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La probabilidad de un terremoto destructivo en California en el próximo año se ha multiplicado por tres... o por 100, según un estudio

Algo ocurrió hace unos meses en el desierto de Mojave que ha triplicado la posibilidad de que se rompa la falla de San Andrés, sobre la que se erigen Los Ángeles y San Francisco. Y la probabilidad en otra falla se ha multiplicado por 100.

California lleva décadas temiendo el Big One, un terremoto destructivo que pueda causar miles de muertos y arrasar San Francisco o Los Ángeles. En la memoria histórica queda el temblor que derrumbó la mayor parte de esa primera ciudad en 1906 por un ajuste de la falla de San Andrés.

Es imposible predecir los sismos, pero los geólogos sí pueden calcular la tensión de las placas tectónicas cuyo roce los producen: un nuevo estudio conocido esta semana ha multiplicado por tres la probabilidad de un temblor en esa falla en los próximos 12 meses, y hasta por 100 las posibilidades en otra cerca de Los Ángeles.

Hace poco más de un año, el 4 de julio de 2019, un terremoto de magnitud 6.4 en la escala de Richter sacudió el sur de California, con epicentro en el desierto de Mojave, y causó daños y algún herido en la ciudad de Ridgecrest, a 113 millas de Los Ángeles.

Ese temblor, en lugar de liberar energía acumulada en las placas, fue lo que ahora provoca que aumenten las posibilidades de un gran terremoto, según el citado estudio publicado este lunes en el Bulletin of the Seismological Society of America.

La estimación para los próximos 12 meses es ahora de un 2.3% de posibilidades de un terremoto de magnitud 7.5 o mayor en la falla de Garlock, que va de este a oeste, en el límite norte del desierto de Mojave, a unas 230 millas de Los Ángeles.

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Puede parecer una cifra menor, pero las probabilidades hace un año eran de 0.023%, o lo que es lo mismo, 100 veces menores, según el estudio.

Para la falla de San Andrés, la proyección es de un 1.15%, el triple del porcentaje pronosticado hace un año. Esta falla tectónica recorre el estado de California de forma paralela a la costa y sobre ella se erigen las ciudades de San Francisco, Los Ángeles y San Bernardino, entre muchas otras.

Una parte de California, al oeste de la falla de San Andreas (de 800 millas de longitud), se mueve constantemente hacia el noroeste, hacia Alaska, mientras la otra parte se dirige hacia México.

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Ambas fallas están directamente relacionadas, según Ross Stein, coautor del estudio y director ejectivo de la compañía Temblor, que se dedica a modelar catástrofes y ha desarrollado aplicaciones de alerta para celulares.

"Se puede pensar que el terremoto de Ridgecrest está tan lejos de Los Ángeles que es casi inofensivo. Pero el problema es que ese sismo dejó a la falla de Garlock al borde de la ruptura. Si esa falla se rompe y llega a unas 25 millas de la falla de San Andrés, entonces diría que hay un 50% de probabilidades de que San Andrés también se rompa inmediatamente", explicó Stein al diario Los Angeles Times.

Según Stein, sismólogo emérito del Servicio Geológico de Estados Unidos y profesor adjunto de Geofísica en la Universidad de Stanford, podría ocurrir también que la falla de San Andrés no se rompiera, aunque eso mantendría a Los Ángeles bajo la amenaza de un gran sismo por meses o incluso décadas. 

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"En cierta medida, si la falla se rompe de una vez, la vida es más simple. Está hecho. Pero si no lo hace, si queda al borde de romper - y muchas fallas se quedan así - entonces eso pondría a la ciudad en una situación realmente complicada", afirma.

Durante años, diversos estudios han intentado predecir la probabilidad del próximo gran sismo de California.

Algunos advierten que la costa del estado se hundiría en segundos, mientras que otras simulaciones aseguran que podrían morir 800 personas, más de 18,000 resultar heridas y cerca de 400,000 perder sus hogares.

Cada año se producen más de 230 temblores de magnitud entre 3 y 4 en California y Nevada, según los datos oficiales de los últimos tres años. En enero de 2020, una serie de sismos asustó a los habitantes en el área de Los Ángeles, y también se sintieron en San Francisco.

Desde el terremoto de 1906 en San Francisco sólo se han contabilizado cuatro temblores de magnitud 6 o superior en el área de la bahía, incluido el de 1989 en Loma Prieta.

Con información de Los Ángeles Times

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