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Biden aprueba el polémico megaproyecto Willow de explotación petrolífera en Alaska

El plan, que prevé tres puntos de perforación, enfrenta a legisladores estatales y ecologistas por los empleos que puede crear en la región a costa de la potencial amenaza a la biosfera.

Por Chris Megerian y Matthew Daly - The Associated Press

La Casa Blanca anunció este lunes la aprobación del megaproyecto petrolero Willow en Alaska, una de las decisiones medioambientales más importantes tomadas por el Gobierno de Joe Biden y que ha sido condenada por los ecologistas, quienes aseguran que va en contra de las promesas del presidente demócrata.

El anuncio se produce un día después de que, en un gran paso hacia la conservación del medioambiente, la Administración Biden dijera que vetará o limitará las perforaciones en otras zonas de Alaska y el océano Ártico.

Fotografía aérea de 2019 proporcionada por la petrolera ConocoPhillips de un campamento de perforación exploratoria en el sitio propuesto para el proyecto petrolero Willow en North Slope, Alaska.
Fotografía aérea de 2019 proporcionada por la petrolera ConocoPhillips de un campamento de perforación para el proyecto Willow.ConocoPhillips vía AP

El proyecto Willow permitirá inicialmente tres perforaciones que, según su promotor, ConocoPhillips, incluyen unos 219 pozos. Una cuarta perforación propuesta fue denegada. La petrolera, con sede en Houston (Texas), renunciará además a los derechos sobre 68,000 acres de arrendamientos en la Reserva Nacional de Petróleo-Alaska.

Activistas medioambientales han protestado tras conocer el anuncio y aseguran que la aprobación del proyecto pone en peligro el legado climático del mandatario y rompe su promesa de campaña de detener nuevas perforaciones petroleras en tierras públicas.

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Willow puede producir hasta 180,000 barriles al día, crear hasta 2,500 puestos de trabajo durante la construcción y 300 a largo plazo, y generar miles de millones de dólares en ingresos fiscales para las administraciones federal, estatal y local, según la empresa.

Cuenta además con el apoyo de legisladores estatales, sindicatos locales y comunidades indígenas de Alaska, que han presionado a Biden para que lo respalde. El senador Dan Sullivan, republicano por Alaska, describió a Willow como “uno de los mayores y más importantes proyectos de desarrollo de la historia del estado”.

Los ecologistas, en cambio, han promovido una campaña bajo el título #StopWillow en las redes sociales, tratando de recordar a Biden sus promesas de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que calientan el planeta y promover energías limpias.

Christy Goldfuss, exfuncionaria del Gobierno del demócrata Barack Obama (del que Biden era vicepresidente) y ahora jefa de políticas en el Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales dijo estar "profundamente decepcionada" por la decisión, que, según estima, generará emisiones de gases de efecto invernadero equivalentes a las de más de un millón de hogares.

“Esta decisión es mala para el clima, mala para el medioambiente y mala para las comunidades nativas de Alaska que se oponen a esto y sienten que sus voces no fueron escuchadas”, dijo Goldfuss.

Anticipándose a esa reacción entre los grupos ecologistas, la Casa Blanca anunció el domingo la prohibición de perforar en casi tres millones de acres del océano Ártico e imponer nuevas protecciones en la reserva petrolera. La retirada de la zona en alta mar garantiza que el importante hábitat de ballenas, focas, osos polares y otros animales salvajes “quedará protegido a perpetuidad del desarrollo extractivo’’, señaló el Gobierno en un comunicado.

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En febrero, la Oficina de Ordenación del Territorio presentó, en el marco de un estudio medioambiental, una opción de explotación de Willow que preveía hasta tres perforaciones iniciales. Los senadores republicanos por Alaska advirtieron de que cualquier limitación adicional podría acabar con el proyecto y hacerlo antieconómico.

La delegación bipartidista de Alaska en el Congreso se reunió con Biden y sus asesores a principios de marzo para defender el proyecto, mientras que los grupos ecologistas se opusieron e instaron a los opositores a presionar a la Administración.

La alcaldesa de la ciudad de Nuiqsut, Rosemary Ahtuangaruak, cuya comunidad, de unos 525 habitantes, es la más cercana al proyecto, ha manifestado su oposición, preocupada por el impacto sobre los caribús y el estilo de vida de subsistencia de sus habitantes. El Consejo Tribal Naqsragmiut, otra comunidad de la vertiente norte, también expresó su preocupación por el proyecto.

Pero existe un "consenso mayoritario" en la región del North Slope a favor del proyecto, según Nagruk Harcharek, presidente del grupo Voice of the Arctic Iñupiat, entre cuyos miembros hay dirigentes de gran parte de esa región.