El Gobierno que preside Donald Trump ha dado instrucciones a la Patrulla Fronteriza para que centre sus esfuerzos en los inmigrantes que hablan español para deportarlos rápidamente a México en virtud del nuevo acuerdo que obliga a los solicitantes de asilo a esperar el resultado de su caso en el país vecino.
Estados Unidos comenzó en enero a devolver a México a los inmigrantes centroamericanos que solicitaban asilo en los puertos fronterizos. El Gobierno que preside Andrés Manuel López Obrador se comprometió a otorgarles un visado humanitaria para que pudieran vivir y residir en México hasta conocer si eran aceptados o no en Estados Unidos, una espera que puede alargarse años.
Este programa se aplicó inicialmente sólo a aquellos inmigrantes que solicitan asilo en los puertos fronterizos, pero el Gobierno estadounidense lo amplió el pasado viernes a aquellos que cruzaron ilegalmente, según los documentos de la Patrulla Fronteriza en San Diego (California) a los que ha tenido acceso la agencia de noticias The Associated Press.
Se da instrucciones para no devolver a México a las mujeres embarazadas, los miembros del colectivo LGTB, y las personas con problemas médicos. En un principio México aseguró que no aceptaría a menores de edad, pero la semana pasada informó que, entre los 112 regresados hasta entonces, 25 lo eran. Quedarían eso sí excluidos aquellos que viajan solos.
Entre los inmigrantes interceptados tras cruzar ilegalmente, Estados Unidos está devolviendo por ahora sólo a los mayores de edad que llegan solos, pero no a las familias, aunque está negociando con las autoridades mexicanas para incluirlas.
El Gobierno estadounidense anunció la semana pasada la expansión de este programa, puesto que por ahora no son devueltos más de 20 inmigrantes al día y sólo de San Diego a Tijuana. En los próximos días se ampliará a otras ciudades fronterizas, según anunciaron las autoridades migratorias.
La Patrulla Fronteriza capturó a casi 400.000 indocumentados que trataban de entrar en Estados Unidos ilegalmente entre octubre de 2017 y septiembre de 2018, de las que 50.000 eran menores de edad viajando solos. Sólo en febrero, interceptó a 66.450, un record que ha llevado a la Patrulla “al borde de la ruptura” por exceso de trabajo.
Ahora esta agencia federal está “bajo presión”, según los citados documentos, para devolver a México el máximo número de inmigrantes posible.