Por Jo Yurcaba - NBC News
Rachel González ha ido al Capitolio de Texas al menos una docena de veces desde 2017, cuando se posicionó contra un proyecto de ley que habría prohibido a su hija transgénero de entonces 6 años, Libby, usar el baño de las niñas.
Ese proyecto de ley se vino abajo en 2017, pero la lucha no se ha detenido. Desde enero, Texas ha puesto sobre la mesa 52 proyectos de ley que apuntan a las personas trans, particularmente a los jóvenes, según Equality Texas, un grupo de defensa del colectivo LGBTQ en el estado.
Los padres como González y los defensores han logrado tirar abajo todos los proyectos de ley hasta ahora. Pero la semana pasada, durante una tercera sesión legislativa especial, el Senado de Texas aprobó un proyecto de ley que prohibiría a los estudiantes atletas transgénero de las escuelas públicas competir en equipos deportivos escolares que se alineen con su identidad de género, en contraposición a su sexo asignado al nacer.
Los senadores estatales Bob Hall y Charles Perry, ambos republicanos, también volvieron a presentar la semana pasada proyectos de ley que prohibirían a los proveedores de atención sanitaria proporcionar a los niños trans una atención sanitaria de afirmación de género -incluida la terapia- y que podrían acusar a los padres y a los médicos de abuso infantil si proporcionan dicha atención a los niños trans.
González dejó claro que seguirá luchando contra esos proyectos de ley, pero añadió que está tan agotada por los últimos nueve meses que no se siente una activista eficaz.
“Bromeo, pero no es realmente una broma, que definitivamente he perdido años de mi vida por esta batalla: la cantidad de estrés, la manifestación física de ese estrés y la angustia mental”, señaló.
“Se trata de negociar mis propios sentimientos para asegurar a mi hija que va a estar bien. Pero me aterra no saber si va a estar bien, y no sólo para ella, sino para otros niños de todo el estado, jóvenes que no pueden estar en la calle con seguridad”, agregó.
La situación le ha pasado factura mental y física y otros padres y activistas del estado aseguran que están pasando por lo mismo. Pero señalan no van a dejar de hacerlo, porque lo hacen por sus hijos, aunque necesitan más ayuda.
"Tardo horas en dormirme"
Los partidarios de las prohibiciones a los atletas trans en Texas dicen que intentan proteger la equidad en el deporte femenino, aunque -como la mayoría de los partidarios de proyectos de ley similares- no han podido aportar ningún ejemplo en su estado de chicas trans que pongan en peligro la equidad, según los defensores del colectivo LGBTQ.
Los defensores de la prohibición de los cuidados de afirmación del género, como los bloqueadores de la pubertad, dicen que estos cuidados son “experimentales” y que los niños son demasiado jóvenes para recibirlos.
Sin embargo, los expertos médicos que proporcionan atención de afirmación del género dicen que está apoyada por todas las organizaciones médicas importantes, como la Asociación Médica Americana, la Academia Americana de Pediatría y la Asociación Psicológica Americana.
Algunos de estos grupos señalan que la atención de afirmación del género está respaldada por décadas de investigación y se ha utilizado para tratar a niños cisgénero que experimentan una pubertad precoz, por ejemplo.
Padres como González han estado luchando sin descanso contra los proyectos de ley porque dicen que las propuestas, se aprueben o no, tienen un efecto devastador en los jóvenes trans del estado — especialmente los jóvenes que ayudan a abogar contra ellos.
Libby, la hija de 11 años de González, que es transgénero, dijo que los proyectos de ley anti-trans reintroducidos por los senadores estatales republicanos la hacen “sentir realmente asustada y como si estuvieran tratando de dañarme de maneras muy terribles”.
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Se convirtió en activista por primera vez a los 6 años, cuando los conservadores del estado intentaron aprobar un proyecto de ley que le habría prohibido utilizar el baño de las niñas. Libby dijo que ser defensora es importante para ella porque si no lo fuera, “me sentiría muy herida, y la gente no me escucharía”.
“Es muy agotador”, dijo. “A veces tardo horas en dormirme sólo porque estoy muy asustada por estos proyectos de ley específicos”, añadió.
Rebekah Bryant, que vive en Houston y ha ido al Capitolio seis veces este año para protestar contra los proyectos de ley, dijo que también han afectado a su hija trans de 8 años, Sunny.
Sunny ha testificado contra los proyectos de ley de deportes en dos ocasiones, en julio y agosto. La primera le dijo a la comisión del Senado que le gusta el béisbol, el fútbol, el tenis y la gimnasia, y que a ninguno de sus compañeros de equipo le importaba que fuera trans.
“Llevo tres años con los mismos compañeros, y ninguno de ellos sabía que era trans hasta este año”, dijo. “Cuando mi madre tuvo que hablar en el Capitolio, me quisieron igual, porque a los niños de mi edad no les importan esas cosas. A los niños les importa lo que hay en tu corazón”, declaró.
“Solo las personas mayores no pueden verlo”, añadió, con una sonrisa. Los miembros del comité, incluidos los republicanos, se rieron, según Bryant.
La segunda vez que testificó, Sunny no subió al podio -que era más alto que ella- hasta la 1 de la madrugada. Después, cuando ella y su madre volvieron a su habitación de hotel, Sunny se sentó en la cama y empezó a llorar.
“Dijo: ‘¿Por qué no le gusto a tanta gente?’”. recordó Bryant. “Y esa es la primera vez que ella expresó su dolor sobre esto. Yo estaba agotado y le dije: ‘Mira, hay mucha más gente que te quiere. Hay muchas más personas en el mundo que están de tu lado que las que no lo están. Esas son las que están al margen", señaló.
Sunny desarrolló ansiedad después. Aunque ha ido desapareciendo poco a poco, Bryant no ha vuelto a llevar a la menor al Capitolio.
Los activistas dicen que la retórica utilizada en los proyectos de ley también ha tenido un efecto negativo en la salud mental de los jóvenes transgénero -así como de las lesbianas, los gays, los bisexuales y los queer- en todo el estado.
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Por ejemplo, entre el 1 de enero y el 30 de agosto, las llamadas de crisis de jóvenes LGBTQ en Texas aumentaron un 150% en comparación con el mismo período del año pasado, según los datos compartidos la semana pasada por The Trevor Project, una organización de prevención de suicidios y de intervención en crisis para jóvenes LGBTQ. Alrededor de 4,000, o el 36% de todos las llamadas de Texas fueron de jóvenes transgénero o no binarios.
The Trevor Project añadió que, aunque el volumen de estas llamadas “no puede atribuirse a ningún factor (o proyecto de ley)”, un análisis cualitativo de reveló que “los jóvenes transgénero y no binarios de Texas han declarado directamente que se sienten estresados, se autolesionan y consideran el suicidio debido a las leyes anti-LGBTQ que se debaten en su estado”.
La Trans Lifeline, la primera línea telefónica de crisis para transexuales del país, también tuvo aumento del 72% de las llamadas procedentes de Texas en mayo -cuando los legisladores del estado consideraron por primera vez una docena de proyectos de ley anti-trans- en comparación con mayo de 2020, según los datos compartidos con NBC News, cadena hermana de Noticias Telemundo. En julio, cuando se reconsideró la legislación, Trans Lifeline tuvo aumento del 19% de llamadas procedentes de Texas.
Adri Pérez, estratega política y activista por la igualdad LGBTQ en la Unión Americana de Libertades Civiles de Texas, dijo que no está claro si la prohibición de los atletas trans de Texas se aprobará en la Cámara de Representantes y se convertirá en ley y que su aprobación “no debería ser el punto focal".
“La cuestión más amplia, creo, es que fuera del estado de Texas hay mucha desinformación sobre las personas transgénero y los jóvenes transgénero, específicamente”, opinó Pérez. “El trabajo no está necesariamente dentro de la Legislatura de Texas; está fuera de ella.
Y lo que estamos haciendo para ayudar a humanizar a las personas trans y a los jóvenes trans a aquellos que nunca han conocido a una persona trans o a un chico trans, eso sería el cortafuegos más eficaz para estos proyectos de ley. Es no dejar que esa desinformación se imponga en absoluto”.
El hecho de que alguien conozca a una persona transgénero puede influir significativamente en su opinión sobre leyes como la prohibición de los atletas trans, según una encuesta publicada el jueves por el Instituto de Investigación de Religión Pública, una organización sin ánimo de lucro.
Una ligera mayoría de los estadounidenses que conocen a una persona transgénero (52%), en comparación con un tercio de los estadounidenses que no conocen a nadie que sea transgénero (33%), creen que se debería permitir a una chica transgénero competir en los deportes de la escuela secundaria con estudiantes femeninas cisgénero.
El PRRI también señaló que el apoyo a las personas trans que participan en los deportes ha disminuido desde 2018. Alrededor de un tercio, o el 36%, de los estadounidenses creen que a las chicas trans se les debería permitir participar en deportes con sus compañeros cisgénero, en comparación con el 50% en 2018.
Tensión física, mental y financiera
Las últimas sesiones legislativas de Texas también han sido especialmente difíciles para los padres defensores de los transexuales.
Este es el primer año en el que Bryant se ha vuelto más activa y le ha supuesto un coste emocional y financiero para su familia. Tiene que ausentarse del trabajo para viajar al Capitolio, que está a unas 3 horas y media en coche, y que a menudo tiene que reservar una habitación de hotel. Ha gastado cerca de 3,000 dólares en ir y venir al Capitolio solo este año.
"Es tan agotador, porque no es sólo sentarse y esperar, sino sentarse y escuchar a la gente mentir sobre ti y tu familia - gente que nunca ha conocido a una persona trans en su vida y realmente no hecho transitado nuestro camino", dijo.
Recientemente, muchos padres y activistas se han topado con “un muro”, señaló Linzy Foster, que es de Austin y ha ido al Capitolio una docena de veces este año para defender a su hija trans de 7 años.
“La población, que por lo general se presenta y lucha por estas cosas, se está cansando. Hay muchas cosas que luchar ahora. Empezamos a sentirnos cada vez más solos”, señaló.
Muchos de los activistas describieron su presencia en el Capitolio como algo traumático. Annaleise Cothron, cuya hija de 8 años es no binaria, dijo que un día fue al Capitolio y los partidarios de los proyectos de ley antitrans llamaron a su hija “bicho raro” y “asquerosa”.
“Aunque nunca le diría eso a mi hijo, el mero hecho de oírlo de otra persona es realmente agotador desde el punto de vista emocional, y mi hijo no se merece eso”, afirmó.
“La gente tiene que entender que ese es el nivel de vitriolo al que nos enfrentamos simplemente yendo al Capitolio para decir: ‘Por favor, déjennos en paz. Por favor, dejen en paz a nuestra comunidad’. No se trata de política: se trata de seres humanos”.
Más que deportes
Aunque los padres y los defensores creen que los niños trans tienen derecho a jugar en los equipos deportivos que corresponden a su identidad de género, dijeron que su defensa va más allá de los deportes.
“Solo la conversación de si mi hijo debe existir o no en los deportes de la escuela pública y si otros niños deben intimidarlos por lo que son — esa es la conversación que este cuerpo legislativo está invitando a través de estos proyectos de ley”, dijo Cothron.
Los otros proyectos de ley que los republicanos han reintroducido o planean reintroducir podrían acusarla de abuso infantil por proporcionar a su hijo el acceso a la atención de afirmación de género demuestran que la conversación se trata de algo más que la equidad en los deportes.
“Se trata de un debate más amplio sobre si un niño transgénero debe existir o no en Texas y tener acceso a los servicios públicos”, recordó.
Por ahora, los padres se apoyan mutuamente.
“La única razón por la que estoy bien, para ser honesta, es porque en todo esto he conocido a estas personas increíbles en esta comunidad y nos apoyamos los unos a los otros”, dijo Foster.
“Tenemos momentos de frivolidad pese al trauma al que nos enfrentamos cuando estamos en el Capitolio, siendo capaces de hacernos reír unos a otros, sabiendo que te quieren, sabiendo que te apoyan. Eso es lo único que me hace seguir adelante”, concluyó.