a su fatiga y monitorear el color de su orina: si es muy oscuro tiene que hidratarse porque el color debe ser claro. "Cuando empiece a sentir confusión o desmayo es una emergencia y hay que ir a urgencias inmediatamente", advierte Fernández.
Rodríguez dice que está muy agradecido con todo el personal de la clínica porque le han prestado ayuda vital sin cobrarle, puesto que ha pasado por dificultades económicas. “Estoy agradecidísimo, ellos me han ayudado mucho. Son muy amables”, dice con la voz rota por la emoción.
A pesar de la atención que recibe, Rodríguez cree que esta ola de calor ha sido un punto de inflexión en su vida. Dice que no quiere correr más riesgos porque todos los pronósticos aseguran que las altas temperaturas van a continuar en el futuro.
Me cambiaré de trabajo porque el calor me está afectando"
Óscar rodríguez
"Yo creo que, si no es este año será el que sigue, pero me cambiaré de trabajo porque el calor me está afectando mucho", finaliza.
Pershing, el experto de Climate Central, coincide con Rodríguez sobre el futuro sombrío que se avecina si no se modifican las emisiones de los gases de efectoinvernadero que contribuen al calentamiento global.
"Estas condiciones sólo van a empeorar. Mientras sigamos poniendo dióxido de carbono en la atmósfera, vamos a ver más olas de calor, y más intensas. Veremos que empezarán antes y durarán hasta el otoño", concluye.